LA SEMANA SANTA EN TARMA
Escribe: Teodoro J. Morales
La ciudad de Tarma,
es una ciudad eminentemente religiosa, de acendrada formación cristiana. Tiene
una tradición que se remonta a época de la Colonia. ¿En que momento nació
aquello? Los españoles posiblemente fundaron la ciudad de Tarma un 26 de Julio
de 1538, bajo la advocación de Santa Ana, su patrona.
Luego
de la Fundación de Tarma, casi de inmediato, se organizó la Evangelización de
estos territorios, encomendándose a los hijos de Domingo de Guzmán la atención
espiritual de los Taramas.
El
P. Meléndez en sus “Tesoros Verdaderos
de las Indias”, indica que en 1540 el padre Tomás de San Martín “despacho
al padre FR. Pedro de Ulloa a visitar las provincias de Canta, Bombón, Tarma, Conchucos y Huaylas hasta
hacer asiento en Huánuco”.
En
1548 los Padres Pedro de Vega y Alonso Trueno, salieron para el valle de Jauja
hasta arma, cinco años después, Tarma ya figura como “parroquia
dependiente de Jauja con cuatro frailes” (1553).
La
Semana Santa recuerda la crucifixión de Jesús. Cada pueblo cristiano, con este motivo,
dio origen a tradiciones que perviven hasta nuestros días.
Es
del caso recordar palabras de Antonio Machado, cuando dice “·Quienes nacimos en
Sevilla sabemos que la prueba regia de nuestra sevillanidad, de nuestra
autenticidad, pasa por el eje de Semana Santa” (…) “donde somos lo mejor y lo
más puro que nos da el haber nacido en esta
ciudad”. Santiago Orihuela Luque, fundado en eso, postula que “Todas las
estampas católicas de esta festividad son netamente sevillanas, imágenes,
figuras y celebraciones”. Dice igualmente, que “actualmente la ciudad de
Sevilla conmemora la Semana Santa de la misma manera como se estila aquí, conservando
sus raíces primigenias, sin que el paso de
los tiempos y las corrientes culturales le hayan mermado algo”(1).
La
ciudad de Tarma, es una de las pocas que ofrece en “Semana Santa”, estampas costumbristas casi propias, con un sello muy particular. Los Arcos y Alfombras de flores naturales, es algo, que la
distingue. Nadie aún, ha podido precisar cuando empieza esto. La ciudad de
Tarma, tiene Arcos y Alfombras de pétalos de flores naturales, las que son
confeccionadas en estas fechas, año a año, por las Comunidades
Campesinas, Barrios e Instituciones. Esta tradición al parecer se remonta
a 1600-1650. Inicialmente lo realizaban los siete barrios de la ciudad (Tarmatambo,
Huaricolca, Ninatambo, Sanyacancha, Urahuchuc, Carhuacatac y Andamarca). En
1999, se confeccionó la alfombra de pétalos de flores más larga del mundo
(3,200 m2 – ochocientos metros de largo por cuatro metros de largo), registrada
en RECORD GUINES.
La
ciudad de Tarma no “ha perdido el tesoro espiritual que heredara de sus
progenitores, y conserva incólume el caudal de sus virtudes místicas y
sociales”. Esto que pudiera calificarse de demostración de fervor religioso común
a todas las regiones del Perú, tiene en Tarma algo que la distingue y
diferencia de las demás: “la costumbre de cubrir con flores naturales varias calles de la
población los días de Semana Santa. Las alfombras de flores naturales que
tapizan las calles por donde han de pasar las sagradas imágenes de la procesión
de Semana Santa”. El refinamiento
espiritual de un pueblo se revela en estas costumbres folklóricas de hondo arraigo. No son sólo las
familias acomodadas las que participan en la ejecución de estos bellos tapices
perfumados, son también los indios comuneros de los siete barrios los que
contribuyen con su emoción ingenua en esta obra de arte” (…) “los dibujos de
mil clases: estrellas, medias-lunas, escudos de armas, pumas, círculos y cuanta
bella forma puede idear la fantasía”; donde se mezclan las flores finas y
costosa de los jardines aristocráticos con las florecillas silvestres de las
chacras aledañas a la ciudad” (Tarma de Ayer/Tarma de Hoy”. “La Voz de Tarma”.
Nº 9553. Sábado 11 Diciembre 1948, p.1).
Las
flores típicas que se usan para la confección de los Arcos, son la rima-rima (tiene dos especies: la que
lleva ese nombre de color gris amarillento, y, el para para, de color rojizo), la
chunchita (chuncho huayta); la mashua
mashua; el taulish; el shulu shulu; el marco o artemisa; la cuturrumansa;
el puchpush; la antacushma; el huarauhuay;
la retama; el ogausho; la verbena; la maucapaqui; alljupña chucun; la shogompa;
la gayucsa; la cortadera; la savia;
todas son flores silvestres. También se utiliza el penao penao; el huichiaj;
el tantar; la flor de papa; el huallpa
hualklpa; el tiamaj; gagachij; el arrayan y el ayrampo.
Las
flores cultivadas que se usan en la confección de las alfombras, son: el
clavel, la margarita, la madreselva; la rosa de la novia, la mosqueta, la
clavelina; el lirio, la dalia, el crisantemo; el ajenjo, la primavera, el
geranio; la hortensia, el pompo, la godesia; pendiente de reina, la pelargonia,
el aster; el cosmillo, el alhelí. Esto no limita en forma alguna el uso de
otras flores. Flor es flor. Toda aquella que pueda ser utilizada de seguro que
se incorporara su uso en esta costumbre que se ha hecho tradición en Tarma.
La rima-rima.
Es, según la creencia popular la flor preferida del Señor. Existe una leyenda que cuenta: que, en tiempos
que la memoria no ubica, un extraño mal atacó a los niños recién nacidos, que
impedía el desarrollo normal de las facultades del habla de aquellos; sus
madres, pidieron a Dios tuviera misericordia y se apiadara de sus hijos. El Señor
compadecido, ordenó a los Huaychaos que llevaran en sus picos granitos de rocío que recogían
de las nubes, y derramarán sobre las flores de estas plantas; y que, luego
bajaran a los llanos y comunicaran a las madres de esos niños que con ramitas
de esta flor chicotearan suavemente los labios de sus pequeños hijos, así lo
hicieron; y aquellos niños alunto comenzaron a hablar. Por eso a esa flor se le
llama rima-rima (flor que hace
hablar).
Existe
todo un ritual, la misma que se practica hasta nuestros días; al respecto: Las
madres que tienen hijos recién nacidos en el ámbito rural, toman ramitas de
rima-rima con las que chicotean los labios de sus pequeños hijos, al hacerlo
entonan la siguiente canción en quechua
(Rimay-rimallay / Niño-Guaguallay / Shimuyat-pakiranmi / Shimita-rebetakij /
Rimay rimallay / Niño-Guaguallay”). Traducción al Castellano:
(“Habla-Hablaras /*Niño-hijo mío /Que se rompa tu boquita / Que reviente tu
lengüita / Habla hablaras / Niño-hijo mío”).
¿En
que momento nace eso de los Arcos y Alfombras? Todos creen que su origen se
encuentra en Sevilla-España, es el argumento fácil que se da, pero, en verdad,
no hay que tomar las cosas a la ligera. Lo
de la Semana Santa como expresión religiosa cristiana, sin duda viene de
España; pero, lo de los Arcos y Alfombras es una expresión propia del
Perú Antiguo, costumbre que con el correr de los años se insertó a la
Semana Santa.
Garcilazo
Inca de la Vega en sus “Comentarios
Reales de los Incas”, dice: el Inca Viracocha luego e su victoria contra
los Chancas, realizó una visita a su Imperio, al entrar en Antisuyo “Hicieron
por los caminos arcos triunfales de madera, cubiertos de juncia y flores, cosa
muy usada entre los indios para grandes recibimientos; cubrieron los caminos
con flores y juncias por donde pasaba el Inca” (p.132). En “Panorama” (Revista
de Actualidad. Año I. Nº 2. Marzo 19967, P.24), se dice: “Cuando los
emperadores incas salían en sus andas de flores –una típica procesión del Tahuantinsuyo.
Al recorrer las calles del Cuzco, a su paso las ñustas deshojaban flores a
manera de alfombras, y, que las alfombras de flores de España tienen su
representante mayor en la Semana Santa de Sevilla”.
Es
posible que Tarma haya heredado de Sevilla (España), algo de esta costumbre,
pero, lo que heredamos de España, ha sufrido un mestizaje con el aporte propio
de nuestras tierras. La expresión que se tiene y se conoce en Tarma, no se
parece a la de Sevilla. Lo que ofrece nuestra ciudad actualmente, es una
expresión con sello propio, que lo
distingue ante cualquier otra expresión.
Fortunato
E. Cárdenas, dice: “A Tarma, sus barrios le sirvieron en las festividades
religiosas y en las faenas de alfombrar las calles del cuadrilátero de la Plaza
de Armas para las fiestas de Semana Santa; y, exhibir arcos de flores naturales
en dichas fiestas” (“Tarma-Palca-Chanchamayo-El
Pichis-El Río Negro”. Tarma, 1943, p.103).
El
antecedente más antiguo que se registra, en cuanto a esta costubre, quizá sea
el que da Antonio Moreno de Cáceres, quien rememorando hechos de su vida en Tarma
en 1882, dice: “Debía pasearse por las calles una procesión. Momentos antes
apareció una partida de indios muy bien
trajeados, llevando en los ponchos flores deshojadas, que arrojaban al suelo,
formando frescos tapices de diversos colores y dibujos, verdaderas obras de
arte, sin llevar ningún modelo que imitar. En seguida pasaba la procesión que
era presenciada con devota unción” (“Recuerdos
de la Campaña de la Breña”, p.42).
Como
se ha dicho los Arcos y Alfombras de Semana Santa en Tarma eran confeccionados
por las Comunidades Campesinas, y ellas son la proyección que nos legaron los
Ayllos pre-hispánicos, ejecutada por las Comunidades Campesinas; recién en el
novecientos las Instituciones y barrios de la misma ciudad empiezan a hacer las
alfombras. En conclusión la costumbre de
los Arcos y Alfombras de pétalos es algo que
viene del Perú Antiguo.
La
confección de Arcos y Alfombras en Semana Santa en Tarma, según la tradición,
tuvo todo un ritual. El Alcalde Pedaneo en las Comunidades Campesinas
notificaban a los encargados del recojo de las flores, y al hacerlo aquellos
observaban lo que la costumbre había establecido para el caso. Seis días antes
del Jueves Santo, salían los propios hasta las alturas conocidas a recoger las
flores. El día Miércoles Santo, al anochecer, estaban de retorno. Los de la
comunidad los esperaban, y los recibían en medio del jolgorio de todos.- El
Jueves y Viernes Santo, en cada barrio, se reúne las personas designadas en la
casa asignada, en el que realiza los trabajos previos. Los varones preparan los
pincos (parantes de los Arcos) y los
Arcos; las doncellas deshojan las
flores, y las madres preparan el almuerzo y la comida.
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