CARLOS EDUARDO ZAVALETA RIVERA
Por Teodoro J. Morales
No necesariamente hay que nacer en un lugar, para
sentirse parte de su suerte. En el Proceso Cultural de Tarma, por ejemplo,
tenemos la presencia de Eusebio Bedoya, Nepthali García, Adolfo Vienrich De la
Canal; Federico Philipps, Francisco Flores Chinarro Guerrero, Alberto Rivera y
de Piérola; Eleodoro Vargas Vicuña; ellos, no nacieron en la ciudad de Tarma,
pero vivieron y trabajaron en ella para hacer su grandeza cultural; igual,
Carlos Eduardo Zavaleta Rivera, en su adolescencia, llegó a la ciudad de Tarma
y vivió en ella, y estudió en el Colegio Nacional “Mariscal Castilla”, hoy “San
Ramón”.
Carlos Eduardo Zavaleta Rivera, nació en Caraz
(Ancash) un 7 de Marzo de 1928. Hijo de David Zavaleta Bernuy y de Rosalinda
Rivera. Estudio las primeras letras en Yungay, para continuarlas en la ciudad
de Tarma; concluyendo su secundaría en el Colegio Guadalupe de Lima. Luego
estudio en la Universidad Mayor de “San Marcos”, en la que se graduó con dos
tesis: con la primera opto el Grado de Bachiller, y con la segunda la de
Doctor.
Para los que no compartieron vivencias con Carlos
Eduardo Zavaleta Rivera; o los que, no se acercaron al trabajo literario de
este escritor, quizá sea un desconocido, y acaso no sientan la misma emoción de
los que de una u otra forma llegamos al espíritu y al corazón del trabajo
literario de este peruano.
Carlos Eduardo Zavaleta, alcanzó una realización que
lo presenta como uno de los intelectuales más representativos del país. Su obra
y quehacer, en el ámbito cultural, es múltiple (escritor, novelista, cuentista,
crítico, periodista, docente universsitario, diplomático). Hizo importantes
aportes a la Cultura. Hizo un estudio importante sobre la obra literaria de
William Faulkner. Tradujo la obra completa en poesía de James Joyce.
Carlos Eduardo Zavaleta, fue premiado en los Juegos
Florales Universitarios de 1948; luego, se hizo merecedor al Premio de Fomento
a la Cultura “Ricardo Palma” en los años 1952 y 1960, y el Premio “Manuel
González Prada” en 1959. En 1983, la Municipalidad de Lima, le otorgó el primer premio en el género de novela, por “Un joven,
una sombra”, publicado en 1992.
Este escritor es autor de muchos libros, entre
ellos: “El Cínico” (1948), “La Batalla” (1954), “Los Ingar” ((1955); “El Cristo Villenas” (Mexico-1956), “Manos Violentas” (1958), “Vestido de Luto” (l961); “Muchas Caras del Amor” (1966), “Juana la Campa se Vengara” (1970), “Evelyn llamó de Madrugada” (1982); “Una Nueva Era” (1985), “La Boca del Lobo” (1986), “Niebla Cerrada” (l970); “Un día en muchas partes del Mundo”
(1979), “Los Aprendices”
(Novela-1974), “Abismos sin jardines”
(Cuentos- 1999); “Cuentos Completos”
( 2 volúmenes -1997), “Pálido pero
Sereno” (Novela-1997); “El Precio de
la Aurora” (Novela-1997), “El Gozo
de las Letras” (Ensayos-1997);
“Contraste de Figuras” (Relatos-1998); “El Fuego y la Rutina”, “La
Marea del Tiempo”; “Retratos Turbios”;
“Pueblo Azul”; “Un Mundo de Guerra”, “Unas
Cuantas Ilusiones”; es posible que existan otras, espero conocerlas para
tener una visión completa de la obra literaria de este escritor.
En textos como “El
Suelo es una Flor”, recoge sus vivencias en Tarma, se refiere a una
costumbre tradicional muy propia de esta parte del Perú: La Semana Santa, con
sus Arcos y Alfombras.
Carlos Orihuela, indica que: la permanencia de
Zavaleta en Tarma hizo que se identificará con esta idiosincrasia, lo que “ha
sido para él un camino hacia la originalidad literaria, el tener que partir de
la realidad tarmeña para lograr una narrativa indigenista en la nueva dimensión
social y etnológica del Perú próximo a transformarse”; con el que “Ha procurado
dotar a la literatura nacional de una perspectiva histórica”. Esta apreciación
fue ratificada por otras valoraciones críticas, incluso se llegó a considerar a
“Juana la Campa se Vengara”, como un texto excepcional.
La obra literaria de Carlos Eduardo Zavaleta, ha
merecido de la crítica términos elogiosos. Se le considera como un narrador
neoindigenista, que “sabe conjugar la nueva técnica narrativa, a la búsqueda de
los enigmáticos repliegues anímicos del alma nativa; lo cual comporta la
introducción de una útil variante en el indigenismo tradicional”.
Para Castro Arenas “su primera novela lo muestra
explorando confusos problemas interiores. También se ha dicho que en “Los
Ingar” y “El Cristo Villenas” se encuentra dibujando espirales narrativas que
dislocan la secuencia narrativa tradicional en su asedio febril para explicar
que ocultos resortes interiores impulsan a los hombres ensimismados del Ande”.
Carlos Milla Batres, por su parte, hace notar que
Zavaleta introdujo nuevas técnicas de composición y eligió, en vez del tema
indigenista dominante, el del mestizaje cultural, y amplió el espacio interior
sicológico del personaje”, y que “sus cuentos evolucionan desde la retórica
lírica y emotiva hasta el contrapunto subjetivo-objetivo, teniendo como
trasfondo las dramáticas carencias de la sociedad peruana, sobre todo la injusticia
social.
Carlos Eduardo
Zavaleta, nunca se desvinculo de la familia tarmeña, siempre estuvo pendiente
del trabajo cultural en Tarma, tanto que en 1972 en un Mensaje a la Asociación de Artistas Aficionados, insta a “Que (esta
Institución) prosiga sus esfuerzos hacia la expresión artística, a pesar de
todas las dificultades, de todas las incomprensiones, de toda la pobreza
material que rodea por lo general en el Perú a las obras de creación; pero con
la seguridad de que los auténticos artistas servirán tarde o temprano a las
esperanzas más `profundas y limpias de nuestro pueblo, y contribuirán a
derrumbar la injusticia y la ignorancia de las clases explotadas”. Esas
palabras, son muy significativas; encierran todo un compromiso del escritor en
cuanto a la realización social de los pueblos. Habla de las dificultades y la
incomprensión con las que se enfrenta un escritor en el Perú, de eso somos
conscientes, durante los años de trabajo cultural que realizamos en Tarma nos
hemos enfrentado a realidades como aquellas. Nada ha sido fácil, y no lo es. Espero que llegue el día en el que la
mezquindad de algunos, deje de ser tales, y se entienda que la responsabilidad
de la realización cultural en nuestros pueblos, es de todos y no la de unos
cuantos.
No comments:
Post a Comment