Monday, August 28, 2017

CARMEN OLLE: DIGNIFICACIÓN DEL SER Y LA PALABRA (Por Teodoro J. Morales)


CARMEN OLLE: DIGNIFICACIÓN DEL SER

 Y LA PALABRA

Por Teodoro J. Morales




Carmen Ollé Nava, poeta, narradora, crítica. Nació en Lima el 29 de Julio de 1947. Hija de Luis Ollé Destéfano y Carmen Rosa Nava Acevedo Estudió en la Facultad de Educación de la Universidad Mayor de San Marcos, en la especialidad de Lengua y Literatura, en 1975 obtuvo el título de Licenciada.
Es ubicada en la Generación del Setenta. Fue integrante del Movimiento vanguardista HORA ZERO.
Ejerció la docencia en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta) de 1981 a 1993. Fue directora del Centro de Documentación sobre la Mujer (Cendoc-Mujer) de 1992 a 2000. Fue directora del PEN CLUB del Perú, Presidenta de la Red de Escritoras Latinoamericanas (RELAT); y desde el 2000 Coordinadora del programa Ciudadanía y Comunicación en Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Demus), y, dirige Talleres en el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar.
Tiene publicado, los siguientes libros: “Noches de Adrenalina” (1981); “Todo Orgullo humea de Noche” (1988); “¿Por qué hacen tanto ruido?” (1992); “Las dos caras del deseo” (1994); “Pista Falsa” (1994); “La Muchacha bajo su paraguas” (2002); y, “Retrato de mujer sin familia ante una copa” (2007).
 “Noches de Adrenalina”, para Sylvia Miranda Lévano, marca  “un hito en la poesía peruana escrita por mujeres en los años 80 tanto por su osadía como por la seguridad de su palabra y de su propuesta. La obra dio paso a una corriente de poesía femenina que se define en contraposición a los valores machistas de la sociedad peruana en particular y que se orienta hacia una búsqueda de liberación a partir del tema erótico”.- (”Poesía y Novela: el parís de Carmen Ollé”. Anales de Literatura Hispanoamericana 2008, vol. 37, pp. 275-285); y para Rocío Silva Santisteban, en ese libro, “con una voz potente, hiperracional y sincera hasta el dolor (Carmen Ollé) se ha convertido en uno de los hitos de la poesía latinoamericana”. (“Homenaje a Carmen Ollé”. “La República”, edición del 10 de Enero del 2017).
Para Amelia Villanueva Ramírez “Noches de Adrenalina”, es una obra poética fundamental y emblemática, que descubre a su autora “como una mujer preocupada por temas que recién con el paso de los años se han trabajado no solo en el ámbito literario sino social, como cuestionar el orden patriarcal donde las mujeres son esclavas” (…) “Este libro es un símbolo de la liberación femenina, no solo como liberación del cuerpo en el sentido anatómico, sino del espíritu, como que una cosa no puede ir desligada de la otra. Pero Carmen Ollé trasciende a ese pensamiento y pretende ir más lejos, hacia la liberación mental, en que uno pueda pensar por su cuenta y que no sea pensado”. 
Carmen Ollé, con su poesía marca todo un hito en la Literatura Peruana. Hay una verdad que no se decía. La mujer, en nuestro medio, no tuvo la valentía de hablar con libertad; todas habían sido condicionadas en su formación, a los requerimientos de una sociedad pacata. Ese “que dirá la gente” era producto de una mal entendida moral. Todos se asustaban cuando había que hablar del sexo, aquello siempre les pareció sucio; palidecían al ver un cuerpo desnudo, y cuando escuchaban la palabra pene, el rubor se les subía al rostro.
En esta sociedad nuestra, todos exhiben una “moral” como un simple disfraz, para aparentar ante los demás, algo que no se práctica; igual sucedió con el lenguaje. Nuestra malicia marginó de su repertorio muchas palabras, a las que por obra de esos tontos prejuicios, se les ubico dentro de lo que se calificó como “malas palabras”.
Noches de Adrenalina” (1) de Carmen Ollé, es sin duda el primer libro importante, en poesía, escrito por una mujer en el Perú. No teníamos una poetisa con voz propia. María Emilia Cornejo fue algo especial, pero no llegó a entregar lo más valiosos que había en ella; la muerte se la llevó demasiado pronto.
En este libro, que se comenta, la poesía no está concebida dentro de esa tradición de onomástico o de un falso civismo. Ella se ubica en un  campo al que muchos cuestionan. La autora es consciente de la posición que asume. No le interesa el juicio de los falsos moralistas. Dirán que es irreverente. No hay nada de eso, simplemente se da la libertad que necesita para ser auténtica: (“La crema nívea sirve para que la palara pene se sumerja/ tranquilamente en la palabra ano”). Ella se burla, de todo lo que parece serio i “digno”; sabe que en el fondo, de todo eso, se esconde una vil mentira. No titubea como otras cuando escribe.
Muchos viven encerrados dentro de su miedo, y nunca se realizan. No tienen fe ni alma (léase espíritu). Muchos terminan siendo nada dentro de lo mediocre. Hay que tener valor para quitarse esa vieja máscara y mostrar a la persona en toda su real miseria, solo entonces se ve surgir lo valedero.
Dice: “De niña las sensación de ser buena dirigía mis actos/ de día el sol alargaba una limosna/ invitaba de mi sándwich un bocado/ después de masturbarme quería llorar de miedo y de vergüenza/ tenía el tic de la señal de la cruz/ las misas de difuntos era el coro que necesitaba/ la miseria de mi adolescencia/ oh bondad de ti no queda más que la veleidad/ de haberla sentido”.
No son simples palabras. La poetisa las transfigura dentro de una concepción verdadera; le devuelve la salud al lenguaje. Es un mostrarse tal y como somos. La palabra se hace impersonal al hablar de aquello que era prohibido, y consigue romper aquellos muros de la incomunicación, impuestos por una censura enferma y desquiciada. Ella, dice: “la transfiguración de las imágenes es el brillo de nuestra fantasía”.
Hemos sido formados dentro de una mentalidad (totalmente) equivocada. Carmen Ollé, en su palabra, desnuda aquel mundo al que se disfrazó de honorable, lo muestra con aquella crudeza, que hará que muchos se santiguen. Ella está curada de todos los miedos. Hay cierta ironía, cuando dice “Abro mi fantasía i la encuentro deliciosa”.
No es poesía erótica la suya. No es un libro pornográfico como –quizá- pueda parecer. Es una manera muy sabia de dignificar a la verdad en la palabra.

NOTAS:

(1).- Carmen Ollé: “Noches de Adrenalina”. Lima. Cuadernos del Hipocampo, 1981, 54 pp. 


Sunday, August 20, 2017

SERGIO CASTILLO FALCONI: LA DESHUMANIZACIÓN EN LA EXPRESIÓN LITERARIA (Por Teodoro J. Morales)


SERGIO CASTILLO  FALCONI: LA

 DESHUMANIZACIÓN EN LA EXPRESIÓN

 LITERARIA

Por Teodoro J. Morales



En la región Junín, Sergio Miguel Catillo Falconi (1), luego de Algemiro Pérez Contreras, es uno de los que empieza a romper esos viejos esquemas dentro de los que se expresaba la poesía en la región Junín; para empezar, sale de esa temática en el que la literatura se expresaba, e introduce en su poesía, como tema, aspectos de una realidad de vida que asoma, rompiendo con aquello al que se había vivido apegado.
Castillo Falconi, es un exponente al que ubico en la Generación del Setenta. Asoma, con XAUXAL ARTES Y LETRAS. Su expresión, no se arraigó en ese localismo que primaba en lo que se hacía a ese momento, ni asumió ese folklorismo que daba sello a casi todo lo que se hacía en la región; rompe aquel cerco dentro el que se vivía encerrado, y trata de expresar esa nueva realidad de vida que ya no era novedad en ninguno de los pueblos, fruto de una modernidad que introdujo nuevos giros en todo.
En el setenta, empieza a asomar una nueva visión en cuanto a creatividad literaria y artística, cuya expresión rompe con aquellos moldes que había impuesto el pasado, que se había heredado de los mayores. No se habla más, como lo habían hecho los que antecedieron a esto, formados dentro de concepciones ya superadas. Habla de su mundo más humanizado, enriqueciéndose la expresión, tanto que, ingresa como tema, aquello que la vida entregaba a diario. Dice (“Tengo un cuaderno de poemas,/ mi despintado catre/ el vecino ciruelo/ y sus flores,/ mi única chompa azul./ Además soy/ loco adivino de hastíos/ caminando ausente de calzadas/ conocedor de plazas y bancos/ de parques,/ fumador de cigarrillos baratos/ Soy escribiente de mesas antiguas/ de carpetas universitarias,/ de longos salones, de pisadas negras,/ me ocupo de la lluvia,/ de los gatos,/ de coleccionar botellas;/ además me gusta andar/ patear piedras,/ subir cerros,/ contemplar auroras y claros de luna/ ver cosas reunidas, malvas,/ crisantemos, / sé dormir sobre pellejos y periódicos/ sé cómo huelen las panaderías en la mañana/ conozco árboles y bichos,/ lugares noctámbulos/ el olor del vino, de mujeres,/ el sabor de noches intensamente vividas/ y esto es solamente/ algo que conozco”.- La encina y los años”), Aquella realidad, que antes no había ingresado a la poesía como tema, da motivos con los que se construye una nueva expresión con desazón y todo.
Se habla de una realidad que se mete a los ojos y que llama su atención, el que, el poeta hace suyo; y habla con ironía de ella, y le rinde homenaje.
Testimonio de un revolucionario de Café”, es un poema que introduce (como algo novedoso, en la región), la desazón de una vida que irrumpe con la modernidad, una  expresión, que HORA ZERO hizo suyo, y le dio carta de ciudadanía de manera definitiva.



Este poema, dice: (“Soy un ex revolucionario de universidad. Ex incendiario de carritos lindos/ cuando la lluvia, el viento me enternecían; es decir/ las retamas, la dulce chilca, que contempló mi niñez, desde mi ventana de palo./ Creo haber olvidado mis primeros días/ de escuelita blanca en una comunidad campesina./ Ahora trabajo para el Estado, me pongo corbata y uso calcetines./ Me lustro los zapatos./ Soy un funcionario y me llaman ingeniero, doctor./ Me gusta limpiarme las uñas diariamente, lavarme la carita/ con jabón violeta, Palmolive,/ fumar cigarrillos Ducal; es decirleer novelas de Corin Tellado bajo mi escritorio mientras mi jefe duerme./ Me gusta ser un buen títere de mis propios apetitos, por eso/ que de tiempo, en tiempo, en tiempo almuerzo en el Olímpico,/ me junto con los pituquitos provincianos y también tengo/ dos, tres o cuatro pamperitas./  Quiero ser un  buen burgués y un buen burócrata/ y el pueblo, el proletariado y todo eso ya no me llama la atención/ hay que vivir la vida, la vida nada más,/ ser sifilítico, fumar, morir alcoholizado,/  en estos tiempos vale ser burgués, pero un buen burgués./ Es tan difícil, con tanto estudiante rabioso, con tanto intelectual/ de izquierda, con  tanto poeta comprometido con la revolución, con las justas/ reivindicaciones del pueblo, que difícil es ser burgués,/ por eso mi camino es de arribista, del solapero, del sabido/ porque en la universidad fui dirigente comprometido y ahora/ desde una oficina estatal trato de quitarle sus buenos deseos a mi vecino”).
Este poema no gusto a muchos de esos “revolucionarios” que habían vivido haciendo la revolución en las cantinas con sus pláticas dogmáticas, era un llamado de atención. El tiempo se encargó de probar que aquellos rabiosos que hablaban de revolución terminaron como los peores serviles de los que siempre vivieron de la miseria de los muchos.
Sergio Castillo, no se quedó en lo de XAUXAL, se abrió y corrió mundo con el conjunto TIAWUANACO 2000. Fueron momentos en los que buscaba encontrar una identidad propia, no asumió un compromiso serio con aquellos, con los que terminó siendo amigos que simpatizó con el trabajo de aquellos, podría decir, no quiso ser remedo de nadie, y terminó alineándose al movimiento poético “Hora Zero”, con el que buscó construir su propia voz con propio estilo, y así llega a lo que ahora es.
La expresión de Sergio Miguel Castillo Falconi, se dio a conocer en libros, plaquetas, dazibaos y poesía mural. Se tiene noticias, de: “Identidad Nuestra” (1967); “Un gato borda un barco” (1971); “Saudade (1998) ; Mariana (1999); “Silvestre Morada” (2000);”La encina y los años” (2016; y, “Después de la Séptima Puesta” (2017).El último libro tiene 90 pp, con aproximadamente cincuenta poemas, distribuido en lo que podríamos llamar cinco instancias (“Ala sonora grillo”, “Un quién eres”; “Después de la séptima puerta”; “Atardescome”¸ y, “Ausencia”), en el que se reúne poemas escritos de 1968 a 2017. El título de este libro, según su autor, “tiene referencias a las puertas que dante Alighieri describe en su Divina Comedia; en los que, según dice “va establecido estados de ánimo y de pasajes cambiantes”.
El Despertar del Fauno: Tengo en manos un ejemplar de SAUDADE (3), libro de poesía de Sergio Castillo Falconi, poeta de la generación del setenta; de él, conocía solo poemas sueltos. Todos pedían un libro. Esta entrega pone fin a (toda) una espera.
Los poemas están en aquel corte, que se le conocía; no hay innovación en el estilo. La visión que entrega en el contenido de la expresión, es lo que diferencia a una de otra etapa de ese proceso creativo.
Es un canto a la Soledad. Hay en el fondo una reflexión con nostalgia, de algo que fue en la existencia de uno. (“No dejaré solo / para ti / esta soledad”). Quizá haya un asomo  -con asombro,  a una verdad vivencial. Ese descubrimiento es un logro, luego de haberse escanciado aquel trago agridulce que no embriaga, ni deprime.
                     Si encontrarnos
                     al fin pudiéramos
                     ¿Sería acaso el final?
                     O el comienzo de otro cielo
                     Recogido en tu voz
Esa interrogante, nunca tendrá una respuesta definitiva. La vida (como el agua) sigue por el cauce que encuentra, o por el que abre a su paso; no puede volver, contra la corriente;  si se pudiera desandar lo recorrido, para volver a retomar las cosas ahí donde uno las deja, que fácil sería todo. Pero no es así. Claro que poéticamente hablando, todo es posible.
                     Quien quiere darme
                     corazón
                     que no le ponga
                     grillos a la razón.
El poeta, no se pierde en la vorágine de una existencia de adolescente. Empieza a valorar la vida, como debiera hacerse desde que se tiene uso de razón. Trata de descifrar en su esencia la vida, para darle contenidos. Hay un dilema que lo preocupa: el sentimiento y la razón. Trata de encontrar compatibilidad de ser, a aquello: CORAZÓN / CEREBRO. El esquema mental esta ahí, pero realizarlo – como poeta, es todo un reto.
                      Has mirado mis ojos
                       y has encontrado soledad
                       He mirado tus ojos y he encontrado
                             La ilusión
                                 Feliz.
Lo realmente valioso ésta en la persona humana, en su razón mayor de ser: el amor. La verdad profunda la encuentro en imágenes como la ya referida. Una mirada tiene contenidos más allá de lo que a veces, no todos entienden. Muchos no saben porque tienen ojos, y solo cuando lo pierden entienden del valor de una visión.
                        Volverá después
                        Antes que huya la luz,
                        Reconstruiré
                        Resarciré
                         Repondré
                        Tantos futuros.
La luz esta en todo, como una posibilidad de salvación: simbolizando vida, para construir esos sueños que todos tenemos. Todos tienen la posibilidad para alcanzar la felicidad, pero pocos se atreven a hacerla suya.
                          Frente al espejo
                          Me transparento
                          A una calle vacía.
Los silencios y los vacíos expresan una honda soledad, que el fauno descubre cuando empieza a envejecer. Cuando ve que se le han ido tantas posibilidades de vida (hay mis cabellicos maire / uno a uno se los lleva el aire). El poeta, repara en esa existencia banal y momentánea que se esfuma y se pierde.
                          Sólo vida intensa.

                           Canteada piedra
                           Echada a los pies
                           De las pasiones
                           Amando de verdad.

                           ¡Sabes como es!
Esto, quema como el fuego: es como aquella fuerza, la de un torbellino, que arrasa con las concepciones superficiales de vida: es el dolor en grado sumo alumbrando realidades.
                             ¿Qué harás a esta hora,
                              Cuando busco busco una flor
                             Salvaje
                              Para besar
                              Su rocío deshojado
                               en ternura?
Esa es la pregunta, que todos debemos de responder. El poeta lo lanza así, sin otra intención.
En la temática –del libro-  no están los arrebatos del niño malcriado, ni del adolescente impetuoso que trata de arrasar con todo, ni del romántico aquel que se pierde en sueños oníricos calientes y salvajes. Es la visión de un  fauno reposado,d e aquel que empieza a envejecer; aquel que se preocupa de su soledad, y de ese vacío en el que se ahoga y se asfixia.
La poesía nos da, todas las posibilidades para hacer hablar a los silencios; para encontrar esas verdades que dan razón a todo lo que existe.
Sergio Castillo Falconi, como poeta, con los años, logró conocer a profundidad a un fauno; y habla con asombro, de esa realidad que  -a todos-  nos toca un poco.
Luego de una lectura detenida, del libro, encuentro como0 síntesis de toda esa expresión, estos versos “Tú eres mi palabra / con la que hablo a las cosas”.
SAUDADE es un  libro de poesía breve, en el que encuentro no solo esencias de universos, y verdades que –los poetas- le robamos a la vida; encuentro al hombre en su verdad mayor, en su preocupación de existencia.
En 1999, Sergio Castillo Falconi, publicó “Mariana”  con motivo del VIII Encuentro Regional de Escritores “Francisco Carrillo Espejo”. Luego de leer el libro, me detengo en los versos finales (“¿Quién sabe lo de nadie? / ¿Quién tiene su respuesta?”); con ellas, empiezo este comentario.
Nadie puede pretender tener la respuesta a tales interrogantes, sería demasiada pretensión presumir ser dueño de ellas. Cada existencia encierra misterios no leídos, para  los que no se tiene explicación ninguna. Todo ser viviente es un verdadero enigma. Los poetas nacieron para inventar lenguajes para hacer hablar a todo lo que existe.
MARIANA, es un nombre de mujer, de si solo no dice nada; por lo mismo: para título de un libro de poesía, parece no ser el indicado; quizá, la intención sea poner en entredicho lo que se acostumbra. Todo tiene una razón de ser, por lo mismo, hay que desentrañar la intención que tuvo el autor, al quererlo por título de su libro – aquel que le da. Mucho pasa por desapercibido en más de las veces, porque no se le pone la debida atención. La culpa es de uno, y no de nadie. No podemos vivir responsabilizando de nuestras limitaciones e incapacidades, a los demás. Cada uno labra su felicidad, o su desdicha.
El poeta, dice (“Somos un rumor de río / Un cuerpo de viento / Un sonido”) Somos eso, y mucho más. Todos se quedan en las notas de un pentagrama conocido; nos e atreven a descubrir las notas que aún no han sido registradas; las notas de esa sinfonía que es la vida, va más allá de lo imaginado. Por ejemplo: A la mujer, a veces, no alcanzan a descubrirle todo lo que tiene y guarda; hay que tocarle las fibras más sensibles de su ser, para que pueda conocer el real goce; los que saben hacerlo, conocen de  esa sinfonía propia de los sentidos, y hacer con ella el bello canto de la vida, en el que todas las palabras y notas no se quedan mudas; la vida – entonces, deja de ser un silencio, para convertirse en un grito o una melodía. El poeta dice: “El saudade / Es la melodía / que mastico mudo /Una nada apiadándose de mi modo solo”.(…) Esa ansía en tus labios reventando / besando / Tu fresca mano acariciando un íntimo sentirse / Tu sabor a mujer tendida / en el pasto de piel transparente / hecha a tu olor violeta / que te entregas /     te haces mía. / Me hallo en el paraíso –eso lo dice todo el mundo. / Y ríes / embajadora del sueño. / Besas / besas adamantina / Este íntimo y último placer / en la geografía  menos penetrada / Gimes”).
La vida es una realidad compleja, cuyo contenido se esfuma y se hace polvo; se hace inmaterial, algo así como un suspiro o un gemido. Cuando quieren tocarla resulta que es algo que esta más allá de lo que se define. No todo lo que existe es material. Hay mucho que esta más allá de lo tangible. Muchos creen que la vida solo esta en lo que tocan, en lo que ven; en verdad, ella esta mucho más allá, en un a dimensión que no conocen los sentidos. Son cosas que se intuye; son complemento necesario, de un verdadero gozo. (“Esta es un sueño tan claro ya te dije / El tiempo / El espacio / un caer de lluvia / vagabundeando en los aleros”).
El lenguaje mediante el cual nos comunicamos, habla de lo que se conoce, de lo que se comprende; no de lo que no se entiende. El profano se cansa dando vueltas alrededor de una periferia, y no dice nada; creer ser sabio, sin haberlo sido nunca. Muchos de los libros son  depósitos o cúmulos de palabras ciegas, que chocan entre si como en una Torre de Babel. Cruzan y recruzan, haciendo fintas. Esa expresión de un llamado arte por el arte, son solo trazos que se visualizan, donde nos e lee nada. (“Que sentido tiene ese nunca / que perpetuidad del siempre / y que afirmativo un jamás. / No saber”).
Mariana”, como libro, es un todo. Un solo poema dice poco. Hay que tratar de compenetrarse en la unidad del todo, buscar el núcleo, para que asome la intención de lo que se trata, solo entonces podremos entender y saber en qué mundo se mueve y vive el poeta.
La nada es imposible que no habla. Es algo que no se concibe como algo vivo, es naturaleza muerta. Desde que uno existe, no se concibe aquello. En más de las veces creamos obstáculos insalvables que impiden que se llegue más allá de lo que debiera.
La poesía no conoce fronteras; abre caminos, in venta sueños, resuelve sortilegios, crea realidades; si realmente la entendieran, haría verdaderos milagros. (“es tui llave que te contiene / aquella que abre un cielo / que espasma y enciende las ganas”).
                      Saberse amar con un poco de noche                
                      un poco de lluvia     
                      Crecen las ansias
                       crece toda luz
                       En la pupila de gozo
                       puro sentir
                       nada más.
En el corazón de esta libro respira, gime y vive una mujer; una ilusión mortal a la que se le ha puesto alas. Muchos se quedan en la prenda íntima de ella, creen que lo han conseguido todo, tanto que lo exhiben como trofeo; pocos son los que ingresan a su alma, a su gozo, para alimentarse con las esencias de algo divino; por lo mismo, no conocen de esa morada de los dioses. (“Húmedos los verdísimos montes / y las rocas planas / de cenizas perennes de trato a tramo / amenazan / entre albas aristas / cual espinas de rosas pétreas”).
Interesante libro. En el descubro intenciones, donde el fauno no duerme y hace fiesta. Es la vida maravillándonos con sus cosas. Hay esta la esencia, el numen, la fuente maravillosa de la vida, a la que canta el poeta. (“Te canto esa canción añosa y corriges: / Debes ser un otoño / caído en mi hombro dices / Una vía láctea en el cinturón que sabe desatarse / Tu velado verso que todo enardecido / Corriges nuevamente / alguien como tú  / tiene el arte de decir extrañamente / estar dentro de ti / solo / Sé cuerdo: / “El sabio poema se hace en la cama”).
Hay algo aún no resuelto de seguro, algo al que aún no se ha podido robar su verdad; las ansias están ahí respirando  en una frustración que no da sosiego. Nadie puede decir que es dueño de la verdad toda.
Muchos caminan a ciegas, tropiezan a cada paso; otros intuyen la existencia de ese algo que se escapa, pero, insisten y van tras él. Hay que saber hacer un triunfo de cada acto vivencial, y se sabrá de una satisfacción de obra. (“Agradecido me duermo en tu sueño / Voy lento por la calle / pensando encontrarme co0ntigo / viajera / que atraviesas la calzada / con tu magia naranja / que contiene la llave del cielo”).
La mujer es la vida perennizándose en el tiempo; es la llave que resuelve todos los enigmas. Ella le da continuidad al viaje que todos emprenden, le da una razón de ser al movimiento. Ella no conoce fin en su crisol de vida. La mujer es la parte que le falta al hombre para realizar su destino, por eso, todos la buscan. Es el complemento necesario para hacer el todo. (“Me pregunto / Me apremio para nochecer contigo / Mañana te vas / ¿Quién queda en la próxima estación? / Un anochecer frente a una desnuda esfinge. / Amanecer. / La aurora es tu sábana deshecha / tienes todo el espacio / que ama y quema / Tienes todo el tiempo si quieres / Este calendario que en sus últimos días / un mudo sol / calidece”).
Es importante saber que en este libro vive la poesía. No es hojarasca lo que uno encuentra en sus páginas; es la vida respirando en el gozo de los días. Lo valioso corre como ríos profundos por el corazón de las palabras. “Mariana” es agua vivificante para espíritus sensibles.
Sergio Castillo Falconi, se va sacudiendo de esa piel de antes, en al que lo superficial respiraba, y su poética da paso a un lenguaje como comunicación valiosa de ese animal llamado Hombre, en una estación madura de vida.


NOTAS:

(1).- Sergió Miguel Castillo Falconi, nació en 1946. Fue director Regional de Cultura de Junín.
(2).- UNO POR UNO 1X 1. Huancayo. Poesía, p.3. Asociación “Gente de Mañana”. Programa de Apoyo a menores Trabajando. Huancayo.
(3).- “Literatura de Junín Siglo XX” de Apolinario Mayta Inga, p. 71.

(4).- SAUDADE. Libro de Poesía de Sergio Castillo Falconi. “VII Encuentro Regional de Escritores”. Ayacucho, 1998. Formato: 14.5 x 21 cm. Edición del Autor. Impreso en Huancayo.          

Friday, August 18, 2017

ELMYS GARCÍA RODRIGUES: EL ESPLENDOR DE SU PALABRA EN MEDIO A UNA ANGUSTIA (Por Teodoro J. Morales)


ELMYS GARCÍA RODRIGUES: EL ESPLENDOR DE SU PALABRA EN MEDIO A UNA ANGUSTIA

 Por Teodoro J. Morales


En los poemas de Elmys García Rodrígues, poetisa cubana, encuentro alimento que reconforta, abre la imaginación que permite ingresar a otros cielos.En verdad, no siempre uno dialoga con los versos de alguien. La palabra de Elmys García,  llega, impacta, y uno lo asimila. Dice (“No te detengas, / ¡Ven a refugiarte / en mi soledad! – Distancias).
Muchas veces, creemos, haber cogido con las manos aquello que se requiere para ser feliz (realización humana); o haber alcanzado lo mejor en el tratamiento de las formas de una expresión (realización artística-literaria); pero, en más de las veces, eso no es cierto: se esfuma y se hace nada. (“Estaba segura/ de haber compartido lo mejor/ con el hombre/ que asoma cada noche a mi ventana, / el cual tuve que dejar al enterarme/ que no estaba preparado/ para hacer el amor a veces/ con la misma mujer.-“ Habitando las sombras de mi cuerpo.
La verdad, casi siempre, no hace bien a nadie, cuando uno la encuentra. En medio a ese esplendor que da luz al entendimiento, asoma (al mismo tiempo) aquella angustia que siempre la acompaña: (“Este hombre / vino de repente / y sin pedir permiso / echó abajo la puerta/ y se acostó en mi cama”. – “Luego se marchó/sin decirme quien era/ y no me dijo adiós”.- Un extraño).
Hay muchas cosas, para las que no se está preparado. En ese vacío vive la náusea, con su desazón a todo. Ahí uno la encuentra, precisamente, en el fin de todo, que termina por ser el comienzo. La naturaleza humana por si sola, es compleja; pocos, alcanzan a descifrar sus misterios vivenciales: (“Prefiero llevar tu espacio /con el mío/ para que duela menos/ ya no tengo sitio entre tus sábanas / desde que descubriste que mis ojos/ miraron otro cuerpoPara olvidarme de los nombres).
Hay cosas que tenemos que empezar a entender, para superar ese modo de ser que nos encadena a la piedra, o al animal primario que nos habita. Tenemos que empezar a dejar de ser conservadores; y atrevernos a todo. Hay que empezar por vencer al miedo, luego todo será fácil: (“Aquí estoy/ erguida/ sin ropajes,/ comiendo fuego/ al compás de las hormigas/ con una ilusión/ entre los dedos”.- Fiebre”).
Todo conformismo es fatal, es, el peor enemigo de todo; aquél castra, sin remedio a la persona en su deber ser; termina por matarle la misma razón de vida. Hay que atreverse a todo, sólo así se podrá descubrir la verdad de todos los enigmas a los que se vive encadenado, hay que desnudar a la verdad hasta no sentir vergüenza de lo que somos, aquello nos esclaviza: (“Aquí no llega nadiea romper las ataduras./ Han pasado los cerrojos/ para que yo no pueda/ escapar por la ventana”).
La soledad, es el más grande enigma que se tiene. En el corazón de la palabra, de un poeta, está la respuesta a todas las incógnitas que existen y se conoce. La verdad más triste es la que se descubre, cuando se corre la cortina. Ahí está brillando hermosa como una joya, desde siempre, la desnudez de uno; el precio que se tiene que pagar para conseguirla, es demasiado grande: (“No lo descubras / deja que el viento se encargue/ de revelar el secreto.- Lejos de toda duda los dioses también se equivocan).
La libertad es algo propio y necesario al ser vivo; sin embargo, hemos terminado por asilarnos en un silencio como la última trinchera para hacerlo un triunfo. No siempre se puede ser feliz en una cárcel como esa; en mi caso, tuve que atreverme – con mi palabra- a abrir ventanas a  mi cuarto cerrado, para ver que el mundo existe; y por su parte la poetisa, dice: (“Aún tengo la palabra/ más alta que otras veces”.- Yo vengo a ofrecerte mi corazón”).
La poesía está en uno, es manifestación de vida; se encuentra en las cosas más inesperadas que se dan. Es cierto que el amor es lo más grande  que se tiene. ¿Cuántos alcanzaron a conocerla? Muchos en el intento de llegar a ella, terminan ardiendo como teas hasta convertirse en ceniza, para renacer luego de entre ella, y crecer como llama eterna que purifica y salva. (“Me quedo contigo/ y con esos veinte años/ que te sobran./ Lo sé por esa extraña manera/ de mirarme a los ojos, / por la ternura que imprimes/ al tomarme las manos”.- Distancias).
Hay tantas cosas que, luego de haber llenado nuestras vidas, termina en más de las veces, sin tenerse conciencia de nada. Tantas cosas dejamos, sin valorarlas; no las tomamos en cuenta, porque estuvieron siempre al lado de uno; pero, cuando las perdemos, recién reparamos en el valor que tenían. En más de las veces, tomamos a todo, como simples cosas en un mero acto de posesión; un acto mecánico de vida, eso, es lo que nos pierde. Ese modo de ser hace que olvidemos que somos seres humanos, que tenemos valores, sentimientos. Tenemos que volver a ser, a reconstruir conductas. Muchos están ciegos. El poeta con su palabra, trata de hacer eterno lo mejor de todo lo que existe; por eso, tomándole palabras a la poetisa cubana, pudo decir: “No todo está perdido/ aún me quedan las manos, para alcanzar el fuego”. --- (“Desde mi sitio de cenizas/ escribo este poema sin riesgo alguno,/ no para que me aplaudan/ sino para que entiendan,/ que por el temor a quedarme sola/ invento mi propia realidad”.

En verdad, cuantas veces ardemos en ese fuego, hasta convertirnos en ceniza, desde las que nos levantamos infinidad de veces- para caer en lo mismo. La pasión nos convierte en aquel fauno, que hace que nuestro instinto nos  descubra –al fin- lo que somos; desde donde, volvemos como un  dios extraviado a este mismo infierno, donde “Escucho voces que me reclaman/ como si algo mío les perteneciera”.



Thursday, August 17, 2017

JUAN RODRÍGUEZ JARA: EL TIEMPO CONTEMPLANDONOS DESDE SUS ALTURAS (Por Teodoro J. Morales)


JUAN RODRÍGUEZ JARA: EL TIEMPO  CONTEMPLANDONOS DESDE SUS ALTURAS

Por Teodoro J. Morales


La vida abre caminos a su paso, por los que vamos hacia la realización de nuestros destinos; ella, como la mejor escuela que se tiene,  llena nuestros espíritus con ricas vivencias.
Juan Rodríguez Jara (1) en “Aromas de la Tarde” (2), habla del tiempo en esa su eterna huida del espanto. En la memoria  -de cada uno de nosotros-  queda registrada la historia de lo vivido, es lo único que queda al final de todo.
En los poemas de este libro encuentro un espíritu casi religioso;  y es que, Juan Rodríguez Jara, nació para sembrar la esperanza en su palabra, (“Desde la cumbre nevada andina,/ hasta el valle del calor devorador,/ he caminado el busca de esperanza”); él, al concluir su secundaría,  quiso seguir la carrera religiosa tratando de seguir una tradición que tiene su familia, pero no fue.
La tierra donde nació, habla en lo que escribe Dice (“Allá en mi Tullubamba lejano/ dejamos el batán de dos cuerpos,/ donde el maíz molía Herculano,/ con su tuñay de piedra veteada/ bailando chimaychi, cual danzarina,/ haciendo masa de maíz cuzqueño”); o cuando dice “En la cocina está el batán viejo/ con su volante, calando el rocoto rojo/ con el huacatay verde de la huerta./ Luego molerá el maíz blanco/para hinchar en tripas la morcilla”. --- “La bicharra de barro quedó triste,/ sin ollas, de arcillas generosas”). Es posible que, para aquellos que vivieron lejos de esta realidad de vida, eso parezca extraño, les será ajeno, porque no conocen ese lenguaje de la vida.
Es cierto, como dice Elmer Neyra Valverde: ”No en cualquier recogida de agua con ripio a la orilla de los ríos hay vetas de oro, pero quien persiste en su búsqueda las consigue”. En todas partes existe riqueza que la naturaleza entrega a cada paso, o vivencias llenas de honda belleza espiritual, las que en más de las veces –muchos, dejan pasar, sin detenerse a contemplar esa belleza, que nos está hablando a cada paso y/a cada momento.
Aromas de la Tarde”, en cada poema, descubre al lector las querencias y añoranzas del autor del libro, que le toco vivir. Pasajes de hondura humana, recuerdos de lo que fue en la tierra donde nació y vivió. Cuando habla de las cruces, dice: (“ahora no puedo colocar siquiera piedras/ debajo de las cruces de mis cerros” (…) “Las cruces de los cerros desaparecierony con mis creencias que se olvidaron,/ en el paso de los años se enterraron”. De todo lo que conoció, podría decir que solo quedó: Campanayuj, Asjuaj, Amañico, y Huáncash, quienes como atalayas vigilantes siguen oteando desde sus alturas a Piscobamba, viéndolo crecer a otro rito, y con otras costumbres.
Cuantas cosas van quedando en solo el recuerdo. Dice (“Los cajeros han venido de Chaupis,/ los segadores de Pumpa y Vilcabamba;/ el mayoral llamando está a todos,/ para mañana comenzar la gran siega”. --- “El patrón sale con los mayorales,/ escoltan la comitiva de chicha y coca/ ya contrapuntean las cajas y pincullos, / porque van llegando las gavillas a la era”). --- “Los rastrojos blancos/ tienen nidos abandonados/ de perdices, que volaron”. ---  “Paredes de adobe de barro pisado,/ encariñado con paja de trilla,/ revoque y molduras finas de yeso blanco,/ ahí, sonreían mis salones de infancia). Palabras, que eternizan vida, y que ayudan a vivir.
Al terminar de leer el libro, uno, termina por entender muchas cosas. (“ahora queda solamente la ilusión/ rondando en aquellas aguas,/ aguas que trizaron una vida/ sin brindar el amor con su hechizo”. --- “anhelando llegar al rincón de nuestros sueños”). El autor del libro, bien dice: “Te dejo mis papeles ajados por el tiempo/ allí encontrarás, la oración de la vida”); de mi parte, como epilogo, tomándole palabras a Rabindranath Tagore, bien podría cerrar esta historia de vida, diciendo: “cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón seguirá hablándote”; y de seguro así será, porque es la vida- la que deja este testimonio para no morir.


NOTAS.

(1).- Juan Rodríguez Jara, Nació en Piscobamba (Ancash) en Enero de 1937. Hijo de Rodrigo O. Rodríguez Caldas y Laura Jara Cárdenas. Estudió su primaria en el centro Escolar N° 304 de Piscobamba. La Secundaria lo hizo en Lima, Pomabamba y Huaraz. Luego ingresó a la Escuela Nacional de Policía.
Siempre estuvo en el la inquietud cultural: incursiono en el Periodismo y la Fotografía artística. Participo en la revista “Rumor de Lluvia”, es parte del  equipo de redacción de la revista “Alma Libertaria”, colabora en la revista “Perú Ancash”; y, participo de manera activa en la edición del “Libro de Oro Luzuriaguino”(2007).


(2).- “Aromas de la Tarde” (Poemario) de Juan Rodríguez Jara, 80 pp. Formato: 14.5 x 20.5 cm. Impresión: Tetis Graf. Abril 2009. Diseño de la portada y contraportada: Miguel Enrique Castañeda Yupanqui.-En e3l año 2010 publicó “Palpitar del Ande”.

Sunday, August 13, 2017

DE CLASE (Por Teodoro J. Morales)


DE  CLASE

Por Teodoro J. Morales



Víctor Mazzi Trujillo, nació en Apata (Jauja) el 17 de marzo de 1925. A los ocho días de nacido sus padres se trasladan al asiento minero de Morococha, lugar donde inscribieron su nacimiento. Él, refiriéndose a estos hechos, dice "jurídicamente soy de Morococha, pero telúricamente de Apata”.
Sus padres, son: José Luis Mazzi Vargas (1) y Fortunata Trujillo Espinoza (2).
Su infancia la vivió en el campamento minero de Natividad (Morococha). En 1929, ingresa al Centro Escolar Obrero. Luego vivió en Apata, Jauja y Huancayo. En 1933, sus padres, se trasladaron a San Mateo de Huanchor (Tamboraque), San Bartolomé donde vivieron, luego a Chosica, Miraflores y Chilca; refiriéndose a eso, dice “debido a ese forzado peregrinaje no pude seguir estudios y, sin embargo, por mí solo obtuve mis iniciales conocimientos leyendo periódicos, revistas y textos escolares que hallaba a mi paso”.
En 1939, con su familia, regresa a Chosica.
Poeta y escritor, formado por propia inquietud personal. En 1947 ingresa al trabajo literario con “Reflejos de Carbón”. Es co-fundador del Grupo Intelectual Primero de Mayo”. Publicó: “Nana para el nene de la sonaja roja” (Lima, 1968); “A Lengua Viva” (Buenos Aires, 1975); “Poemas de Vecindad” (Lima, 1975); “!Poemas del Albañil” (Tarna,1976) (Guirnalda de canciones a Chosica” (Lima, 1976); “Poesía Proletaria del Perú” (Lima 1976); “Memorial de un  tiempo a otro” (Tacna,1978); y, “No descansada vida” (Lima, 2006).
Para conocer el real espíritu de un escritor, no hay que quedarse en los libros que alcanzan publicar. Hay un concierto mayor de testimonios que hurgar; es más muchos de ellos, no pudieron publicar libro alguno, porque su condición económica no se lo permitió; ello, no significa que no existan textos suyos publicados en periódicos y revistas u hojas sueltas, y obra inédita que está a la espera de ver la luz; por eso, hay que buscar esos testimonios suyos, para llegar a conocerlos en la dimensión exacta su expresión, y no solo de una referencia superficial.
A Víctor Mazzi Trujillo, lo conocí allá por la década del setenta. Él, llegó a Tarma con integrantes del Grupo Intelectual “Primero de Mayo” (1) para participar en un Acto Cultural. Muchas fueron las pláticas que tuvimos, en las que se habló del trabajo cultural realizado en las ciudades del Perú profundo, y de la necesidad de promover este trabajo a nivel de los jóvenes y niños.
En mi biblioteca, tengo alguno de sus libros, no todos. Muchos de los textos que escribió se publicaron en las revistas Haraui y La Tortuga Ecuestre y en otras revistas y periódicos de seguro. Hay mucho que dejó escrito, digo esto, porque sigo encontrando nuevas cosas escritas y publicadas por él, que no había leído. Textos que me permiten acercarme a un mejor conocimiento de lo que él era, y de lo que represente como escritor
Julio Carmona, compañero de lucha y de sueños de Mazzi, en un poema, dice (“Sus paredes no ostentan ni un diploma /-solo los de modestia y honradez-, empero / es profesor de vida y poesía, / especialista en risas. Cuando asoma / --- “su infatigable charla el cenicero / o cuando suelta rienda a la alegría / injuria y abofetea a la tristeza / que es bruma en mi país desde hace tiempo.” (…)”sin embargo y con todo nunca olvida / la dirección del viento. Y canta y cuenta / lo que ve, vive, bebe o vivifica” (…) “Víctor Mazzi es el hombre de esa risa, / con Justina y sus hijos vive cerca / del sol, vale decir, vive en Chosica”. Refiriéndose a su realización y personalidad, Carmona, dice: “vive en el corazón del pueblo” (…) “fue parte de él, y toda su obra poética y su lucha por un mundo mejor las hizo pensando en él”. Eduardo Ibarra, por su parte, recordando al amigo y compañero de ruta en el trabajo cultural, dice “tenía un rasgo característico: ante todo problema, grande o pequeño, masivo o personal, adoptaba siempre una neta posición de clase. Esta característica, huelga decirlo, se expresaba en su poesía” (…) “escribía, pues, o mejor, cantaba desde el hondón proletario” (…) “Tu poesía va por las calles y los campos llevada por el viento del pueblo, va conmoviendo sensibilidades y estimulando conciencias. Va por el mundo que, un día será un mundo de libertad como querías, como queremos”.
La vida fue la mejor escuela para Mazzi, en ella, se formó y forjó; en el Soneto XXVII (“No solo de amor”, dice :(“Señor lector / su atención y cuidado / que detrás de cada verso / hay / hombres trabajando”.       
Hay algo que, dejar en claro: No siempre un poeta asume una posición y un compromiso en su obra. En más de las veces, el escritor, opta por mantenerse al margen de una posición militante. En el caso de Mazzi, quizá sea comprensible su actitud. El asume un compromiso, partiendo de su propia extracción social; el que se afianza en un espíritu de Justicia, como absoluto. Dice (“Amanezco, siempre amanezco,/ con la esperanza de ver dicha en los mercados,/ fábricas embanderadas de humo y ternura/ y el afán de saber si la luz/ penetro al último rincón de los pobres” (…  …) “Nunca será tarde para ver/ danzar el son en los prados,/ para decir cosas solemnes/ como quien tiene gloriosos sueños/ sabiendo que se aproxima/ La felicidad del rocío en los geranios”.
Si uno lee, sin pasión ciega, lo que el poeta escribió, podrá sentir como la vida respira y se agita en cada una de sus palabras, a pesar de que falleció hace tiempo. Esa emoción de vida del pueblo, que hizo suyo en su palabra, vivirá siempre; ella, llega a nuestros días con su verdad, y su emoción, y uno siente ese dolor que él hizo suyo; y uno entiende que, no es posible que se pueda permanecer indiferente ante la suerte y el dolor de los demás. En verdad, muchos no han llegado a entender esta verdad que golpea a diario, y que es una realidad que sangra por todos lados. Es preocupante que nadie pueda decir nada, que se sientan complacientes y callen, y que incluso aplaudan todo que se hace.
En el poema “Epinitica” publicado en la revista “Haraui” N° 44-45,Octubre-Diciembre 1975), dice:

             “Antes de caer
                                 rendido por hastío
              permítanme ofrecerle un homenaje
              a la inmensa madre del cordero
                                   que no nos deja
               ni a sol ni a sombra
               con estos versos sin resuello”.

Él, tenía claridad de cuál es el papel de un poeta frente a la realidad en la sociedad en la cuál vive, decía: (“Por lo visto, todavía no hay certeza/ si el poeta debe salir temprano/ en busca de la vida o debe quedarse pensando” (…  …) Es inútil, absurdo, que se quede solo/ tratando como un  bobo de pasar el tiempo/ esperando que al situación se arregle/ para entrar a escena, decir algunos versos”. (…  …) “El poeta sabedlo, también es un obrero/ de la construcción de un nuevo mundo/ de una sociedad nueva, de un nuevo hombre;/ debe echar abajo los castillos del engaño/ trabajando si es posible pistola en mano”).
No todos los poetas asumen un compromiso con la vida, en lo que escriben. Muchos se quedan paralizados, como estatuados, ante la suerte que les toca vivir, y no despiertan de ese sueño al que se abandonan; digo esto, luego de haber leído lo que muchos  escriben, y de haberlos visto vivir.
La vida, lo ubicó en aquella margen de los desheredados: supo de limitaciones de todo orden; se hizo en franca lucha con  la desgracia. A la final supo vencer a todo; para ello, educó su espíritu a fuerza de voluntad, haciéndose escritor con conciencia de clase.

                 “No preguntéis por el amor, el pan o la rosa,
                  aquí donde es delito pensar a diario,
                  decir lo que uno siente;
                  aquí donde Carmen, la lavandera,
                  o Juan Raimundo, el ferroviario,
                  hablan a secas, indefinidamente,
                  tal como voy haciéndolo entre mis versos”.

Mazzi, como escritor, defiende la libertad en los fueron de su espíritu, como una exigencia necesaria, para ser el mismo.
En 1968 ganó el Primer Premio de poesía y ensayo en el Concurso Nacional “Ernesto Che Guevara”, para obreros, organizado por la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Esto marca el hito más importante de su carrera, tanto que, deslinda un antes y un después.

                  “Víctimas, cómplices, testigos. No digáis
                  que el cielo es nuestro, tampoco el averno
                  (son antiguas creencias)
                  Aquí, ay, tan solo, nos basta sentir
                  el golpe del frío en las entrañas
                  o arder con el bosque de los sueños
                  para entender la devastación del hombre”.

Su poética, es una canción llena de ternura; una canción de Amor, para con los suyos. Él, tenía claro esto; decía: “El canto es el latido creador de la poesía. El poeta, ante todo, canta. El canto, de antiguo, significa modulación de sentimiento. Y, de hecho, se manifiesta en una u otra forma poética. Y no hay poesía que no cante en voz alta la trascendencia de su contenido. O, de lo contrario, no es poesía”. En lo que escribe, la esperanza crece como una enorme posibilidad de realización, en ese mañana que asoma como justificación a todos los desvelos. Su palabra está cargada de una fuerza vital; en el fondo, se agita un lirismo como sueño romántico. Su obra, es un testimonio personal.

                   “Por más que la vida es dura,
                    la tierra ajena, el maizal lejano,
                    te escribo esta carta, hija mía,
                    como quien riega con sangre
                    el huerto del futuro
                    y espera su facción de primavera”.

Mazzi, era una persona sencilla, creció y se formó dentro de aquella filosofía que la vida exigió que asumiera. Estuvo lejos de aquellos convencionalismos, que muchos usan como ropaje. Entendió y aprendió a querer la vida, a  fuerza de los propios golpes que le dio. No fue un espectador, fue un verdadero actor en la realización de su destino. No dejo que la vida hiciera de él un simple ganapán; lucho para conseguir ser, y fue un escritor.
En su poesía, la palabra se alza con esa emoción social, que rara vez se encuentra en otros; es un verdadero himno de lucha contra el infortunio. Su expresión, tuvo aquel sentir de los que sufren; de los que llegaron a conocer la necesidad como principio, en su realización.
En sus años definitivos se preocupó por alcanzar una expresión dentro de aquellos esquemas estructurales de un academicismo. Renovó sus lecturas, y trabajó en torno a un “Taller de Poesía”. Todo esto le permitió depurar su estilo. Esa preocupación suya, quizá, hizo que en su palabra se perdiera aquella fuerza vital que la caracterizó en sus inicios.
Mazzi, es un exponente de la poesía social en el Perú. Su universo vivencial está lleno de imágenes propias, de aquellas limitaciones que le impuso la vida, las que ensordecieron su canto. En él, encuentro al eterno combatiente, aquel que levanta su trinchera a fuerza de palabras, desde donde disparó poemas llenos de amor y esperanza.

                   “Yo no voy a poner pájaros en la rama
                    deshojada de la patria
                    ni a soltar veleros de papel en el llanto.
                    Voy a confundirme entre esas multitudes
                    que levantan puños de amor y de pelea,
                    voy a escribir con sangre –bajo la luna
                    de octubre-  la biografía de nuestras luchas”.

En definitiva puedo decir: su obra es la expresión consecuente de lo que le tocó vivir, por eso, en su poesía, fija una posición y compromiso de clase, la que está lejos de ser panfletaria. No se encadena a los compromisos de un Partido, ni a los intereses egoístas de una determinada clase; su compromiso es con el ser humano, con su destino. Hay un sentido de humanidad en grado sumo; ese, es su mensaje. Él, decía: “soy un poeta de procedencia y experiencia proletaria (por la sociedad clasista que padecemos). Y creo –desde ese punto que mi poesía es un riguroso producto de clase. Poesía, repito de clase obrera por su expresión y su talento que lo caracteriza y que se entrega a la conquista del amor y el sustento como de todas las complacencias del espíritu” (…) “no podría definir mi poesía de otra manera, pues escribo como canto (o canto como escribo). Evitando, claro está, dejarme ganar por el canto de los cisnes o la proclama de los búhos”. (Declaración, Noviembre 1974). Así lo conocí, con esa consecuencia de vida expresada en lo que escribe, y así vivirá por siempre.



NOTAS:       
 
(1).- En Apata, “se origina el tronco familiar, Mazzi-Vargas., su abuela María Belén Vargas Andrade se casó con Carlo  Mazzi Paccelli, nacido en Génova (Italia), ellos, tuvieron cuatro hijos, tres varones (Carlos, Máximo y José) y una mujer (Hortencia), todos nacidos en Apata (Jauja).
(2).- Ella nació en Ambo (Huánuco, descendiente de abuelos españoles.).

(3).- “La Fundación del “Grupo Intelectual Primero de Mayo”,  corresponde al proceso de maduración y organización de la clase obrera, a través de lineamientos políticos e ideológicos definidos tanto en la tribuna nacional como internacional, o/ como Víctor Mazzi Trujillo, lo destaca: “Los aedos representantes de la poesía de la poesía proletaria no irrumpen en los dominios de la literatura nacional sino hasta poco después de iniciada su organización del proletariado y de fundamentada su base social y política por la orientación, y el análisis sociológico de José Carlos Mariátegui y la obra teórica y práctica de César Vallejo”(“La Moral y la Filosofía en la Vida y Obra de Leoncio Bueno Barrantes. Trascendencia de su unidad como Hombre y Poeta” de José Pablo Quevedo).