Saturday, January 27, 2018

CÉSAR GAMARRA BERROCAL: UN CANTO QUE EMERGE DEL HOMBRE Y LA TIERRA (Por Teodoro J. Morales)


CÉSAR GAMARRA BERROCAL: UN 

CANTO QUE EMERGE DEL HOMBRE Y LA

 TIERRA

Por Teodoro J. Morales



Cuántos han leído alguno de los libros de César Gamarra Berrocal? En un país como el Perú, de seguro pocos. Muchos lo conocen solo en esa figura desgarbada, que el tiempo echó fibra en él; a quien, cuando lo encuentran en una calle o plaza, luego de decir ola, pasan.
Conocí a César Gamarra, allá, en la década del setenta; con él, participamos en muchos recitales. Fue toda una época de efervescencia cultural. Conozco sus libros, los he leído; y se del valor que tiene cada uno de ellos. Ha tiempo tenía la intención de escribir algo sobre la poesía de César, la idea se fue quedando en el tintero, hasta que llegó el momento de hacerlo.
César Gamarra (1) tiene publicado tres libros de poesía: “No me digas que es muy tarde” (2); “De qué se muere” (3); y, “El Canto del Pitsitsiroiti” (4).
Su primer libro, por propias confesiones del autor se fue organizando “a partir de la expulsión de los límites de la infancia”; con él, descubre una visión nacida de una realidad social conflictuada.
En 1968 surgen los poemas sociales y, junto con Teodoro Stuchy gana el premio de poesía obrera convocada por la C.G.T.P, en el Callao; luego entendió que “no bastaba poner en el poema “clase obrera”, “proletariado”; y con esa madurez y consecuencia, asumió un reto que le permitió escribir y publicar.
En el verano de 1971 ingresó a HORA ZERO, en el que alternó con Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Enrique Verastegui, Isaac Rupay y otros. Ese Movimiento marcó su ruta, y no se ha desligado de él.
Si buen nació en Lima, vivió y vive en la tierra de su padre (Huancayo); aquí “El silencio total le fue matando y apresando en el cotidiano y abulia”. También vivió en Cerro de Pasco, de la cual dice: “mi vieja ciudad en el mapa de la pureza; encuentro un gigantesco hueco que crece y se come los sueños, las piedras, los recuerdos”.
En la contracarátula de su primer libro, el Movimiento HORA ZERO en palabras de “Tributo”, dice “César Gamarra tiene la edad perfecta para rehacer cualquier cosa; la vida del Perú es su cometido, su finalidad: Transformarla es difícil, por eso mismo peligrosa y por eso mismo hermosa”. Los años han pasado, y, ya se puede sacar en limpio algo de todo lo que ha escrito.
El poema “Pitsitsiroiti” abre una vertiente de expresión de un universo que se mantuvo ajena y en el desconocimiento, y, recién empieza a abrir sus secretos. Hay que leer el poema para darse una idea del valor del mismo. Hay una vertiente de expresión, que se abre.
Manuel Baquerizo, en el prólogo al libro dice el poeta “ha ido orientando su mirada desde la metrópoli hasta la ciudad de provincia y la aldea nativa de la selva, para reconstruir sus historias y su vida cotidiana, pero sin perder de vista el horizonte de la universalidad”. Eso es válido para toda la obra de César Gamarra.
Refiriéndose al poema “Pitsitsiroiti”, indica que “lo serio y grandioso se conjuga espléndidamente con la recreación fonética, el divertimiento formal y la distención lúdica”, que, “empieza reproduciendo los sonidos característicos de los mensajes cifrados de los ashaninkas (que, en este campo, semejan una imprevista jitanjáfora, con los que de inmediato crea la atmosfera apropiada, a fin de ingresar al mítico y desconocido universo aborigen”; en verdad, no es solo eso. Hay una apertura al conocimiento de los secretos de un mundo que había permanecido ignorado para una civilización.
César Gamarra, asoma a una realidad distinta de la que se conoce, para hacerlo, empezó por instrumentar todo un lenguaje, que no es el mismo que se usa a diario; así nace, el que utiliza para transmitir su visión de un mundo extraño y desconocido. Toma consciencia de esa realidad en el que se desdibuja toda una realidad social; denuncia un hecho: se está destruyendo el eco-sistema (ve aquel reino convertido en pasto del desierto, como “desolado camino id e dolor”. Se está depredando todo. Se va perdiendo toda una tradición de vida, ya son raras las cushmas y las flechas, otras las han reemplazado; la modernidad, va matando la identidad de los pueblos nativos; la ambición por el dinero, hace que se diezme la fauna y se destruya la flora; de manera indiscriminada talan los bosques de madera (no solo es el diablo fuerte, también es el caoba, nogal, cedro, alcanfor, ulcumano, roble, etc.), entonces tiene significado aquello de “pasto de desierto”, en eso, lo están convirtiendo.
¿Cuál fue el papel de los llamados “conquistadores de la amazonia”?  Esos, se enriquecieron a costa de la desgracia de las poblaciones nativas; destruyeron y alteraron todo un ecosistema, sin importarles nada. Esa es la obra civilizadora de aquellos; para los pueblos que habitan estos confines, fue de lo peor. Le robaron todo, y los convirtieron “en asustadizos hombres de la FE”.

                        Pitsitsiroiti entona melodías desoladas
                         No hay encantamientos;
                         Todos se han marchado.

Hay una verdad hablando; sin embargo, “no todo se ha perdido”. El hombre es Hombre, y desde las cenizas se levanta para fundar y refundar la vida, allí, donde se creía que se había perdido. Son significativas, estas palabras (“vuelvo a mis raíces, / vuelvo a la tierra. / Danzaré alrededor del Fuego, / danzaré por el origen del mundo: nada es eterno”).
César Gamarra, quizá no es un poeta preciosista, en el estilo de lo que escribe. Trabaja la palabra para darle verdaderos contenidos de vida. Hay profundidad en el mensaje que entrega. Su preocupación, es poner la vida en ella; en ese sentido, su palabra respira y late, sabe del sufrimiento y de las alegrías de un pueblo que habla y se expresa a través de él. Dice (“Nada queda en el tiempo / permanece el hombre de las cosas / las distancias en tus huellas”).
La vida en su dimensión de realidad terrena, es tema que pocos abordan en lo que escriben, denuncia la violencia que da origen a las guerras, de las que todos huyen. (“percuta la MUERTE / ululan los AYES”).

                Nada impide el copioso sudor de tus alegrías.
                 Nada impide al loro parafrasear al cuerdo.
                 La razón se extravió en los códigos;
                 Ahí estás,
                  Con el candil de entusiasmos,
                  Desentrañando líneas.

El libro es breve, pero, refulge con la originalidad que hay en él. Formula una visión de la vida desde su particular modo de ver las cosas, dice (“El estío no es el mismo / al no estar tu sonrisa / entre los rosales” (…) “Las aves parecen / tener las alas quebradas. / Las mañanas son grises / para el caminante extraviado: / Corre tras un sueño, / corre tras la lluvia. / Corre en busca de su destino”. (…) “El quinual trepa el espacio / para indicarnos que la vida / es un arco iris en tus manos”. La ternura está a flor de piel, donde pareciera no lo hubiera. (“Tienes la dulzura de las retamas, / la ternura de los balidos, / la distancia de las torcazas, / el silencio de las lagunas, / el furor de los inviernos, / el aguacero de los descubrimientos”).
En este libro breve, pero sustancioso, está la voz del hombre de la costa con su visión que se proyecta a los andes, termina por coronar su viaje en un  descubrimiento esplendoroso de la selva, en una realidad que violenta el espíritu del hombre.

                                Ashán        Ashan
                                       han han  han   
                                  inka  inka  inka
                                       urr  urr  urr
                                  olaé  olaé  olaé
                                  Curaka asháninka
                                  Ashán  hán  hán
                                  Curaka asháninka
                                     miro tus dominio, tu reino
                                     Pasto del desierto,
                                     desolado camino del dolor.   

En este libro, como bien dice Baquerizo “Las instituciones imaginativas se dan en dos dimensiones; la de la propia vida y la de la realidad del país. Formalmente alterna, casi sin transición, la voz en singular y la voz colectiva”.

           Curaca asháninka
            tus reinos, tus dominios,
            ciudades del cafetal y del cacao.
            Tus guerreros cruzan tímidamente sus calles.
            No reconocen al cupte.
            Largas filas de oropeles, acacias y buganvillas,
            cubren de sombra la aldea:
            Ashán  hán  hán
             Pit  pits  pits
                Siroi  siroi  siroi
                                  Iti    titi   itiii
             Pitsitsiroiti entona melodías desoladas,
             no hay encantamientos;
             todos se han marchado.

En toda la poética de César Gamarra, hay algo característico “tiende a explorar al ser colectivo y la vida cotidiana de los hombres; en ella traduce “la intensa y cambiante realidad de nuestro tiempo”. Tulio Mora dice César Gamarra “siempre ha sido muy coherente con su poesía” (…) “es un poeta que ha transmitido ese lenguaje callejero de acá a escenarios andinos de Huancayo, de  la selva y de Cerro de Pasco; con una precisión, con una fuerza, y sin renunciar ese carácter emotivo de gran afectividad y de gran lucidez sobre todo”.

Esperé que el tiempo diera el veredicto; pasaron los años, nada de ello fue en vano. Aquí una visión de la obra poética de César Gamarra Berrocal, poeta hermano.      

    

VÍCTOR LADERA PRIETO: POETA Y HOMBRE (Por Teodoro J. Morales)


VÍCTOR LADERA PRIETO: POETA Y

 HOMBRE


Por Teodoro J. Morales



Tiene recorrido, un largo camino en la vida. Nació para que, por su palabra hablara el pueblo a través del tiempo, y, no es poco el testimonio escrito, parte de ello, se publicó en “Tonos del Ande” (2002), “Dialéctica del Hambre” (2004) y “Comunidad de Auroras” (2017).
Se ha dicho: “El polvo de los años caminados, el solitario silencio de los sueños, las oscuras alas de la orfandad social conjugaron en sus manos obreras para dar luz a su creación poética” (…) “He aquí un gran poeta, cuya historia es, como su propia poesía, una crónica oculta e insurrecta. He aquí un hombre xauxa, de cuya pluma, prorrumpen cóleras y pasiones. He aquí un revolucionario cuya arma es el verbo” (…) Proletario de basto y hacha. Comido de la yerba de la jalca, de los oscuros socavones, de los ladrillos y los caminos. Sus versos nos hablan de lucha, de esperanza, de alegría, de amor, de tristeza y de sueños” (Fernando Sabino Sánchez, 2014); y, para Hugo Velazco Flores, la poesía de Víctor Ladera, está dentro de esas vertientes de una “Poesía hipervital, poesía de contacto social, poesía engageé.
Para empezar, transcribo de Víctor Ladera Prieto, el poema “Nostalgia”, dice: (“Oscura sombra/ de una melancolía/ no me claves/ en la cruz del silencio/ en la espina de la noche/ ni en la nostalgia/ de tristes recuerdos” (…) “Nostalgia/ no me atormentes/ vísteme con luces de tiempo/ arrúllame con lenguaje/ dulce, limpio, amoroso/ libérame de estas penas/ y abrígame con el calor/ de nuestra tierra xauxa”.
El Círculo Literario “César Vallejo” de Huancayo, en el año 2002, editó “TONOS DE ANDE” (1), libro de poesía de Víctor Ladera Prieto (2). Es valioso el esfuerzo, claro, no se trata de toda su obra poética; sin embargo, se esperaba un libro de Víctor Ladera.
No siempre, se usa la palabra como herramienta forjadora de consciencia; ni siempre se habla de la condición humana, de la desigualdad y la injusticia, ni de la fe y la esperanza de una nueva aurora social; pocos son los poetas comprometidos con su tiempo, los que fijan una posición de clase en su obra. El poeta, dice: “Nací en algún lugar desfigurado de América. Soy pueblo de mi padre. Padre de mi pueblo. Pueblo nomás, nunca he pretendido ser otra cosa”. (Ubicación Activa). 
El poeta, se hace hombre, se hace sustancia de todo ese universo que conoce y vive lleno de dolor humano; y de entre la profundidad de esa realidad- nace y se levanta su palabra, como el canto de los que teniendo boca no pueden hacerlo: (“-cuando el obrero siente martillar sus sienes/ Lejos de las doradas espigas y los hijos/ Sin poder hallar un solo fragmento de cariño,/ Cuando se obscurece el orbe en nuestras manos/ Hasta ahogar la lumbre de todas las lágrimas/ No es posible iluminar la creación de la fuerza,/ Cuando se escucha el llamado de la sangre/ Es difícil abrir las ventanas de los sentidos/ Para que se sepa la noción y el vuelo del tiempo”.- (Justicia para los Trabajadores). 
Sabemos que la fe del hombre, se forja en dura travesía- por duros caminos que en la vida encuentra, en el que el tiempo con sus inclemencias curte su piel y su espíritu, así afirma una concepción de vida y una fe en la realización de su destino, alzándose de entre el dolor de mil imposibles, que lo cerca como una cárcel; y es –el hambre y el desamparo, los que abren sus sentidos a una realidad de vida, a la que -muchos no asoman porque no se atreven a quebrar lo establecido. El poeta, dice: (“Hoy he almorzado hasta saciarme de apetitosa nada./ ¿Ay! Tentadores frutos pasaron tan de cerca/ que quisieron cambiar mi estructura de hombre,/ pero seguirá alimentándose con la ausencia/ de un pan lleno de palomas,/ hasta dejar mi bandera en la cumbre más alta” (…) “Aquí me tienes con la sombra crucificada./ Aquí está mi corazón de indígena vertiente./ Aquí estamos so9loes/ germinando un cielo propio, un mañana de luz”.-“Manifiesto”). 
Hay un filosofar de vida, en el que se desarrolla toda una concepción de mundo y existencia. Es cierto, la vida difícil, hace que la persona madure, tome conciencia, aclare ideas y construya doctrinas de verdadera redención; en la poesía de Ladera mPrieto, la palabra se levanta como verdadero canto de afirmación de fe y esperanza en una nueva realización social. La vida nunca fue fácil para el pueblo; sin embargo, desde esas canteras, siempre nace lo mejor de la belleza. “Aquel hombre que construye ternuras con salarios de olvidos y soledades puede también labrar la anhelada luz crear la magia del oropel de amistad rindiéndole solamente un culto ciego a la propiedad de infinitas ternuras. (Homenaje)
Víctor Ladera Prieto, pertenece a una generación de heroicidad en lo literario, a la que asomo junto a Víctor Mazzi Trujillo, Leoncio Bueno, José Guerra Peñaloza y otros; todos ellos, se forjaron en el yunque de la lucha por la vida, en la hoguera de las luchas sociales, en las que creció su verdad como luz de esperanza y pan de vida; y con terco empeño, forjaron e hicieron toda una tradición de Literatura Proletaria en el Perú. “Hoy la verdad se ha enamorado de mí
abrazándome con su zarzal de amor”. (Ubicación Activa). 
La solidaridad humana nace y se alza en dimensión de existencia, donde la palabra forja la mejor expresión del pueblo; de no ser así, el hombre hubiera desfallecido hace mucho tiempo y sería solo escoria.
Cuantos de sus compañeros y amigos se adelantaron y se fueron, dejando un sentido vacío. No todos saben del real valor de la amistad. Víctor Ladera en “TONOS DEL ANDE”, rinde Homenaje a Manuel Baquerizo Baldeón, Víctor Mazzi Trujillo, Alejandro Espejo Camayo, y al pueblo en su lucha por la dignidad y la Justicia. Dice: (“Estas aquí y no en otro lugar/  En las calles labrando luces de rebeldía/Incendiando de justicia la miseria/ Arrancándole a la vida la eternidad. (…) “Aquí están avivando el grito del trigo/ En la cuchara despreciada de los pobres./ Aquí estás floreando los recuerdos/ En alta fidelidad de tus amigos”.- (Aquí estás Alejandro).
La vida del poeta sigue en su tránsito, afirmando una fe y una convicción de hombre libre. Dice (“Y en las calles se arrastran con dolor / miseria y tristeza vestidas de amargura”). Es consciente de muchas cosas, su verdad es cincelada con palabra viva, la que hereda al tiempo. Dice (“cuando brilla el imperio del silencio, / huye la idea, la tranquilidad sonríe”). “…el cebadal amargo y pálido ya peina su cabellera verde. Surgen los labriegos a la faena y estamos, todos de pie, esperando coronarnos de alba”. (Insurgencia).
“TONOS DEL ANDE”, reúne un grupo de poemas de Víctor Ladera Prieto, en el que se define el universo vivencial del poeta, descubriéndonos su honda filosofía y su concepción de mundo el que orienta su vida y su quehacer poético; sin embargo, los que conocemos a Víctor y su obra, podemos decir que, en esta entrega reúne solo parte de su obra, el que lo presente en esa eterna búsqueda de una verdad, en ese proceso de formación de Hombre y Escritor.
En el año 2004 Halckon Editores publica “DIALÉCTICA DEL HAMBRE” (3). En el que se reúne veinte poemas, Henoch Loayza Espejo en “Palabras Breves” dice “Estos versos dejaron las páginas amarillas de los años caminados, el solitario silencio de los sueños, las oscuras alas de los extravíos, la ajena mirada de la indiferencia”, en verdad que así es. Todos esperamos conocer su expresión poética en su dimensión completa, pero ella el poeta lo va entregando a poco.
En Víctor Ladera Prieto, hay una vida de consecuente existencia, algo que no ha traicionado; es algo que le dio la vida, y si le faltara aquello dejaría de ser él. En su obra hay un testimonio de realización personal; en el que, su convicción se viste de alimento para los desposeídos.
Él conoció una realidad y vivió inmersa dentro de ella. Lo que escribe es, esa verdad cuyo dolor está lacerando dentro del espíritu del pueblo, por eso dice: (“ Allí donde las manos del viento/ inauguran la rebelión de las luces/ allí donde/ el silencio y la melancolía/ abren el fuego de sus rebeldías”.- La tristeza de César Vallejo”. Vallejo, ha sido y es luz, él sigue marcando el camino: (“Por ti sabe el mundo/ que existe un Perú/ de pura tristeza/ y sin zapatos./ Por ti/ también/ sabe nuestro pueblo/ que la alegría nace/ del sufrimiento armado”.
Para el poeta, la injusticia sigue haciendo la desgracia de los muchos. La vida le enseño, y le enseña, que: (“Nacemos, sufrimos, morimos en mayoría/ disputándonos sin afecto esta vida”.- Democracia). (“Lustrando ternuras y amorosos pedregales/ como lustra el minero su apagada noche/ sembramos y maduramos la esperanza”.- Navidad”).
Tiene toda una vida sobre sus espaldas, no es mucho lo que ha cambiado. La injusticia sigue espoliando al pobre, por eso, el poeta dice: “en el país donde la luz no amanece/ nada se suma, todo se resta,/ sólo agregamos indefinidamente/ a la miseria miseria miseria/ a la muerte muerte muerte/ al hambre hambre hambre./ ¡En suma nada se suma/ todos los días se resta la vida!”.- La Lección).
Para algunos, la vida es color de rosa, es paraíso en eterno florecimiento, alegría plena de dicha; pero para la mayoría andante, es realidad que se padece y preocupa (“Al medio día cuando vuelvo a casa/ cansado ya del vegetativo trabajo/ se encienden los ojos de azúcar/ de la que me ayuda a extender/ mi jornada de dolorosa espera./ Ella deshoja su silencio/ y esconde el oro de los días/ en la música cariñosa de su voz/ derrama en la yerba de mis sentidos/ la olla hirviente de su pensamiento:/ en la feria universal del hambre/ los precios de todas las cosas/ bailan como mariposas de primavera;/ ¡no hay carne en los mercados/ el pan desaparece como endiablada hostia/ sin endulzar el destino de los pobres!” (…) “Célebres silencios son los refrigerios/ allí donde el salario no vale un Cristo/ o las horas no son peces que ríen/ cuando la verdad/ arde sobre la mesa de los pobres”.- A Medio Día).
Hay un falso relumbrón, encima de todo; parece lo que no es. Si uno se quita esas anteojeras que nos han puesto con tanta propaganda junta, la realidad asoma con toda su miseria como siempre.
Conocí a Víctor Ladera Prieto, allá por la década del noventa: converse con él, y estuvimos en muchos actos culturales que convocó a los poetas de la región; con ese conocimiento que tengo de él, puedo decir: Este poeta, nació con una fe, vive con ella y no la traiciona. Esa consecuencia de vida lo hace grande. Mi HOMENAJE a él, a esa consecuencia de vida, y a la grandeza de su palabra, donde está su fe. 



NOTAS:


(1).- “Tonos del Ande” De Víctor Ladera Prieto. Edición al cuidado de Jean D´Carval, 15 de Abril 2002, 24 pp. Formato: 15 x 21.5 cm. Proemio de Flor de María Ayala Leonardi y Colofón de Arturo A. Concepción.

(2).- Víctor Ladera Prieto, poeta tarshumante y poliglota. nació en Acolla (Jauja) el 05 de setiembre de 1932. En Paucartambo (Cerro de Pasco) junto a Víctor Mazzi fundó el Grupo Obrero “Libertad”. Integrante del Grupo Intelectual Primero de Mayo (1956), del que es cofundador. Poemas suyos se publicaron en “Prólogos del Alba”, “Nacimiento del Canto”, y, “Cuaderno de Mayo”, Cuadernos de Poesía publicados por el indicado Grupo. En 1958 viajó a Europa donde estuvo por espacio de diez años. Estuvo en Cuba y Bolivia, donde trabajo; así como en Paris y Leipsigs, donde estudio Francés y Alemán respectivamente.

FELIX HUAMÁN CABRERA: EL LENGUAJE OCULTO DE LAS COSAS (Por Teodoro J. Morales)


FELIX HUAMÁN CABRERA: EL 

LENGUAJE OCULTO DE LAS COSAS

Por Teodoro J. Morales




No todos tienen la facultad para ver el lado oculto de las cosas. Félix Huamán Cabrera, en “Valle de Retamas” (1), le descubre un lenguaje al mundo material, en su naturaleza muerta. Es una posibilidad la que ofrece, la que permite descubrir una nueva visión del universo. En esa dimensión trata de encontrar una verdad.

                         este viento que en hojas prende fuego,
                         este fuego de agua y de cariño,
                         este hombre, esta nada,
                         esta agua de tropel y de tormenta,
                         eres, corres, lloras
                         y te pierdes, Mantaro,
                         en los labios de las breñas.

Félix Huamán, le da alma a esa naturaleza, a la que Dios no le dio palabras a semejanza nuestra, para expresarse. Descubre para todo, un lenguaje. No todos pueden percibir la grandeza que encierra cada cosa. El poeta saca a flor de piel, la vida que palpita más allá de lo que uno ve.
En esta búsqueda el logro es mayor, toda vez que alcanza a rescatar la verdad más allá de la palabra; tanto que uno se hace río, agua o viento. Todo se trastoca y cobra vida. En ésta particularidad, encuentro el logro de este libro.
Hay un descubrimiento de la naturaleza material, más allá de la piedra inerte. No es la forma exterior la que presenta. No es el vestido de las cosas, el que detalla; bien sabe, que la verdad no hay que buscarla en la cáscara o vestido, fuera o encima de la piel.  En el aliento inmaterial que es el fuego de la vida, palpita lo eterno: sólo el espíritu, es el que sabe de su presencia y su misterio.
El poeta consigue interiorizarse en la naturaleza muerta de las cosas, hasta encontrarla; su palabra da testimonio de ello.  Eso hace que su visión tome una nueva proyección en la poesía.   Rompe aquel límite tradicional, para crecer con esa libertad del aire, y ser luz.
En el libro encuentro, igualmente, una remembranza antigua. Hay una nostalgia dulce, como sostén y energía que lo mueve.
(“Allá quedó mi madre / contando mis pasos en el patio / cuando peinaba, los cabellos / de Tania, en el amanecer. / Tejiendo después penas cuando el sol era carta / del niño que escribía: / “que todo iba muy bien”. / Allá quedó mi madre, / mis juguetes de barro, / los amigos y hortigas y tréboles / que forjó mi ilusión; quedaron  los papeles, / mis besos en neblina / y mi canto también”. – Para entonces mi padre ya se había ido lejos / por donde se van los hombres, / después de haber vivido, / para no volver”.
Félix Huamán Cabrera en “Valle de Retamas” nos descubre ese lenguaje con el que se expresan las cosas, en el que nunca envejece. Hay un despertar de ese algo que permanece dormido dentro de todo.


NOTAS:

(1).- Félix Huamán Cabrera. “Valle de Retamas”. Dibujos de Josue Sánchez. Huancayo, 1977. Ediciones “Retama”. (s. p.) Edición a Mimeografo.

Tuesday, January 16, 2018

TULIO MORA: UNA POESÍA QUE ASUME LA REALIDAD QUE SE VIVE (Por Teodoro J. Morales)


TULIO MORA: UNA POESÍA QUE ASUME LA REALIDAD QUE SE VIVE 

Por Teodoro J. Morales



Hay tanto de valioso, en todas partes; lo triste es que… los más, lo ignoran o no conocen de esto. Muchos no tienen la suerte que eso llegue a ellos, otros por mezquindad no hablan de su existencia y tratan de esconder aquello que es como luz, por temor a que el pueblo despierte y tome consciencia del porqué de su desgracia. Eso, es propio de aquel academicismo del que se sienten orgullosos los que viven bajo su sombra.
Tulio Mora (1), es un poeta con obra que habla por sí sola. “CEMENTERIO GENERAL” (2) se hizo merecedor al primer premio del Concurso Latinoamericano de Poesía (organizado en 1988 por el Concejo de Integración Cultural Latinoamericano - CICLA). El Jurado (Enrique Linh, Carlos Germán Belli y Alberto Escobar), refiriéndose a esa obra, dice “es una extensa composición que intenta seguir el hilo de la historia peruana reinterpretando tipos humanos que personifican los conflictos de una sociedad”, destacando “la habilidad del autor en el uso del versículo, el entramado de heterogéneos niveles de lenguaje, la coherencia y la fuerza del trabajo”. La crítica, ha indicado que: se trata de una obra unitaria en la que personas de diversos tiempos, desde los habitantes de las cuevas hasta la actualidad, monologan en la tumba sobre su vida entrelazada con la trágica historia peruana.
El primer libro de Tulio Mora es “Mitología”, es un poema integral, el que “recoge un registro colectivo de voces: yo, el otro y el nosotros. Todas las individualidades convergen, combinan y se amalgaman en una formulación poética polidimensional, en la que el verso sirve de vehículo a temas narrativo y en ocasiones, a un tema argumentativo que lo acerca al ensayo, lo audio visual y lo periodístico” (Consuelo Hernández”.- “Voces y perspectivas en la poesía latinoamericana del siglo XX”).
En 1994, Tulio Mora, consiguió el segundo lugar en el Premio COPE de Petroperú. “PAÍS INTERIOR” (2010), “tiene como tema central la infancia y los paisajes de su memoria”; él dice, es una “manera de rendir homenaje no sólo a mi familia, a mi origen, a una edad disfrazada de eternidad, sino a todo el valle del mantaro, que siempre será mi santuario, y a sus habitantes”.
En una entrevista que se le hizo, dice “desde “Oración frente a un plato de col”, o antes, “Mitología” incluso, tenía una concepción de que cosa era un libro; para mí un libro no es un  conjunto de poemas, el libro es una unidad, hay que verlo como una visión coherente, incluso de continuidad”.
Simulación de la Máscara” (2007) para Sebastián Pimentel “es un libro en el que hay mucha voluptuosidad en el lenguaje, pero también hay una economía, una brevedad del poema, de los versos. Hay un ritmo cortante, un rebote de imágenes y de sentidos  siempre recortados, ajustados, que son concentrados. Que reivindican el límite de la palabra, a su cuerpo de sonidos, a su materialidad”. 
Cementerio General”, tuvo una tirada de mil ejemplares. Pregunto ¿Cuántos saben de su existencia, cuántos lo leyeron? Traten de encontrarlo, y lean el libro; luego, entenderán muchas cosas, verán con realismo lo que nos toca, y de seguro asumirán con sentido responsable el papel que les toca cumplir como actores en ella.
En este libro, el poeta, sale en mucho, de aquello a que nos tiene acostumbrado la literatura en nuestros pueblos. Pablo Macera, indica que el poeta “Busca en el proceso histórico nuestros hechos reales, paradigmas de acción, de dichas o heroísmos para presentarlos desde adentro de ellos mismos e iluminar sus potencialidades con  una luz fuerte: la luz poética”; y que, “es una poesía insólita porque se propone un doble rigor formal, histórico e imaginativo”.
Leo el libro, y encuentro al poeta, diciendo: (“Eran los años 50, Lima no quería salir/ de su aire de egoísta placidez/ mientras llegaban los paisanos,/ los uruguayos,  los quesos, con ojotas/ llicllas chullos- que jamás fueron lavados/ con jabón o detergente ni sus dueños entendían/ el nuevo idioma de los avisos luminosos./ Llegaban de los desiertos de la luna/ en pleistocénicas olas migratorias,/ perseverantes en las mismas perseverancias:/ tener un sitio y picar las migajas del festín”. (…) “Y  Lima creció, pero no como previó el alcalde, / con inmigrantes europeos, sino como previeron los hambrientos./ Invasiones dolorosas, apasionadas, epopéyicas,/ a veces cursis, siempre trágicas,/ con  muertos por las balas y los sables de la GC,/ con velatorios vigilados por piquetes y banderas,/ mientras las hormigas devoraban los cadáveres/ y el cura hacia una misa/ que tenía de asistentes a burros cabras chanchos/ entre la multitud desesperada./ Invasiones con ministros renunciados, inmobiliarias/ interesadas en el desarrollo de la industria/ de la construcción,/ invasiones con clanes regionales/ con nuevas calles cuyos nombres/ tienen extrañas adiciones CDM4L26S105/ (calle D manzana 4 lote 26 sector 105),/ o los nombres de los muertos/ o de los que se quedaron en la sierra” (…) “Porque antes del tiempo de lo bello/ es el tiempo de la venganza y del horror”).
Para muchos, quizá, el poeta sea un descreído a ultranza en su expresión, por hablar con desenfado, por romper aquellos esquemas aprendidos en los que se disfrazaba la verdad que se vive a diairio: “Diez intelectuales de ciudad/ valen menos que un solo campesino”.
Para Isabel Córdova, Tulio Mora, es un “Poeta seducido por el mundo mágico, por las hierofanias míticas que a las claras nos muestra su procedencia andina”, que “construye sus versos con pulcritud y finura”. Creo que, no podemos encerrar la expresión de este poeta dentro de esquemas como esos, el poeta en su expresión se abre a horizontes mayores. MORA, no es solo un creador de poesía, es un teórico de ella. En un MANIFIESTO, fechado el 4 de Julio del 20’14, dice: “Los poetas de hoy no escriben con altura e indignación”. (…) “La poesía peruana joven es conformista con el sistema”; dice: “Hora Zero (él es un integrante de ese movimiento) está contra de los poetas que no ven el presente, sino que se esconden en el cultismo, el futurismo y la globalización”, y, por lo mismo: “esta en la obligación de ser vigencia contra esta poesía inconsecuente que no quiere asumir su tiempo, sino que lo niega”.
Esas reflexiones, le permiten formular planteamiento, y decir: “Si la poesía en vez de hablar de un futuro globalizante, tocara los gravísimos problemas que se vive, y se volviera a escribir sobre los temas que siguen siendo los escombros a los que se alude en “Palabras Urgentes”, tendría que cultivar “una poesía integral” (…) “Alucinar puede ser poético pero no es ponerse a la altura de loe escombros que debemos  poetizar”.
La realidad de vida cambio a poco, en todas partes; y ello, sorprendió a todos. El poeta, dice: (“Eran los años 20. Mucha ruda aromaba/ el inicio de la patria Nueva de Leguía/ y un tranvía atravesaba la ciudad/ como un gusano devorándose a la noche” (…) “Cantar un huayno en Lima/ entonces era como en tiempos del corregidor Areche:/ herejia que se descuartizaba,/ vergüenza nuestra de domingo clandestino/ a distancia más que prudencial del gusto criollo”.
Tulio Mora, estudió literatura en la Universidad de San Marcos. Poeta de la Generación del 70. Es uno de los teóricos más importantes que se tiene. Su planteamiento, podría sintetizarse en estos versos suyos: (“No se puede transar en el poema cuando la vida/ te asalta con verdades atroces.
El tiempo, con sus cambios siempre escandaliza, asusta; pocos se atrevieron a hablar de cara a la verdad. Muchos tratan de mantener esa realidad oscura, para medrar eternamente. Los curas tienen miedo de perder el cielo y sus gollerías; y que aquello corra la misma suerte, que la excomunión y la santa inquisición; esos, para salvar las almas y dar sus indulgencias, previamente recibían su “favor divino” en oro; ahora, que no vengan con remilgos y esas cosas, podrían ser juzgados; y de seguro, las verían negras.
Tulio Mora en “Cementerio General”, rastrea los hechos de una historia vivida; en la que, los que pasaron a mejor  vida, hablan de las desgracias que les tocó vivir, en la que no se esconde nada, y se denuncia las atrocidades que se dieron. Es la historia negra de los tiempos la que habla.



NOTAS:

(1).- Tulio Mora Gago, nació un 15 de Febrero de 1948. Estudió en el Colegio Salesiano de Huancayo; luego, en la Universidad Nacional de San Marcos. Es integrante de “Hora Zero”. Tiene publicado: “Mitología” (1977); “Oración frente a un palto de col y otros poemas”   (1985); “Zoología Prestada”( 1987), “Cementerio General (1989 – 1994); “País Interior” (1994); “Simulación de la Máscara” (2006); “Ángeles detrás de la lluvia”  (2009); “Aquí sobra la Eternidad” (2012)”; y, “Hora Zero: Los broches mayores del sonido” Antología. (2009).


(2).- “Cementerio General” de Tulio Mora. Lluvia Editores, 109 pp. Diseño carátula: Walter Ventosilla. Foto: Herman Schwarz, se terminó de imprimir en enero de 1989, en los talleres de Impreffset, La Victoria. Formato: 15 x 21 cm.

GERARDO GARCÍA ROSALES: EN EL UMBRAL DE LA HISTORIA DEL HOMBRE XAUXA (Por Teodoro J. Morales)


GERARDO GARCÍA ROSALES: EN EL UMBRAL DE LA HISTORIA DEL HOMBRE XAUXA

Por Teodoro J. Morales




La poesía no está reñida con la historia, ni con ninguna rama del conocimiento, ni con ningún  hecho de vida. La poesía,  es sabiduría que habla de todo lo que es expresión de vida donde la belleza asoma como luz. Es la belleza de la vida misma; la quintaesencia, de lo que se vive y  muere. Es la historia del amor en el tiempo, (su sufrimiento, sus alegrías, su palabra hecha carne). Eso, pocos lo alcanzan a comprender; y se pierden inventando esquemas diz que de una construcción dentro de técnicas de una expresión moderna.
En la Región Junín (Perú) tenemos toda una rica realidad de expresión cultural; en ella, asoma: “Aquel Hombre Xauxa” (1) de Gerardo García Rosales (2).
Gerardo, es poeta y narrador, tiene la virtud de escribir para niños y adultos; él, confiesa que su incursión en la literatura “se produjo en la niñez, escuchando aquellos relatos de su tierra que le fueron despertando el amor por las historias”; y que, en Puno “en medio de ichus, huallatas y mirando su hermoso lago” donde “decide hacerse escritor”   (…) “Soy andino por nacimiento y ancestros. En mi se conjugan tres vertientes: la colla, wari y la xauxa”. En 1962, junto a Omar Aramayo, José Luis Ayala, Percy Zaga, Gloria Mendoza fundan la Promoción Intelectual Carlos Oquendo de Amat. Gloria, rememorando ese momento, dice “ni nosotros sospechábamos que era el inicio de una larga historia personal, porque cada uno de los oquendianos tiene obra continua hasta hoy”.
En la década del setenta ya se hablaba de Gerardo García Rosales, con motivo del “Primer Congreso Nacional de Escritores Jóvenes del Perú” (24 a 26 de abril de 1970), pero, lo conocí personalmente en 1971 al visitar Jauja para invitar a los poetas de esa ciudad al “Primer Festival Regional de Poesía” que se organizó en Tarma, de entonces a la fecha, hemos cultivado una amistad y participado en muchos eventos culturales.
Gerardo García Rosales, en “Aquel Hombre Xauxa”, ingresa a una temática que creíamos era ajena a este poeta. En el encuentro aquel mundo maravilloso del que venimos y del que somos  parte, la raíz telúrica. Esta faceta (para mi) es la más importante, de todo lo que tiene publicado. Lo conocía como exponente de una expresión lírica, sus libros lo presentan en esa dimensión.
Este libro, es expresión de una madurez en su expresión. Es la verdad del hombre sin disfraz, sin maquillaje. En él está el verdadero rostro de “este nuestro Perú que existe a trozos, región a región, como lo indica Juan José Vega.
El poeta se hace tiempo, se transfigura, y desde el umbral de aquello, dice: (“hablo de lo mío y de lo que le toca mi memoria/ a la distancia;/ y miro/ y contemplo estático/ y llevo conmovido de fuerzas internas,/ y transmito presuroso/ y desgrano maíces transparentes para mi descendencia,/ hago balance de sueño tal y sueño cual,/ de vivencias que siguen espejeando en campo grandioso”. No son sueños oníricos nacidos del ocio, es la vida revisando lo que le toco realizar al hombre xauxa como actor (“Porque todos hicieron todo, y esto es nuestro,/  y nos pertenecepor igual a todos,/ porque nada fue logrado por una sola inteligencia;/ yo hablo de los míos, que también aportaron/ como muchos otros/ y que ahora son cosas esplendorosamente vividas/ con demasiada algarabía/ por hombres de otros tiempos, ciertamente”.
Aquel Hombre Xauxa”, no es esa historia que se conoce, ni aquella escrita por cronistas. Es un canto épico de una realización social a través del tiempo, esencia de vida, su mística, eso que le da personalidad y que es su identidad, dice: (“los XAUXAS hacían la guerra/ a la paz,/ como pasatiempo,/ como un dictado irrenunciable de sangre”. --- “Hacían el amor sobre los verdes campos bebiendo azúa,/ en sus santuarios resembraban la mirada de sus ancestros,/ enrojecían y templaban su voluntad terrible en el fuego/ diario/ para iluminar y protegerse en noches torrentosas/ de los fríos inviernos”.
Habla del hombre xauxa, de su sabiduría de vida, dice (“conocía el peso, la forma, / el movimiento preciso y exacto de la tierra/ que se movía a sus pies;/ todo ello lo hacía coincidir con las  leyes del espacio,/ de los genes, de los pequeños corpúsculos/ y su diminuta presencia;/ entonces, un grano de arena le significaba/ la magnificencia de mundos más compicados”. --- “Descifraba los abismos que caminan el cielo, avizoraba/ sus columnas de hielo infinito/ y encendiendo su jolgorio danzaba/ frenético la fiesta del agua en la zona altina/ del valle,/ advenimiento del color, del sonido y de la fragancia/ interminables”.
David Motta Pérez, en su lectura consiguió ingresar a hondos linderos de la expresión de este libro, eso le permite decir: “La poesía al fin penetró con paso firme en el proceso histórico peruano a partir del mismo nativo; de ese hombre que todavía no nos ha contado su versión…”(…) “nos hemos  acostumbrado a rescatar las virtudes del agresor y a esconder sus abusos”.
Gerardo García Rosales, tiene toda una vida en la creatividad literaria, nació para ello; pero, es con “Aquel Hombre Xauxa” con el que ingresa a un universo donde la historia habla de una experiencia de vida, abordando “en su creatividad, la historia de esta tierra que significó un hito en el proceso cultural del Perú”, y al hacerlo sale de esos linderos en los que “La poesía jaujina (se encerró) más bien se entretuvo en cantar a la belleza de su paisaje y a sus costumbres nativas”; al romper esos cercos, “dimensiona el mundo cultural de Jauja tomando la historia como escenario, para perfilar el comportamiento del hombre actual, filósofo de la tierra, forjador del tiempo”.
No es esa historia interesada que sembró el español en la versión que vendió; es la historia misma, la verdadera, la que nos habla de la grandeza de un ´pueblo que salvó la vida del mundo occidental, del hombre colonial y también de la tuberculosis republicana”.
Juan José Vega, dice que Gerardo en este libro “alcanza un estilo en cierta forma nuevo” con el que “Canta los orígenes del pueblo Xauxa con acentos líricos que se transforman, según el relato, en episodios épicos”; y para David Motta, este libro “es la flor de botón de jinllo (kantuta) que nos brindara sus frutos”.
No hay que ser poeta, para ser heredero de lo que Gerardo Garcia Rosales, ha creado; y esto, no es patrimonio, de solo los que nacieron en Jauja; desde que se publicó el libro, es patrimonio de todos los que encuentran su raíz en la savia de esa verdad que da la tierra donde se nace y se vive.
El poeta dice a Baltazar Canchaya, sabio y antiguo cacique del reino Xauxa (“Es cierto Baltazar, es cierto,/ éste hombre somos todos, en el infierno/ o el paraíso;/ el más flexible/ y el menos indolente,/ el que cantando va y detiene  los ríos,/ el poderoso/ y el ignorado;/ el que maneja y conduce el arado por la tierra/ blanca,/ el que levanta su hogar de lumbre/ y escribe en sus paredes de arcilla” (…) “No nos importa los muertos que vivieron/ forjando la herrumbre,/ ellos siguen su propio destino de olvido;/ más nuestros muertos que conocieron la pureza,/ la corpórea luz andante del hombre,/ ellos permanecen en sus formas de agua viva”.
Gerardo García Rosales, en este libro, habla de Jauja, y refiriéndose al mismo, dice “tiene la misma edad, el tiempo primerizo de tu gestación, los momentos de alegría al saber que estabas próximo a llegar y contemplar la primera luz de la vida”. Aquí, la honda sabiduría de vida de los xauxas que heredo a través del tiempo. Para Antonio Camborda, Gerardo, “es uno de los más lúcidos intelectuales jaujino vivo”, y en verdad, lo es.



NOTAS:

(1).- “Aquel Hombre Xauxa” de gerardo garcíarosales. Lluvia Editores, 1996, 56 pp. Se terminó de imprimir en el mes de junio de 1996. Foto de cubierta: Laguna de Paca (Jauja) Julio Romero Bravo. Contracubierta: Restos Arqueológicos del templo de Wari Willka (Huancayo). Formato: 14.5 x 20.5 cm.


(2).- Gerardo García Rosales. (Poeta, Narrador). Nació en Jauja en 1944. Hijo de Gerardo M. García Álvarez y de María Trigidia Rosales de García. a publicado: “Puerto Olvido” (1967); “Heredad del Árbol” (1967); “En Memoria del Hogar y  la Penumbra” (1968); “Rojo de Origen” (1974); “Al pie del Monte” (1975); “El Cuervo Blanco” (1984);  “Rosamar y los Grillos” (1980); “Los Autores del Mar” (1986), “Florecimientos” (1988).

Thursday, January 4, 2018

MACEDONIO VILLAFÁN: NARRADOR DE RAÍZ ANDINA (KUYANAYPAQ) (Por Teodoro J. Morales)


MACEDONIO VILLAFÁN: NARRADOR DE RAÍZ ANDINA (KUYANAYPAQ)


Por Teodoro J. Morales



La literatura perenniza las vivencias de los pueblos, recoge el espíritu que tienen; en ella, hay una concepción de vida y de mundo, que forjaron como sello de identidad a través de los tiempos.
Hay mucho que se ha escrito y publicado, de real mérito, pero mucho de ello se ignora, porque los que escriben no están adscritos a esos grupos que detentan el poder cultural como algo suyo, como si fuera un feudo de su propiedad.
Las instituciones que existen (casi todas) se han  elitizado por voluntad propia,  y por conveniencia de los que viven dentro de ellas; esos, han postergado y negado derecho a los que no se  encuentran dentro de esos círculos cerrados.
Llega a mí, “Cielo de las Vertientes” (1) de Macedonio Villafán Broncano (2); no tenía conocimiento de su existencia, ni referencias de su autor.
En esa obra vive la historia de vida del mismo pueblo: sus sentimientos, sus aspiraciones, sus sueños; sus frustraciones, sus luchas, sus creencias; nos muestra una verdad, la vida cierta. La existencia no es fácil en ninguna parte, ni para ninguna persona. Hay que luchar en mucho, para realizar las aspiraciones que se tiene, y para alcanzar un fin de vida.
En “Cielo de las Vertientes”, se relata la historia de realización de vida de Juan y Flor, es la historia de muchos, un sueño vivido desde cuando fueron niños, pasando por todos sus momentos: hasta coronar con la vejez y la muerte. Vidal Guerrero Támara, refiriéndose a esta obra, dice su autor en ella, consigue “testimoniar las luchas cotidianas de los hombres de nuestros pueblos de manera notable, por representar nuestros temores, esperanzas, sueños y hasta pesadillas”; y, Mauro Mamani Macedo, indica que Villafán, cuenta “historias del mundo andino”;  que en “Apu Kolkijirka” (1998), escrito en quechua, ya “se advierte el sustrato mítico endilgado en la tradición oral”; y que en “Los Hijos de Hilario (1988)”, escrito en español, con código andino, “se sustenta en la memoria, el mito y se expresa en un castellano andino”.
Luego de leer “Cielo de las vertientes, puedo decir, en esta historia de amor hay que hacer una doble lectura. Ella, inmortaliza la vida de  un pueblo. La que es presentada en una doble dimensión de vida, para su interpretación: el amor de Juan y de Flor, que al mismo tiempo representa una realización mayor de vida: en la que está hablando la mitología con su verdad mágica y divina, donde la Cordillera Negra y la Cordillera Blanca escriben la otra historia en el Valle del Callejón de Huaylas. Digo esto luego que viene a mi memoria las letras de aquel huayno, que dice (“Tú eres la pastora de blanca cordillera;/ yo soy vaquero, cholo de negra cordillera).
Hay un amor, que se inmortaliza: Empieza diciendo “ha fallecido la Flor de las Vertientes, mi Flor, llevándose a la eternidad su hermoso rostro de morena andina, sus ojos colmados de horizontes, el imán de su mirada, sus cabellos como cataratas, su dulce cuerpo, el fuego de su amor, sus sueños y nuestros sueños; mientras escucho casi oculto entre los últimos acompañantes los cánticos y oraciones frente a su tumba, recuerdo los instantes en que se cruzaron nuestras vidas”. Todos dirán, es la historia del amor de Juan y de Flor Osorio Poma; pero, en definitiva resulta siendo el amor de un pueblo en la existencia milenaria de la cordillera blanca y la cordillera negra.
Macedonio Villafán Broncano, es Premio de Literatura Quechua de la Universidad Federico Villarreal; para muchos, eso, (de seguro), no significa nada, pero, en verdad, dice mucho. Sin duda, él es un quechua hablante; siendo así, conoce el real corazón de ese idioma, del que ni idea tienen los demás. El quechua es una lengua de rica dulzura en su expresión, eso, se explica cuando dice, “Te amo desde tu pueblo, hermosa cordillerana. Eres el cielo de las Vertientes, eres para mí el sol de la mañana y del atardecer en el horizonte, eres el agua que cae por las cascadas; tú vives en las flores de los sembríos de tu cordillera, pero vives más en mis ojos y en mi alma”.
Es un amor de hondas raíces telúricas. “Te amo desde tu pueblo, hermosa cordillerana. Eres el cielo de las Vertientes, eres para mí el Sol de la mañana y del atardecer en el horizonte, eres el agua que cae por las cascadas; tú vives en las flores de los sembríos de tu cordillera, pero vives en mis ojos y en mi alma. Mi Flor, mi Flor de las Vertientes, ámame como te amo” (…) “se volvieron a descubrir nuestras miradas, nuestros ojos abrieron las ondas contenidas de sus imanes en cada ocasión de nuestras vidas que iban por caminos distintos y que en ese instante confluían inesperadamente”. Y termina la historia, con estas palabras “mi Flor de los Andes, que el cielo de las vertientes, con sus incendios y sus sombras, es el espejo de tu vida y de tu muerte, de mi vida y de mi muerte; porque tu vida es mi vida y tu muerte es mi muerte. Ese cielo es el espejo-leyenda de nuestra vida y de nuestra muerte, juntos por siempre, como las Cordilleras Blanca y Negra”. En verdad, me gustaría leer los libros anteriores que publico Macedonio, eso, me permitiría ampliar mi visión en cuanto a su literatura.
El lenguaje siempre fue el principal instrumento en la expresión, tanto que Gonzalo Espino Relucé, dice la palabra “se asume como una ficción que reinventa la vida cotidiana, las vicisitudes de la historia y su apego al mito, las celebraciones colectiva, los procesos de migración y la intensa reiteración que cubre como tejido la vida de los runa de Callejón de Huaylas. Esto último como parte de las percepciones indígenas o lo que de común llamamos, tradición andina, así esta tiene varios nexos con la tradición oral y por ello en la mayoría de sus textos, la memoria jugara un papel central para la realización del texto” (3). Wilder Caururo Sánchez, dice: en obras como la de Macedonio Villafán, “mito y realidad se entretejen convenientemente”, en el que se encuentra “el mensaje milenario de las Pakchas, el canto de luz y de sombra de los atardeceres, el silbido del viento, el murmullo de las aguas y el inexorable paso del tiempo que nunca apaga la flama del amor verdadero. Historia trágica y de reflexión sobre la existencia y sobre la promesa de amor que supera los límites del espacio y el tiempo”.
El amor, en esta obra, es presentado, en un lenguaje de dulzura; para alcanzar su realización, los personajes de la historia tuvieron que vivir separaciones obligadas que estaba más allá de la voluntad de ellos, pero, al final, la vida los lleva a realizar su sueño de vida; al descubrirlo, ella dice: ¡Mierda!. Esto era el amor”.
Mauro Mamani Macedo, reconoce que Macedonio Villafán, “con maestría nos entrega esta historia contada con sinceridad y con un solvente arte de narrar”, que, Cielo de las Vertientes, “Es un amor de miradas; primigenio y limpio, pero rotundo. La fuerza del amor les permite llegar a los transitados tiempos de la sobria vejez”. ( …) “es un amor con  historia; aquí el amor es pleno y honroso; es desplazado y aplazado; porque a pesar de las múltiples interferencias, se consuma con  las últimas fuerzas escondidas en los rincones del cuerpo envejecido, que se aviva por el despertar del sentimiento”; mientras que para Alejandro Mautino Guillén, en ella “la memoria convoca diversas etapas de la vida; diversas postergaciones de la libido en los amores adolescentes; reconstruye, a través de un personaje, la noción de sujeto plural de ciertas sociedades andinas que buscan desbordar lo geográfico y conectarse con la sociedad letrada provinciana”.
En definitiva, en Cielo de las Vertientes, hay dos sabidurías: la del mundo andino, y la del mundo occidental; por lo mismo, una cabal interpretación, no puede hacerse mirando los hechos desde un ángulo limitado de visión de mundo.
La sabiduría del mundo andino, está hablando por boca que el tiempo transmitió de unos a otros; según ella, la cordillera negra y la cordillera blanca “se originan en una sola cadena montañosa cuando el dios serpiente Amaro avanzó por dentro desde las aguas de Conococha hacia el norte partiéndola en dos como arar la tierra, forma las dos cordilleras que en su base son separadas por el río  Santa. Ese universo encantado, tiene historias de un real mágico realismo, que cuentan que “En noches de luna llena brillantes peces de colores rodeaban dando saltos a la diosa del agua sentada en una isleta, una hermosa ñusta de  vincha en la frente y gruesas trenzas que en cantaba a los caminantes solitarios para llevarlos a su palacio de oro y plata en las profundidades”. Es esta vertiente la que tiene que ser profundizada.
Rodolfo Sánchez garrafa, refiriéndose a Macedonio Villafán, dice “En él se conjuga formación profesional y quehacer literario. Su conocimiento vivencial del mundo rural andino constituye un respaldo evidente de su creación narrativa”, e indica que en su obra “actualiza su memoria individual y social, con descripciones, en general sobradamente logrados sobre la cotidianidad de los pueblos de las cordilleras Negra y Blanca del espacio ancashino” (El Tema de la Muerte en los Relatos de Macedonio Villafán Broncano).
Saludo este feliz hallazgo, y que Macedonio Villafán Broncano siga descubriéndonos en sus obras a ese Perú en su verdad profunda para que nunca muera.
            

          
NOTAS.

(1).- “Cielo de las Vertientes”. Segunda Edición, 2014. Río Santa Editores, Chimbote.  74 pp. Carátula: foto tomada por el autor. Diseño y diagramación: Edgar Cáceres Flor. Se terminó de imprimir en los talleres gráficos de la Imprenta Aixter Torres Grafic. Formato: 12 x 20.5 cm.

(2).- Macedonio Villafán Broncano, narrador andino quechua, nació en Taricá (Huaraz-Ancash) en 1949. Hijo de Juan Villafán y de Adelayda Broncano..  Estudió la primaria en la escuela de Taricá y en la escuela Antonio Raimondi de Huaraz, luego  continuo estudios en el Colegio Mariscal Luzuriaga de Huaraz. Estudió en la Universidad Nacional de Trujillo. Maestría, y doctorado en la Universidad de San Marcos. Es profesor de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo. Premio de Cuento en el Concurso Nacional de Literatura Quechua de la Universidad Federico Villarreal, en 1997 y COPE en cuento de Petro Perú. Ha publicado: “Apu Kolkijirka” (1988); “Willakuy” (cuento),Los Hijos de Hilario” (1999), y, Capuli” (poesía).


(3).- Gonzalo Espino Relucé.- “Macedonio Villafán Broncano: narrador andino quechua”.