PASAJES HISTÓRICOS
DE TARMA:
TEODORO FLORES: EXPONENTE DE LA
MÚSICA TARMEÑA
Por Teodoro J. Morales
Toda ciudad tiene una tradición cultural, y en élla,
está la musical. Alejandro Palomino Vega, dice “Todos los pueblos del orbe
llevan en los labios la canción que a través de las generaciones se ha ido
formando en sus espíritus, como expresión característica de su sentimiento
regional”; ese legado, debemos de cuidar como preciada herencia.
Tarma es dueña de una tradición musical, con raíces
propias; esa particularidad le dio presencia en los escenarios en los que se
presentó, donde obtuvo resonantes triunfos. Nadie hizo hasta hoy un estudio de
la música tarmeña; hay que hacerlo.
Uno de los exponentes de la música tarmeña, fue Teodoro Flores Fernández, el famoso y
popular “Llapico”; nació un 17 de
Marzo de 1893, y falleció un 23 de Enero de 1957, a los 64 años de edad.
El músico de antes, realizaba si se quiere todo
un ritual mágico, para encontrar la
melodía musical deseada; así lograron descubrir el embrujo de los secretos de
ese arte, y le robaron acordes y melodías a las pacchas, a los ríos; a la
expresión de las aves y animales, y a la naturaleza toda; así encontraron la
música deseada, la que inmortalizaron.
Gustavo Allende Llavería, en “Cantos Populares Tarmeños: La Muliza”, refiere de qué manera un
músico encontraba la expresión musical, dice que (aquellos) se dirigían “a la
cascada elegida, en altas horas de la noche, plenilunio generalmente. Cual
ronda fantasmal escuchaban el caer del agua, imitando luego sus mil ruidos al
golpear entre los guijos, el gorgoreo dentro de las oquedades, acompasando a
estos misteriosos sonidos las notas del cantar; ora monótono, ora ágil, ora
sollozante, ora dulce, ora brusca…”; de eso- da fe Fortunato Baldoceda Medina,
quien como músico vivió lo que se dice; así hicieron su arte musical Daniel
Rojas Rojas, Antidio Rojas García, Antonio Arroyo, quienes junto a Teodoro
Flores Fernández, forjaron una tradición musical en Tarma, la que se va
perdiendo por falta de continuadores.
Teodoro Flores, alimentó con su arte una tradición
musical, con sello inconfundible. ¿Quién no canto o escuchó la “Serenata Tarmeña”?, ¿Quién no entonó en
alguna oportunidad el huayno “La
Escalerita”?. Muchos lo hicieron, pero no sabían que aquellas melodías
habían nacido del arte de Teodoro Flores.
¿En qué momento, nació el músico con personalidad
propia? No hay manera de saberlo. De acuerdo al registro que se presenta, de
los testimonios musicales dejados por Teodoro Flores, el más antiguo se remonta
a 1920; es posible que existan otros, que se guarden en algún viejo cuaderno de
música; hay que buscarlo, para salvar esos testimonios de una tradición musical
tarmeña.
En la Primera
Gran Feria de Santa Ana de 1946 se otorgó al Conjunto Musical Tarma, el
Primer Premio, por la notable ejecución de música regional; y se le otorgó MENCIÓN HONROSA a Teodoro
Flores Fernández, por su composición “Santa Ana” (Pasodoble).
En “Serenata
Tarmeña”, dice: (“En esta noche,
clara y serena / llena de gozo y
satisfacción / siento en mi pecho
una honda pena / grata alegría en mi pobre corazón”). Esos acordes musicales, seguirán por la magia de los tiempos
surcando por nuestra memoria, marcando el rumbo que no debe de perderse. Esas
letras las escribió él.
La música de hoy, es como decía Arguedas “un tipo de
música despatriada, que no tiene partida de nacimiento”; eso es obra de las
disqueras, a las que sólo les interesa lo comercial, el negocio, eso es grave;
por eso, Jaime Guardia, como contrapartida señala que “Nuestro deber consiste
en mantener el estilo, la cadencia, la forma musical para que no desaparezca la
expresión folklórica propia, auténtica”: Sólo así no desaparecerá el alma
nacional, el espíritu del hombre nacido en estas latitudes, sin desligarlo de
su realidad histórica y geográfica.
Teodoro Flores entre sus composiciones musicales
registra: “Muliza 1927” (Aves Sin
Nido) letra de Pedro D. Macassi; “Muliza
1928” (Las Tormentas de la Vida) letra de Fortunato E. Cárdenas; “Muliza 1932” (Encantado Manantial)
letra de J. E. C.; “Muliza 11935”
(Vengo a cantar) letra de Ernesto Lavado; “Muliza
1936” (Porqué, tú, lloras Ingrata) letra de José de Arimatea Gómez
Espinoza; “Muliza 1938”, (Aquí te
Traigo, mi Vida) letra de Ernesto Lavado; “Muliza
1941” (¿Hasta Cuándo?) letra de Pedro D. Macassi; “Muliza 1943” (Tristes Tarmeñas) letra de Pedro D. Macassi; “Muliza 1944” (Entre Flores y
Serpentinas) letra de Pedro D. Macassi; “Muliza
1944” (Añoranzas) letra de Pedro D. Macassi; “Muliza 1949” (Tierra de Amor y de Ensueño) letra de J. E·. Castillo.---“Huayno 1932” (En un Continuo Tormento)
letra de Ch. A. V.); “Huayno 1932” (Deslumbrante
Tormenta) letra de Juvenilla; “Huayno 1936” (Ay! Tortolita) letra de
Pedro D. Macassi; “Huayno 1938”
(Condolido de tu Duelo) letra de Manuel García Zapatero; “La Flor del Pérene” (Vals); y le puso música a “Amistad” (Vals) y “Chihiaquito” (Huayno), cuyas letras
fueron escritas por Pedro D. Macassi.
“LA FLOR DEL
PERENE”: VALS TARMEÑO: La Música Tarmeña, tiene
un rico repertorio. Teodoro Flores Fernández (1) es uno de sus exponentes. Fue
músico, no poeta. Este tarmeño le puso música a muchos Huaynos y Mulizas que se
cantó en los Carnavales Tarmeños. Las letras de esas composiciones, a las que
le puso música, las escribieron otros. Este músico, le puso música al vals
“Amistad”, cuyas letras son de Pedro D. Macassi.
“La Flor del
Perene” (vals tarmeño) es una hermosa composición de Teodoro Flores. Es una
composición músical, al que hasta la fecha nadie le puso letra.
Esto me recuerda algo: Manuel Acosta Ojeda, en el
artículo “El canto de la Selva” (2) al referirse al vals “La Contamanina”, dice
que: aquella composición originariamente era sólo música. No tenía letra”. Algo
parecido, a lo que sucede con “La flor del Perene”. Es sólo música, al que hasta la fecha no se le ha puesto letra.
En el caso del vals “La Contamanina”, dice Manuel
Acosta Ojeda, “Peralta, de Radio Nacional de Iquitos, convocó a un concurso para fijar oficialmente una
letra para que se cantara con tan bella música”, pero, “hubo irregularidades en
la calificación” … “se le dio el primer puesto a una letra que el pueblo
descalificó, y nadie cantó aquella composición musical con aquellas letras; ese
vals, se canta, con las letras que le puso Juan Tecco Celis (“El quien me trajo hasta aquí / es el Ucayali, con su serpentear / yo surcándolo voy hacía ti mujer (…) “Mi cantar es así, para ti mujer, con amor
/ Contamana te vio nacer(…)”.
Todo prueba que, los concursos nunca dieron buenos
resultados, en ellos, los jurados, tratan de imponer caprichos, y, puede más
oscuros designios; pero, a la final, es el pueblo el que en definitiva deja
establecido lo que corresponde. Digo eso, recordando lo que ocurrió en Tarma.
En 1968, la Municipalidad, a través de la Inspección de Cultura a cargo del
Ing. Ignasio Vicuña Mallma, trato de dar un Himno a Tarma; para el efecto,
convocó a un concurso, el que concluyó declarando ganadora a Rita Pezet, cuyo
resultado no fue aceptado por el pueblo, el que lo descalifico el mismo día de
su estreno, y, como sanción moral, nunca lo cantó; a la fecha, las letras del
Himno que se canta es Tarma es la de Consuelo Galiano. Eso demuestra, que el
pueblo no admite caprichos ni imposiciones de nadie. La historia de los pueblos
tiene muchos casos para probarlo.
NOTAS:
(1).---Teodoro Flores Fernández, nació un 17 de
marzo de 1893,y, falleció un 23 de Enero de 1957.
(2).--- “El Canto de la Selva” artículo de Manuel
Acosta Ojeda, publicado en el diario “El Peruano”/Opinión. Lima, 4 de Julio de
1997, p.A-9.
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