CÉSAR GAMARRA BERROCAL: UN
CANTO QUE EMERGE DEL HOMBRE Y LA
TIERRA
Por Teodoro
J. Morales
Cuántos han leído alguno de los libros de César
Gamarra Berrocal? En un país como el Perú, de seguro pocos. Muchos lo conocen
solo en esa figura desgarbada, que el tiempo echó fibra en él; a quien, cuando
lo encuentran en una calle o plaza, luego de decir ola, pasan.
Conocí a César Gamarra, allá, en la década del
setenta; con él, participamos en muchos recitales. Fue toda una época de
efervescencia cultural. Conozco sus libros, los he leído; y se del valor que
tiene cada uno de ellos. Ha tiempo tenía la intención de escribir algo sobre la
poesía de César, la idea se fue quedando en el tintero, hasta que llegó el
momento de hacerlo.
César Gamarra (1) tiene publicado tres libros de
poesía: “No me digas que es muy tarde”
(2); “De qué se muere” (3); y, “El Canto del Pitsitsiroiti” (4).
Su primer libro, por propias confesiones del autor
se fue organizando “a partir de la expulsión de los límites de la infancia”;
con él, descubre una visión nacida de una realidad social conflictuada.
En 1968 surgen los poemas sociales y, junto con
Teodoro Stuchy gana el premio de poesía obrera convocada por la C.G.T.P, en
el Callao; luego entendió que “no bastaba poner en el poema “clase
obrera”, “proletariado”; y con esa madurez y consecuencia, asumió un reto que
le permitió escribir y publicar.
En el verano de 1971 ingresó a HORA ZERO, en el que alternó con Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz,
Enrique Verastegui, Isaac Rupay y otros. Ese Movimiento marcó su ruta, y no se
ha desligado de él.
Si buen nació en Lima, vivió y vive en la tierra de
su padre (Huancayo); aquí “El silencio total le fue matando y apresando en el
cotidiano y abulia”. También vivió en Cerro de Pasco, de la cual dice: “mi
vieja ciudad en el mapa de la pureza; encuentro un gigantesco hueco que crece y
se come los sueños, las piedras, los recuerdos”.
En la contracarátula de su primer libro, el
Movimiento HORA ZERO en palabras de “Tributo”, dice “César Gamarra tiene la
edad perfecta para rehacer cualquier cosa; la vida del Perú es su cometido, su
finalidad: Transformarla es difícil, por eso mismo peligrosa y por eso mismo
hermosa”. Los años han pasado, y, ya se puede sacar en limpio algo de todo lo
que ha escrito.
El poema “Pitsitsiroiti”
abre una vertiente de expresión de un universo que se mantuvo ajena y en el
desconocimiento, y, recién empieza a abrir sus secretos. Hay que leer el
poema para darse una idea del valor del mismo. Hay una vertiente de expresión,
que se abre.
Manuel Baquerizo, en el prólogo al libro dice el
poeta “ha ido orientando su mirada desde la metrópoli hasta la ciudad de
provincia y la aldea nativa de la selva, para reconstruir sus historias y su vida
cotidiana, pero sin perder de vista el horizonte de la universalidad”. Eso es válido
para toda la obra de César Gamarra.
Refiriéndose al poema “Pitsitsiroiti”, indica que
“lo serio y grandioso se conjuga espléndidamente con la recreación fonética, el
divertimiento formal y la distención lúdica”, que, “empieza reproduciendo los
sonidos característicos de los mensajes cifrados de los ashaninkas (que, en
este campo, semejan una imprevista jitanjáfora, con los que de inmediato crea
la atmosfera apropiada, a fin de ingresar al mítico y desconocido universo
aborigen”; en verdad, no es solo eso. Hay una apertura al conocimiento de los
secretos de un mundo que había permanecido ignorado para una civilización.
César Gamarra, asoma a una realidad distinta de la
que se conoce, para hacerlo, empezó por instrumentar todo un lenguaje, que no
es el mismo que se usa a diario; así nace, el que utiliza para transmitir su
visión de un mundo extraño y desconocido. Toma consciencia de esa realidad en
el que se desdibuja toda una realidad social; denuncia un hecho: se está
destruyendo el eco-sistema (ve aquel reino convertido en pasto del desierto,
como “desolado camino id e dolor”. Se está depredando todo. Se va perdiendo
toda una tradición de vida, ya son raras las cushmas y las flechas, otras las
han reemplazado; la modernidad, va matando la identidad de los pueblos nativos;
la ambición por el dinero, hace que se diezme la fauna y se destruya la flora;
de manera indiscriminada talan los bosques de madera (no solo es el diablo
fuerte, también es el caoba, nogal, cedro, alcanfor, ulcumano, roble, etc.),
entonces tiene significado aquello de “pasto de desierto”, en eso, lo están
convirtiendo.
¿Cuál fue el papel de los llamados “conquistadores
de la amazonia”? Esos, se enriquecieron
a costa de la desgracia de las poblaciones nativas; destruyeron y alteraron
todo un ecosistema, sin importarles nada. Esa es la obra civilizadora de
aquellos; para los pueblos que habitan estos confines, fue de lo peor. Le
robaron todo, y los convirtieron “en asustadizos hombres de la FE”.
Pitsitsiroiti entona
melodías desoladas
No hay encantamientos;
Todos se han marchado.
Hay una verdad hablando; sin embargo, “no todo se ha
perdido”. El hombre es Hombre, y desde las cenizas se levanta para fundar y
refundar la vida, allí, donde se creía que se había perdido. Son
significativas, estas palabras (“vuelvo
a mis raíces, / vuelvo a la tierra.
/ Danzaré alrededor del Fuego, / danzaré por el origen del mundo: nada es
eterno”).
César Gamarra, quizá no es un poeta preciosista, en
el estilo de lo que escribe. Trabaja la palabra para darle verdaderos
contenidos de vida. Hay profundidad en el mensaje que entrega. Su preocupación,
es poner la vida en ella; en ese sentido, su palabra respira y late, sabe del
sufrimiento y de las alegrías de un pueblo que habla y se expresa a través de
él. Dice (“Nada queda en el tiempo /
permanece el hombre de las cosas / las distancias en tus huellas”).
La vida en su dimensión de realidad terrena, es tema
que pocos abordan en lo que escriben, denuncia la violencia que da origen a las
guerras, de las que todos huyen. (“percuta
la MUERTE / ululan los AYES”).
Nada impide el copioso sudor de tus alegrías.
Nada impide al loro parafrasear al cuerdo.
La razón se extravió en los códigos;
Ahí estás,
Con el candil de entusiasmos,
Desentrañando líneas.
El libro es breve, pero, refulge con la originalidad
que hay en él. Formula una visión de la vida desde su particular modo de ver
las cosas, dice (“El estío no es el
mismo / al no estar tu sonrisa /
entre los rosales” (…) “Las aves parecen / tener las alas quebradas. / Las
mañanas son grises / para el
caminante extraviado: / Corre tras
un sueño, / corre tras la lluvia.
/ Corre en busca de su destino”. (…)
“El quinual trepa el espacio / para indicarnos que la vida / es un arco iris en tus manos”. La
ternura está a flor de piel, donde pareciera no lo hubiera. (“Tienes la dulzura de las retamas, / la ternura de los balidos, / la distancia de las torcazas, / el silencio de las lagunas, / el furor de los inviernos, / el aguacero de los descubrimientos”).
En este libro breve, pero sustancioso, está la voz
del hombre de la costa con su visión que se proyecta a los andes, termina por
coronar su viaje en un descubrimiento
esplendoroso de la selva, en una realidad que violenta el espíritu del hombre.
Ashán Ashan
han
han han
inka inka
inka
urr urr
urr
olaé olaé
olaé
Curaka asháninka
Ashán hán
hán
Curaka asháninka
miro tus
dominio, tu reino
Pasto del
desierto,
desolado camino del dolor.
En este libro, como bien dice Baquerizo “Las
instituciones imaginativas se dan en dos dimensiones; la de la propia vida y la
de la realidad del país. Formalmente alterna, casi sin transición, la voz en
singular y la voz colectiva”.
Curaca
asháninka
tus
reinos, tus dominios,
ciudades
del cafetal y del cacao.
Tus guerreros cruzan tímidamente sus
calles.
No
reconocen al cupte.
Largas
filas de oropeles, acacias y buganvillas,
cubren
de sombra la aldea:
Ashán hán hán
Pit
pits pits
Siroi siroi siroi
Iti titi
itiii
Pitsitsiroiti
entona melodías desoladas,
no hay encantamientos;
todos se han marchado.
En
toda la poética de César Gamarra, hay algo característico “tiende a explorar al
ser colectivo y la vida cotidiana de los hombres; en ella traduce “la intensa y
cambiante realidad de nuestro tiempo”. Tulio Mora dice César Gamarra “siempre
ha sido muy coherente con su poesía” (…) “es un poeta que ha transmitido ese lenguaje
callejero de acá a escenarios andinos de Huancayo, de la selva y de Cerro de Pasco; con una
precisión, con una fuerza, y sin renunciar ese carácter emotivo de gran afectividad
y de gran lucidez sobre todo”.
Esperé que el tiempo diera el veredicto; pasaron los
años, nada de ello fue en vano. Aquí una visión de la obra poética de César
Gamarra Berrocal, poeta hermano.