Tuesday, March 13, 2018

CARLOS EDUARDO ZAVALETA RIVERA (Por Teodoro J. Morales)


CARLOS EDUARDO ZAVALETA RIVERA

Por Teodoro J. Morales


No necesariamente hay que nacer en un lugar, para sentirse parte de su suerte. En el Proceso Cultural de Tarma, por ejemplo, tenemos la presencia de Eusebio Bedoya, Nepthali García, Adolfo Vienrich De la Canal; Federico Philipps, Francisco Flores Chinarro Guerrero, Alberto Rivera y de Piérola; Eleodoro Vargas Vicuña; ellos, no nacieron en la ciudad de Tarma, pero vivieron y trabajaron en ella para hacer su grandeza cultural; igual, Carlos Eduardo Zavaleta Rivera, en su adolescencia, llegó a la ciudad de Tarma y vivió en ella, y estudió en el Colegio Nacional “Mariscal Castilla”, hoy “San Ramón”.
Carlos Eduardo Zavaleta Rivera, nació en Caraz (Ancash) un 7 de Marzo de 1928. Hijo de David Zavaleta Bernuy y de Rosalinda Rivera. Estudio las primeras letras en Yungay, para continuarlas en la ciudad de Tarma; concluyendo su secundaría en el Colegio Guadalupe de Lima. Luego estudio en la Universidad Mayor de “San Marcos”, en la que se graduó con dos tesis: con la primera opto el Grado de Bachiller, y con la segunda la de Doctor.
Para los que no compartieron vivencias con Carlos Eduardo Zavaleta Rivera; o los que, no se acercaron al trabajo literario de este escritor, quizá sea un desconocido, y acaso no sientan la misma emoción de los que de una u otra forma llegamos al espíritu y al corazón del trabajo literario de  este peruano.
Carlos Eduardo Zavaleta, alcanzó una realización que lo presenta como uno de los intelectuales más representativos del país. Su obra y quehacer, en el ámbito cultural, es múltiple (escritor, novelista, cuentista, crítico, periodista, docente universsitario, diplomático). Hizo importantes aportes a la Cultura. Hizo un estudio importante sobre la obra literaria de William Faulkner. Tradujo la obra completa en poesía de James Joyce.
Carlos Eduardo Zavaleta, fue premiado en los Juegos Florales Universitarios de 1948; luego, se hizo merecedor al Premio de Fomento a la Cultura “Ricardo Palma” en los años 1952 y 1960, y el Premio “Manuel González Prada” en 1959. En 1983, la Municipalidad de  Lima, le otorgó el primer  premio en el género de novela, por “Un joven, una sombra”, publicado en 1992.
Este escritor es autor de muchos libros, entre ellos: “El Cínico” (1948), “La Batalla” (1954), “Los Ingar” ((1955); “El Cristo Villenas” (Mexico-1956), “Manos Violentas” (1958), “Vestido de Luto” (l961); “Muchas Caras del Amor” (1966), “Juana la Campa se Vengara” (1970), “Evelyn llamó de Madrugada” (1982); “Una Nueva Era” (1985), “La Boca del Lobo” (1986), “Niebla Cerrada” (l970); “Un día en muchas partes del Mundo” (1979), “Los Aprendices” (Novela-1974), “Abismos sin jardines” (Cuentos- 1999); “Cuentos Completos” ( 2 volúmenes -1997), “Pálido pero Sereno” (Novela-1997); “El Precio de la Aurora” (Novela-1997), “El Gozo de las Letras” (Ensayos-1997); “Contraste de Figuras” (Relatos-1998); “El Fuego y la Rutina”, “La Marea del Tiempo”; “Retratos Turbios”; “Pueblo Azul”; “Un Mundo de Guerra”, “Unas Cuantas Ilusiones”; es posible que existan otras, espero conocerlas para tener una visión completa de la obra literaria de  este escritor.
En textos como “El Suelo es una Flor”, recoge sus vivencias en Tarma, se refiere a una costumbre tradicional muy propia de esta parte del Perú: La Semana Santa, con sus Arcos y Alfombras.
Carlos Orihuela, indica que: la permanencia de Zavaleta en Tarma hizo que se identificará con esta idiosincrasia, lo que “ha sido para él un camino hacia la originalidad literaria, el tener que partir de la realidad tarmeña para lograr una narrativa indigenista en la nueva dimensión social y etnológica del Perú próximo a transformarse”; con el que “Ha procurado dotar a la literatura nacional de una perspectiva histórica”. Esta apreciación fue ratificada por otras valoraciones críticas, incluso se llegó a considerar a “Juana la Campa se Vengara”, como un texto excepcional.
La obra literaria de Carlos Eduardo Zavaleta, ha merecido de la crítica términos elogiosos. Se le considera como un narrador neoindigenista, que “sabe conjugar la nueva técnica narrativa, a la búsqueda de los enigmáticos repliegues anímicos del alma nativa; lo cual comporta la introducción de una útil variante en el indigenismo tradicional”.
Para Castro Arenas “su primera novela lo muestra explorando confusos problemas interiores. También se ha dicho que en “Los Ingar” y “El Cristo Villenas” se encuentra dibujando espirales narrativas que dislocan la secuencia narrativa tradicional en su asedio febril para explicar que ocultos resortes interiores impulsan a los hombres ensimismados del Ande”.
Carlos Milla Batres, por su parte, hace notar que Zavaleta introdujo nuevas técnicas de composición y eligió, en vez del tema indigenista dominante, el del mestizaje cultural, y amplió el espacio interior sicológico del personaje”, y que “sus cuentos evolucionan desde la retórica lírica y emotiva hasta el contrapunto subjetivo-objetivo, teniendo como trasfondo las dramáticas carencias de la sociedad peruana, sobre todo la injusticia social.
Carlos Eduardo Zavaleta, nunca se desvinculo de la familia tarmeña, siempre estuvo pendiente del trabajo cultural en Tarma, tanto que en 1972 en un Mensaje a la Asociación de Artistas Aficionados, insta a “Que (esta Institución) prosiga sus esfuerzos hacia la expresión artística, a pesar de todas las dificultades, de todas las incomprensiones, de toda la pobreza material que rodea por lo general en el Perú a las obras de creación; pero con la seguridad de que los auténticos artistas servirán tarde o temprano a las esperanzas más `profundas y limpias de nuestro pueblo, y contribuirán a derrumbar la injusticia y la ignorancia de las clases explotadas”. Esas palabras, son muy significativas; encierran todo un compromiso del escritor en cuanto a la realización social de los pueblos. Habla de las dificultades y la incomprensión con las que se enfrenta un escritor en el Perú, de eso somos conscientes, durante los años de trabajo cultural que realizamos en Tarma nos hemos enfrentado a realidades como aquellas. Nada ha sido fácil, y no lo es. Espero que llegue el día en el que la mezquindad de algunos, deje de ser tales, y se entienda que la responsabilidad de la realización cultural en nuestros pueblos, es de todos y no la de unos cuantos.


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