Saturday, December 30, 2017

MÁS ALLÁ DE LA PALABRA DE UNA HISTORIA RELIGIOSA: Comentario al libro "Cristo ha dejado de llover" de Alcides Tineo (Por Teodoro J. Morales)


MÁS ALLÁ DE LA PALABRA DE UNA

 HISTORIA RELIGIOSA

Comentario al libro "Cristo ha dejado de
llover" de Alcides Tineo

Por Teodoro J. Morales



La poesía está presente en todo, ella, es vida realizándose a diario. Alcides Tineo Tiquillahuanca (1) en el año 2014 publicó con Lluvia Editores, “Cristo, ha dejado de llover” (2). Leo el libro, y encuentro en su contenido una realidad de vida hablando; su autor, dice “es la expresión sencilla de cómo pasamos días de vorágine, contemplando los días opacos de abriles y setiembres que dejan en cada hombre una huella indeleble de seguir a cuestas pese a las tragedias que encuentra a cada paso”.
El título del libro, antes de leerlo hace pensar en una religiosidad a ultranza, esa que obnubila la mente de curas y beatas, pero, luego de la lectura, uno, no encuentra nada de aquello que prejuiciosamente creía iba encontrar. Bethoven Medina Sánchez, en el prólogo que escribe para el libro, dice: “las figuras literarias son usadas para expresar emociones y reflexiones ante la realidad inmediata que inspira un mensaje de lenguaje directo y desenfadado, aludiendo al tema religioso”, en la que “asume la visión de ser testigo del tiempo en el presente que equivale a reto, apuesta, desafío por buscar el bien colectivo”, y concluye indicando que “es un libro que tiene su propio peso y brillantez”.
Cristo, ha dejado de llover”, tiene cinco momentos: Exterminio, Quimeras, Atardeceres, Liberación y Semblanza. El libro hay que leerlo, y entenderlo en su conjunto: es un todo. Nunca encontré la verdad de un libro en poemas sueltos, para mi ellos son parte de un todo, de manera independiente no dicen nada.
Una cabal valoración de un libro, exige a que el lector se ubique en el contexto debido del universo que le da vida, del que habla.
Cuando se habla de nuestra realidad, hay que empezar por tener presente que el mundo andino es el que nos da razón de vida, no otro, y desde esa dimensión hay que tratar de encontrar nuestra verdad, que es la que da sustento espiritual a lo que se habla en este libro. Hay que recordar que, nuestro mundo fue invadido por gente que vino de otra realidad de vida y formado en otra concepción de mundo, quienes trataron de borrar nuestra existencia y de imponer otro sistema de vida y de pensamiento, fundado en una concepción filosófica del mundo occidental, y con ella vino otra religión con la que se trató de destruirnos, sin conseguir ese objetivo.
En “Cristo, ha dejado de llover”, se muestra una realidad sin anteojeras, se quita ese disfraz  que como mascarada se puso a todo y se nos obligó a usar,  mostrando solo una realidad falsa con la que se nos  mantuvo maniatados; y de esa manera el poeta, trata de que se tome conciencia de que se nos ha envuelto en un laberinto de engaño, que hay necesidad de restaurar nuestra imagen, para vivir realmente.
Esa historia que se nos cuenta como verdad engañosa, corrió tiempo impresa en la palabra de muchos libros; y con ella, se vivió en eterna espera de una   justicia y de una felicidad que nunca llega (“Y parece que el mal venció a Cristo/ con las sogas en los pies/ con espinas en la testa/ con los clavos en la cruz”.--- “Y que sigan esperando quienes crean en Dios/ y en la justicia exenta de pecado”.- Sepultura).
El poeta trata de devolver la verdad en su palabra, y desenmascara el engaño en el que hemos vivido, eso lo lleva a decir: (“Y desde lo alto como un Dios/ empiezo a castigar a todos/ a Satán lo azoto en su cola y en su testa/ a los curas en la mitra/ a las monjas en el pecho/ en el cuello al monaguillo/ yo me azoto a escondidas/ con el insomnio de mi oscura pesadilla”.- Quehaceres).
Bien se ha dicho, nada es eterno, las concepciones también cambian (“Desde el día en que los cristales se rompieron/ mi casa luce llena de fúnebres canciones/ y de voces trémulas que se rehúsan a callar”. --- “Desde el día en que los cristales se rompieron/ hasta mis perros han llorado silenciosos/ voy sintiendo la canícula de un día lluvioso/ como quien se acerca al postigo infernal”.--- “En conclusión,/ desde el día en que los cristales se rompieron/ supe que te había perdido para siempre”.- PE-DA-CI-TOS
La vida sigue (“¡Y seguimos tragando y vomitandola sangre del cordero muerto sobre la pampa!/ y olvidamos los sueños del robot/ que lentamente va quedando enmohecido”. --- “Y seguimos pensando en beber el agua dulce/ que de a gotas va huyendo sin retorno/ seguimos pensando en la simpática niñera/ y no en la fruta del mañana”.-Oropuro).
Cristo, ha dejado de llover”, es un libro de no fácil lectura, unos de seguro lo leerán desde ese punto de vista que se funda en esas concepciones trasnochadas de una religión con la que han sido engañados, otros pretensiosos trataran de verlo con esos anteojos de pretendido conocimiento libresco de un academicismo estéril, pocos (de seguro) llegaran al corazón de la verdad que el poeta entrega en su palabra. Mis puntos de vista están lejos de esos prejuicios que lo condiciona todo, y en la valoración que hago de este libro está mi verdad de hombre libre.
El poeta, dice (“Hasta cuándo/ las cadenas que llevamos uncidas en los pies/ nos privarán de solazarnos/ bajo las palmeras inclinadas/ deseosas de imprimirnos su frescura y alegría/ en un efímero enero o febrero”.- Libertad). Es una pregunta que espera respuesta. Estamos en la capacidad de darla, el tiempo está esperando. (“La libertad se va escurriendo de las manos de nosotros/ al toque del tambor de los oídos sordos/ y al ritmo de las almas gimoteantes/ de esta criminal y quebrantada democracia”. --- “Y tras largos años de tanto sacrificio/ en las mentes de algunos mequetrefes/ va calando el espíritu de eterna servidumbre”.- Prisioneros). Hay preocupación al ver todo lo que se vive: (“A pierna suelta van durmiendo mis amigos/ con el ascensor junto al cielo/ con el teléfono al oído/ con el periódico leyendo las acciones de la bolsa de valores/ con los recibos de agua, de luz y del teléfono/ con la propaganda en la tele/ con el auto y celular último modelo/ con  la lotería en sus manos/ con la mejor modelo del país”. --- “”En fin, todos van soñando lo que quieren alcanzar/ pero en el canto de un gallo/ de una alarma de reloj/ que los conduce a su miseria infernal”.- Sueños). Todo es insufrible, todo preocupa y llama la atención. (“Mantengamos los brazos levantados/ acerquemos nuestras manos a las brasas/ roguemos que el Señor no nos observe/ inventemos un camino de topacio/ sobre las charcas de tus ojos de papel/ oprimidos al compás de los clarines/ libertados por las voces de Jesús”.- Otrora).
No es una simple contemplación y un desengaño de lo que se vive, de lo que habla el poeta; hay una apertura de vida: (“Construyamos juntos esta nave/ conduzcamos cautelosos sin cesar/ que todos emulen nuestros pasos/ como niños aprendiendo a caminar/ y el conjunto ría de contento/ luego de haber aprendido a navegar”.- Nuestra Nave).
Hay frescura y dulzura también, por ejemplo en el poema Génesis, dice: (“Yo vi el sol en medio del maizal en flor*/ todo verde y amarillo/ al lado de un pocito de agua dulce/ en donde los canarios se bañaban/ muy contestos de vivir



NOTAS:

(1).- Alcides Tineo Tiquillahuanca, nació en Piura en 1975, pero según se dice, su nacimiento se registró en la zona costeña de Olmos (Lambayeque). Sus estudios primarios los realizó en Piura y Lambayeque, los secundarios en Lima, y los superiores en la Universidad Nacional de Cajamarca, con estudios de postgrado en la Universidad César Vallejo de Trujillo.

(2).- “Cristo, ha dejado de lo ver”. Lluvia Editores. 143 pp. Edición a cargo de Esteban Quiroz Cisneros. Motivo contracarátula: Vilma Sangay Chiclote e Ybrahim Luna R. Fotografías: William Guillén Padilla Prólogo (Cristo, después de la lluvia): Bethoven Medina Sánchez.

Saturday, November 25, 2017

HILDEBRANDO PÉREZ GRANDE (BÚSQUEDA DE UNA EXPRESIÓN NACIONAL) Por Teodoro J. Morales

HILDEBRANDO  PÉREZ  GRANDE
(BÚSQUEDA DE UNA EXPRESIÓN NACIONAL)
Por Teodoro J. Morales

Hildebrando Pérez Grande. (Poeta, docente universitario, editor, periodista). Nació en Lima el 27 de octubre de 1941.  Profesor principal de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, dirigió el Taller de Poesía de dicha Universidad junto a Marco Martos. Fue Director de la revista de Poesía PIELAGO (1960), Codirector de la Revista HIPOCRITA LECTOR (1970). En 1978 gana el Premio de Poesía Casa de las Américas con su libro “Aguardiente y otros Cantares”. Fue Subdirector de la revista de cultura PUENTE – NIPPI (1980). Director Académico de la revista de Arte y Literatura MARTIN.


El 21 de mayo del 2013, recibió el Premio Internacional de Poesía Rafael Alberti, “por la alta calidad lírica y por el intenso humanismo que conlleva su discurso poético”. Tiene publicado: “Epístola a Marcos Ana” (1963); “El sueño inevitable” (1963); “Sol, de Cuba” (1979); “Aguardiente y otros cantares”, 1ra edición La Habana – Cuba 1978.- 2da. Edición Lima, 1982.- 3ra edición Grenoble Francia 1991.- 4ta. Edición Lima 2001, bajo el título “Aguardiente for ever”.           
La crítica literaria, valorando la poesía de Hildebrando Pérez Grande, dice “Hallamos en los versos de Hildebrando Pérez la conciencia milenaria del  hombre de los Andes, tal como ha vivido en las formas poéticas folklóricas: sentido de la tierra y del paisaje, sensibilidad que se expresaba a través de delicadas menciones a elementos de la naturaleza honda solidaridad humana, comunal. Elementos naturales de tradición folklórica como la paloma, el agua, el trigo, las retamas, etc, se integraban en fragmentos que no constituían un calco, sino una recreación de formas populares como el huayno… Hildebrando Pérez, muestra una voz propia que se nutre, no solo de una sola tendencia determinada, sino de muchos afluentes (…) “no es un conceptista, es un poeta que se expresa por imágenes, y estas se encuentra nítidamente recortadas. Sus imágenes no son símbolos convencionales que poco a poco, van apagando su brillo, lexicalizándose; son referencias directas al mundo circundante” (Raúl Hernández Novas).
Hildebrando Pérez, refiriéndose al título que dio a su libro, dice “Aguardiente” obedece al homenaje cálido que ofrece a los hombres humildes del área andina, que demás del licor representa las batallas perdidas y/o ganadas por una justicia social que aún no llega”.
La poesía, es como el agua regia de la creación, o algo como el numen  que la vitaliza. Es el feliz hallazgo, de la esencia de lo que se es. Existe infinidad de caminos por los que se puede llegar a ella. Unos se adentran hacia universos de un absoluto que pocos pueden comprender; otros se maravillan con la piel, con el color y el sonido; pocos son los que asumen un  compromiso de afirmación humana. La poesía no conoce de fórmulas secretas, ni de caminos obligados para llegar a la forma. El auténtico poeta, es aquel que abre nuevos caminos para descubrir el  lenguaje que habita en cada cosa.

Vuela, Poesía vuela,
Vuela si quieres volar;
cruzaríos
pasacalles
rompemuros
 habla
por los que no pueden hablar.

Hildebrando Pérez Grande, asoma como revelación con “AGUARDIENTE” (1), libro con el que se hiso acreedor al premio de Poesía “Casa de las Américas 1978”. No es el constructor de imágenes ciegas; ni su expresión es un montón de palabras asidas al vacío. En ellas descubro la sabia versatilidad de un creador, de alguien que sabe dar ese soplo de vida a lo que hace. En su expresión, trata de reencontrar las raíces culturales de algo que se disgrega y pierde. Es una búsqueda, como necesidad urgente de consciencia. No es el simple conocimiento de un aprendizaje. Su poesía es la respuesta a interrogantes a las que siempre se le impuso silencio, y la hace hablar luego de haber descendido hasta los mismos orígenes del tiempo, desde donde se levanta dándole proyección a ese espíritu que siendo nuestro fue negado. Dice: (“La luz de todo lo perdido nos envuelve/ con el leve jazmín/ de la nostalgia. Sobre la dura corteza/ de los años, buscamos/ un amor, una palabra/ amiga, la huella de los compañeros./ La luz de todo lo perdido nos envuelve/ con su dulce brebaje/ de amargura. Bajo el húmedo polen/ de los sueños, en el frente/ del amor hay más revéses que victorias./ (No siempre la plenitud es nuestra sombra)./ La luz de todo lo perdido nos envuelve/ con la bruma postrera/ de estos tiempos. Y marchamos/ a la intemperie, cara al sol, sorteando/ halagos, emboscadas, amarillentas/ ilusiones que oscurecen el camino./ La luz de todo lo vivido nos envuelve/ como ahora y en forma victoriosa/ la invicta bandera de los pobres”). En este poema, todo está dicho: La vida, en su dura travesía con sueños y esperanzas. La vida, hay que saber hacerla  victoriosa; el poeta, bien podría decir concluyendo ese discurso: (“Y no sé si es una brisa levantisca o el devenir incontenible/ del tiempo/ de la dicha que me impulsa a decir tierra/ mía, unidad, venceremos./ (La hoguera que ilumina este rito no es más que el temple/ y la razón/ de aquellos que cayeron y aún permanecen en pie,/ cantando los designios de la historia)./  Y en un instante la palabra se desborda como un río de luz/ y bandera./ He allí nuestra heredad: engendramiento o extermino,/ teoría y praxis, realidad y/ o deseo”.- Medium).

Muchacha de las retamas,
rocío de la mañana.
Muchacha de luz serrana,
vasija de fuego y agua.

La gracia de tu mirada
muchacha cordillerana,
vuela como una campana
muchacha de las retamas.

Muchacha de porcelana,
flor encendida en el cielo.
Muchacha de las retamas
luna de almendro y olvido”. 

No todos vuelven los ojos hacia aquel espacio, donde se pierden las huellas de lo que somos; la fuerza del olvido hace que mucho de la que se es dueño se pierda, sin  tener conciencia de la importancia de aquello. Es necesario encontrarnos en esta búsqueda, para –luego- con clara consciencia de lo que somos realizarnos. El poeta, trata de reencontrarse con aquel yo que es nuestro, y con el construye una identidad. Trata de ser dueño de algo que sabe que nos pertenece. Trata de encender aquella luz en su entendimiento, para poder caminar por donde debimos de haberlo hecho siempre. Pocos realizan un trabajo dentro de una concepción como esta, preocupada por la identidad como sello que da personalidad. Casi todos se pierden en la forma y en el ritmo, de la expresión de un mundo alienado, donde pocos son dueños de una personalidad que los distinga.

Manzanita señorita y
mañana nos fugaremos,
mañana nos fugaremos
burlando a la autoridad.

Mi pueblo será tu pueblo
tus ojos serán mi luz,
tus ojos serán mi luz
como la lluvia de enero.

Lunita señoritay
sólo los dos nos amamos,
sólo los dos nos queremos
como retamas ardiendo.

Ay, china, ay, negra,
tu pueblo será mi pueblo
 no de ningún gamonal,
mi señorita, manzanitay.         

En poesía, pocos son dueños de una expresión con espíritu de autenticidad, y con personalidad. La mayoría trata de imitar, de ser semejante a otros; menos, ellos mismos. No hay independencia, ni creatividad. No dejan de ser simples remedos de fórmulas aprendidas, de giros ensayados dentro de otra filosofía y otro hábitat. Mucho de lo que se ha escrito pierde valor, por esa realidad, que  tratan de ocultar.

Un día despertarás, muchacha, a la sombra
de un eucalipto alto y transparente.
Y ya no serás.
Y ya no serás un sueño o un deseo.
Y ya no serás un sueño o un deseo sino la   
suave, ardiente
piel
que la ceniza impaciente de mis manos
adivina.

En este libro, encuentro el comienzo de algo importante que se va realizando de modo pleno; así se llega, a “Aguardiente for ever”. Hay una propuesta que se desarrolla recogiendo raíces de una expresión que vive en el pueblo; al Perú, hay que empezar a rescatarlo desde esos niveles que trasciende a nuestros orígenes. Ese absoluto, que algunos curas dogmáticos trataron de borrar; al igual que algunos políticos dogmáticos, en nuestro tiempo, tratan de vendernos lo incomprable. Todo se ha desdibujado, hasta grados que resulta verdadera afrenta a lo que somos. Es triste, por ejemplo, ver como nuestra música se ha degradado a tal punto que la desconocemos; y es que –al arte- se le ha antepuesto intereses ajenos, comerciándolo.
Hildebrando Pérez Grande, en “AGUARDIENTE”,  entrega algo más que un libro de poesía; con él, marca el comienzo de algo que asoma como expresión valedera  aún no siendo nueva, entrega toda una propuesta de vida en la palabra, como expresión nacional, diría yo.
En el libro, hay algo más que una identidad que renace; en ella, también, encuentro el alumbramiento de una esperanza,   de la afirmación de una fe, la realización de la vida en la alegría. (“Un día despertaras, muchacha, a la sombra/ de un eucalipto alto y transparente,/ Y ya no serás,/  Y ya no serás un sueño,/ Y ya no serás un sueño o un deseo,/  Y ya no serás un sueño o un deseo sino la suave, ardiente/ piel/ que la ceniza impaciente de mis manos adivina”.- (BANDERA/MARIPOSAS/NOMEOLVIDES).                   
La vida está hablando en el tiempo, y en frash back asoma la presencia de Mariategui, Heraud, De La Puente Uceda, Chang y otros; en ellos habla la historia con  hechos de vida que dieron. (“Para sembrar el amor, la luz y la rebelión,/ entre los hombres; con distinta piel,/ con otros ojos, mañana/ volveremos”- “Luis De La Puente Uceda).
El poeta con su palabra enseña que, ellos no vivieron en vano, y que ni el olvido puede borrar esa eterna presencia en nuestra memoria (“A través de mudos y sombríos/ calendarios/ surge/ la luz de tu palabra./ Sobre el antigua tapiz de la amargura/ brilla/ tu nombre derramado/ como un río hacia el mañana,/ El agua turbia del silencio/ no mezclará/ tu voz con el olvido”.- Javier Heraud). No se disfraza la verdad con palabras enrevesadas, la expresión refulge con luz que ennoblece el espíritu de quienes vivieron para dignificar la vida, y eso asoma como agua cristalina en la que se lee y llega claro el mensaje (“Pensar en la materia ausente no es historia:/ la memoria nos dice que es resplandor amado” (…) “El hombre no es una naturaleza muerta:/ el tiempo declara que vive, que construye./ Y si esta tarde sollozo a orillas de una tumba/ no es por su silencio, no, es por el mío”- Mariátegui).
En la poesía, no siempre uno se encuentra frente al despertar de una conciencia; ni en ella, uno encuentra al ser humano en la contienda de todo: No es fácil para nadie llegar a eso, ni se tiene la capacidad para ver como: (“Una muchacha/ celeste corre sobre el fósforo oxidado de la arena./ La tarde/ es un navío anclado en las alas del tiempo detenido./ Un viejo/ pescador agita los brazos como un remolino nuevo” (RETAMA – 3). Eso, es poesía…
En verdad, hay pocos que llegan a conocer,  cuando se  vence al miedo, a aquello que nos impide ser nosotros mismos. Todo habla, todo recupera (diría cobra) vida y se dignifica. Cuando se consigue eso, nace el sol,  el día alcanza significado en su naturaleza, y la vida se hace primavera (No/ hay palabra. No hay silencio./ Solo/ una retama entrecortada y grana:/ venas/ abiertas bajo la luna de setiembre./ No/ hay palabra. No hay silencio./ Sólo, arena, levadura o terciopelo acumulado” (…) “Húmeda/ hoguera que incendia/ la soledad/ que tú y yo habíamos labrado(RETAMAS – 5”).
Patria, todos tenemos una, pero, no se tiene claridad  de lo que ella significa y representa. Muchos viajan perdidos dentro de ella sin tener conciencia de nada, y todo naufraga. El poeta trae luz, en su palabra: (“arcoíris/ soñado por un niño,/ agua/ de arroz, polen de la dicha,/ barranco/ donde mi sangre se despeña,/ oh tú/ cuchillo de mis noches,/ tierra/ de mi estar contigo”.- RETAMA – 4).
Todos nacen, se echan a caminar sin tener conciencia  de porque se existe, y eso hace su desgracia. A muchos llega la luz, y con ellos se realiza el milagro de la vida. (“Mis padres me han puesto a caminar sobre la tierra/ que ya empiezo a saborear/ como una roja manzana/ que resplandece/ en las manos laboriosas del tiempo que nos ha tocado transitar” (Cantar de José Ernesto). I con ella (“Es/ el tiempo/ quien sacude las hojas/ de tu nombre en mi memoria, compañera”. (…) “Y/ en virtud/ de la lluvia que una tarde/ de marzo me legaras: ardiendo, permanezco”); es la esperanza, la que alumbra y la que está ardiendo.
Hildebrando Pérez Grande, es un poeta, cuya palabra echo raíz en el hombre mismo, y desde ahí nació y creció su verbo. ((“El  viento de Pampacocha amarra/ la greda de tu nombre a mi/ plumaje”. (…) “Y el agua corre libre, libre,/ libre sobre la tierra dura”(2).
No todos llegan al corazón de la palabra, es el reto que la vida pone a todos: ser o no ser.




NOTAS:    
(1).-  “AGUARDIENTE”, Libro de Poesía de Hildebrando Pérez Grande.  Mayo 1978i, 77 pp. Premio Casa de las Américas – 1978.  

(2).- Poema VI de la serie “Marcahuasi”. Se publicó en la p.26 de la Revista Literaria PESTAÑA MATINAL. Año I. N° 1. Lima. Responsables: Eric Placton y Martín Hurtado).

Monday, September 18, 2017

ROBERTO ROSARIO VIDAL: LA MINA “SAN VICENTE” EN LA MEMORIA DE LOS TIEMPOS (Por Teodoro J. Morales)

ROBERTO ROSARIO VIDAL: LA MINA “SAN 

VICENTE” EN LA MEMORIA DE LOS TIEMPOS

Por Teodoro J. Morales


La literatura, no solo es valiosa en su expresión de belleza escrita, también es fuente valiosa de información de conocimientos. En la creatividad va abriendo nuevos caminos en la expresión literaria, con propuesta que nos acerca a la bella verdad en la forma; y en el fondo entregando contenidos de vida, permitiendo conocer lo que  hemos sido y lo que somos; digo esto, luego de leer “Lámparas de Minero” (1) de Roberto Rosario Vidal (2).
La obra referida, es un libro de relatos, cuya temática gira en torno a la existencia de la mina San Vicente (Vitoc-Chanchamayo). El título del libro, hace pensar que trata de universos propios de la literatura oral; claro que, en parte lo es; pero en mínima expresión, por ejemplo, hablando de Tarma encuentro textos como “El tapado de Ucuchpa” y “Guagapo, la gruta de llora”, los que no pasan de ser simples bocetos. “La creación”, es un texto interesante. “Salsipuedes” tiene otra versión, pero, la que recoge Roberto Rosario enriquece ese universo. La propuesta mayor es, la que habla de aspectos históricos de la selva central, en momentos vivenciales que se hunde en el tiempo, rememorando hechos que hacen parte de la historia del centro minero “San Vicente”.
El autor del libro (Roberto Rosario Vidal), trabajo por un tiempo, en la mina San Vicente; por lo visto, su presencia en la zona, no quedó en un simple ejercicio de las labores propias que tenía como trabajador de la Empresa, sino que, como escritor que es, recogió información que le permitiera conocer la realización histórico social del lugar y termino escribiendo un libro interesante, por su contenido.
El libro hay que leerlo como un todo, no en las historias aisladas que tiene, así, se podrá encontrar el valor que tiene; desde esa óptica, encuentro que: habla de las incursiones de los españoles a la selva en su búsqueda de El Dorado, y de las expediciones realizadas por los caciques aborígenes que querían conocer al “rey blanco”; y nos enteramos que, una de las primeras expediciones de aborígenes a Lima, que se conoce, es la que se registra en un Informe de 6 de julio de 1580, en tiempos del virrey Hurtado de Mendoza; y que, el marqués de Cañete,  en 1594, recibió la visita de cinco caciques campas que fueron a pedirle religiosos para evangelizar la región. El virrey atendiendo a ello, envió al sacerdote Juan Font, primer jesuita que piso chanchamayo, región evangelizada hasta entonces por dominicos y franciscanos.
El libro, también nos hace conocer que, en 1643, Pedro Bohórquez, con autorización oficial, organizó una expedición compuesta por 36 españoles; y con ella, tomó posesión de los asentamientos fronterizos de Sybuis, Collar y Pucara, alegando que eran parte de su concesión e ingresó al cerro de la sal; y en esa travesía al darse un desprendimiento de tierra, quedó al descubierto un gran yacimiento mineral que resultó ser de plomo y otros minerales menores; al parecer, este sería el antecedente histórico más antiguo que se tiene y se conoce de la mina San Vicente.
También en el libro, se habla de las haciendas que se fundaron en la zona: Hacienda “Santa Ana”, de Elías Gallegos; “Limonal”,  de Wihem Grey; “Palmapata”, de Lizardo Santa María; “Mazuyacu”, de los Buquenhan; y, “La Esperanza”, de Juan  Iramátequi.
En lo referente a la Mina San Vicente en sí, se indica que en la década del setenta Jesús Arias Dávila en sociedad con Alfonso Ballón Dasso, adquieren dicha mina de CENTROMÍN PERÚ, explotando de la misma zinc de muy buena ley. Que Arias y Ballón, invirtieron capitales, tecnificaron y la modernizaron, adquiriendo las más sofisticadas maquinarias, y capacitaron a su personal para una mejor explotación del yacimiento; y que,. Arias Dávila, en la última década del siglo pasado, adquirió las acciones de su socio Alfonso  Ballón Dasso, convirtiéndose en único propietario de la mina.
El libro ofrece una gama rica de historias, recogiendo temas de vivencias de los pueblos de la selva central, los que son recreados literariamente.



NOTAS:

(1).- “Lámparas de Minero”. Editorial San Marcos. 206 pp. Primera Edición 2006. Diseño de Portada: Juan Retamozo. Composición de Interiores: Blanca Llanos. Formato: 14.5 x 20. 5 cm.


(2).- Roberto Rosario Vidal. Nació el 3 de abril de 1948. Poeta y Narrador. Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas. Presidente, y Fundador de la “Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil”(APLIJ). En el año 2002 junto con la escritora uruguaya Sylvia Puentes de Oyenard y el escritor cubano Luis Cabrera Delgado fundó “La Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil”. Entre sus obras publicadas, tiene: “Inventario de Iras” (poesía); “Corcel de Fuego” (poesía); “Apocalipsis” (poesía); “Shica shica de Limón” (cuentos); “El Trotamundos” (cuentos); “La Villa Carmela” (cuentos); “El Tesoro de Kitakaiteri”; “La Conquista del Reino Enim”; “Los Sudacas”, entre otros. En 1984 obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil. 

Sunday, September 17, 2017

ALGEMIRO PÉREZ CONTRERAS: EL DESPERTAR DE LA NUEVA POESÍA EN JUNÍN (Por Teodoro J. Morales)


ALGEMIRO PÉREZ CONTRERAS: EL 

DESPERTAR DE LA NUEVA POESÍA EN 

JUNÍN

Por Teodoro J. Morales



La poesía en el Departamento de Junín (Perú), tiene data antigua se remonta a una existencia que va más allá de una expresión escrita, podría decir que vivió en la expresión del mundo andino – en el mismo canto; bien Mazzi Trujillo, Víctor, dice “El canto es el latido creador de la poesía”.
En el ochocientos, de lo que se conoce, está inmersa en el folklore, pudiendo hablarse de una poesía costumbrista, pero, al fin, poesía. En esa expresión anterior “preponderaban los versos inspirados en la geografía física y social de la región. Para los autores, de estos tiempos, lo más importante en literatura era la identificación con la vida comunal y el terruño, la representación de la realidad, la transmisión del mensaje, y no la creación de un lenguaje literario. De allí que el idioma fuera pobre y desvaído. El aspecto artístico era completamente secundario. La belleza en sí misma, apenas si se intuía (1).
En su evolución, luego, presenta tantas propuestas de expresión (todas valederas, de acuerdo a su momento y a los recursos expresivos que se tiene); todo indica que, se vivió en una constante búsqueda de real expresión en este género.
La poesía, que se conoce del ochocientos y primera mitad del novecientos, ofrece una expresión provinciana con esas limitaciones tanto en la estructura formal como en la proyección de lo sustancial en cuanto a concepción de mundo.
Luego de haber revisado los testimonios poéticos que se dieron en el departamento, puedo afirmar: Algemiro Pérez Contreras (2) marca el inicio de una NUEVA POESÍA EN JUNÍN. El marca un antes y un después. La palabra asoma como creatividad literaria: (¡En qué, escudo o bandera, / en que árbol o cofre, / en que pájaro azul, / en que cielo de fé, / en que luna partida, / en que trozo de humanidad / habitará / el amor, amor?”).
El planteamiento poético que entrega, descubre la frescura, y ese despertar de real asombro; es algo que no se encuentra en la poética de los que lo antecedieron. Su expresión rompe los esquemas de una poesía tradicional, sale de aquellos moldes fríos sin imaginación y sin calor de vida. Para alcanzar el logro, claro que, ingresó por las puertas de la modernidad a un nuevo planteamiento de expresión, en el que la poesía se enriquece con nuevos giros que la técnica entrega como recursos (“Enferma estaba mi chola, /  mi chola se me moría; / dos, tres, veces canto el tuco, / miedo tuve de perderla.  (…) “Echando al tuco lisuras / ahuyéntelo del tejado, / Dos, tres veces cantó el tuco / y no amaneció el vecino”).
Manuel J. Baquerizo, dice “se puede sentir la voz de la sangre y de los antepasados, de la tierra y del ambiente; el regionalismo temático, lexicográfico y emotivo es visible en las estampas agrícolas y costumbristas, en los giros literarios locales, en los vocablos quechuas, en el sabor rural, y hasta en el sentimiento religioso y agorero”; e indica que, de esta vertiente “pasó rápidamente del cultivo de esta forma tradicional (de eminente carácter populista) a una poesía más elaborada e íntima, más intensamente subjetiva, y de gran rigor verbal” (3). La expresión de Algemiro no está reñida con una realización literaria auténtica, en ninguno de sus momentos; en el primero, recoge algo de una expresión propia de la cultura andina, y luego, se inserta en la expresión propia de la cultura occidental.         
El mundo mágico de superstición del mundo andino es rico y variado; el sufrimiento del hombre andino, se interioriza en su filosofía de vida. Esa lectura de hechos están como verdades eternas registradas en la memoria colectiva del pueblo. (“Los pajarillos trinando / se quitan de las alitas / toda su noche de cielos, / pero el cielo amanecido / nunca se nos va del todo, / nos deja siempre en el alba / mil andinelas dormidas”).
Alberto Chavarría Muñoz en “Una espiga ardiente en el corazón de Algemiro Pérez Contreras: Herida Innegable”, dice, fue “un lírico en esa pléyade de poetas combativos, antiimperialistas y de estirpe proletaria”; y que, “un ambiente polémico, hiriente y de definiciones, fue el que conoció”. La vida no le fue fácil, no lo es para nadie.  Nació, creció y vivió en un mundo lleno de conflictos, en el que consiguió afirmar con entereza una personalidad que le permite seguir viviendo.
Su obra es un todo, y en ella lo encontramos a él hablando de lo que le toco vivir. Dice (“Estoy en todo lo que existe,/ amor, de amor hablando./ Estoy en todo lo que miras./ En todo lo que tocas/ tu mano me da en el corazón./ Ámame en el agua, hilacha de cielo;/ ámame en la luz, hilacha de fuego:/ ámame en el viento, musical hilacha./ Estoy en todo lo que tocas/ tu mano me da en el corazón./ En todo lo tocado/ mi corazón tu nombre escribe”).
Fue dueño de un espíritu romántico. Amo la vida como pocos, le rindió homenaje, tanto que terminó entregándole la suya… (“Toda mi juventud la llevas tú./ Toda mi juventud va contigo./ Hermosamente me transportas/ De la nada a la más nada y te  bendigo/ mensajera, adorable mensajera”). Estaba tan compenetrado con su destino, que, como sabiendo de lo que le  esperaba, dice: (“sabed hermanos amigos compañeros/ aquí dejo la forma de mi voz/ amadla si queréis” (…) “yo solamente os digo/ mi voz es la de ustedes”).
En “Kamaq Maki” N° 1 de Enero –Marzo de 1988, p.8, se publican seis poemas de ANDINELAS, libro inédito que dejó. Hay necesidad que se publique el libro completo.
La temática, de este libro, es la realidad andina, asomando en su realización de vida; es el canto a la mujer andina. Ese sentimiento aflora con la dulzura, que ese milagro le pone a cada cosa. (“Cinco noches te he buscado / gastándome cinco lunas / por la luz de tu carita).
La vida es una eterna búsqueda, de ella misma. En cada momento de su realización asoma ese  milagro con hechos que enternecen y emocionan. Todo lo que ella entrega es como una bendición, como un justo premio a la constancia y al esfuerzo por llegar a la meta que todos tienen. Es el fruto que se recoge, como justo premio de lo que es querido (“¡…dime cuándo, / sobre tus senos maduros / ha de dormir mi canto, / con su mensaje de trigo?”).
Esa eterna búsqueda del contenido de vida, lo da el amor; ese sentimiento sublime, es energía que mueve todo; el que le pone música a la expresión del hombre.
El poeta remonta su expresión a esa profundidad: el tiempo, en el que la palabra se consubstancia con el canto popular: el huayno. El mundo andino, aún no ha sido rescatado en la profundidad de su propia cultura; pero existen testimonios, en el que se hace manifiesta esa preocupación por darle un sello personal a la expresión. (“Desde mis ojos te espero, / Andinela / de alma andina, / como sonrisa del Ande, / viento o suspiro helado, / sobre mi voz y mi canto / quiero que tú me llegues”).
El amor es el bien preciado, la panacea de felicidad; ello llevó a una constante búsqueda de formas para la expresión, y las imágenes nacieron y patentaron el sentimiento del pueblo.  La naturaleza y su embrujo, siempre esta como marco. Se puede decir muchas cosas; pero el verdadero corazón de la poesía, es el amor como razón de vida. Ese sentimiento puro es el que construye universos; aquella fuerza pertinaz es esencia de lo que existe como naturaleza viva o como naturaleza muerta. No todos entienden el real significado de la palabra, y la función que tiene. La grandeza del poeta es transfigurar la vida y los hechos en su expresión, dar magia a su palabra, para hacer hablar hasta al silencio. (“y ahora estás / más allá de mi sino / y de todos mis olvidos / resplandeciente / hiriéndome / en el tiempo y la memoria”).
Hay un concierto de vida, en el que asoma la naturaleza con todo lo que en ella existe. En el quehacer poético de Algemiro Pérez Contreras, se hace manifiesto una constante búsqueda de real expresión. “ANDINELAS”, parece que señala el principio de una voz personal; un estilo, en el que esta esa realidad con sabor a lo nuestro. (“En la insondable oscuridad / de tu mirada / veo mil senderos rojos, / no sé cuál de ellos tomar, / no sé cuál conduce a las raíces / de tu ser interno”).



NOTAS.

(1).- “La nueva poesía de Junín Algemiro Pérez Contreras: El Amor y su Expresión Poética”.- Manuel J. Baquerizo. Revista METÁFORA HUANCAYO 1, Abril-mayo 1991, p. 17.
(2).- Algemiro Pérez Contreras: Nació el 30 de diciembre de 1934. El 28 de julio de 1960 falleció, junto a 25 alumnos, en el accidente  de Ocros (Ayacucho), en el viaje que realizaba la Promoción del Colegio Nacional “Santa Isabel” de Huancayo con destino a la ciudad del Cusco. Estudió en la ahora Universidad Nacional de Educación “Guzmán y Valle” (La Cantuta). ejerció la docencia en al Gran Unidad Escolar “Santa Isabel” (Huancayo) a partir de 1958. Fue integrante del Grupo Intelectual Primero de Mayo. En 1957 con Antonio Gálvez Ronceros publicó la Revista Literaria “Diásfora”. En los Cuadernos “Prólogos del Alba” y “Nacimiento del Canto”, se publicó textos suyos; y, edito con Jaime Galarza Alcántara los Cuadernos “Formas de la Voz” y ”Honda Tierra”. Fundó y Dirigió la Revista “Antorcha Estudiantil”. Publicó: “Herida Innegable” (Chosica – 1957); “Biografía del Amor” (Huancayo – 1958).

(3).- “La nueva poesía de Junín Algemiro Pérez Contreras: El Amor y su Expresión Poética”.- Manuel J. Baquerizo. Revista METÁFORA HUANCAYO 1, Abril-mayo 1991, p19.

Saturday, September 9, 2017


CRONWELL JARA: LA BELLA EXPRESIÓN EN LA 

POESÍA

Por Teodoro J. Morales



Cronwell Jara Jiménez (1), es narrador por excelencia; y en “Colina de los Helechos” (2) lo encontramos en la poesía.
Poemario breve, en él reúne catorce poemas. Luego de leerlo, me invita a escribir este texto valorativo; lo hago, tomando ese universo de expresión como un todo, y en esa dimensión: encuentro en este poemario a la ausencia hablando de esa soledad de siempre que acompaña a todos. El poeta, empieza diciendo: (“Nada he vuelto a saber de ti/ desde que te fuiste de la aldea sin avisarme / y no sabes cómo, vanamente/ te he llamado casi enloquecido, de una colina a otra” (…) “¿Adónde fuiste? Ni tú lo sabes bien./ Tú sólo llegas como derramando lilios, desde siempre/ donde yo te sueño, me lo dicen, sorprendidos, los rocíos”).
La soledad siempre estuvo en uno, en toda la hondura de ese misterio que lo envuelve; y estará, hasta donde la vida se lo permita, en esa eterna huida del todo y de la nada. En ese eterno conflicto de existencia, creció toda esa aventura nuestra, que el poeta lo descubre en su palabra.
La poesía china no conocida por muchos, en su honda belleza, encierra mucha sabiduría. Por lo visto, Cronwell se acercó a ese universo maravilloso y heredó de ella su versatilidad y dulzura de expresión.
El poeta, dice: (“A la cristalina espada opongo la línea de un verso,/ inútilmente el filo del metal osaría abrir en dos la/ montaña,/ pero mi corazón si puede unir dos mundos/ con un puente de crisantemos”.- “Li Tai Po Recoge una Vieja Espada).
En todas partes, a diario, se publica “poesía”, huérfana de alma, expresión muerta que no dice nada; y aquella se da, como un simple ejercicio de búsqueda ciega de la forma, a la final: no dice nada.
El poeta, no se preocupa de entregar extensos discursos. La poesía no lo exige; la buena poesía, concreta síntesis de expresión. Cronwell Jara, en catorce poemas, descubre hondos misterios de vida, y los hace hablar en un lenguaje que respira en el espíritu de todo el que lee lo que escribe.
Leo “Paisaje de la Sierra Norte”, y encuentro a la soledad inmersa en una ausencia: (“Cuántas veces he vuelto a cruzar el puente colgante/ del ciruelo,/ del que cuelgan, grullas y flores, las lianas del crepúsculo/ sobre el gran lago;/ ¿y fue sólo una vez que contigo lo cruzamos!. (…) “Solo está desde entonces para siempre/ por mucho que lo transiten multitudes de hombres y mujeres” (…) “triste, parece te espera a veces/ entre la lluvia y el abismo/ como una rama desgajada y todavía floreciendo” (…) “Bastó esa noche, y ya sin fin, su soledad florece:/ Se repite por tu ausencia, cada vez mil veces”.- “Paisaje de la Sierra Norte).
La belleza siempre estuvo presente, en todo lo que existe; en más de las veces, resulta que uno -en la vida- pasa ajeno a todo y no bebe en sus ojos la belleza que ella entrega (“Solo, este aire, vacilante y enlazado el iris fino/ del trino transparente, chispeante/ y oculto en el corazón de su plumado círculo”. --- “Sólo, este espacio, esta loma en lluvia de lirios/ pincelada en peciolo de rocíos y niebla ondulante/ en lento, meditativo remolino”. --- “A través de esta diáfana soledad, la soledad misma/ suspendida, a su vez, parece/ en la espiral de otros más hondos e innumerables vacíos/ (Amor mío   amor mío/ cuánto no te he llamado, cuánto no te he buscado/ y preguntado por ti, ciego, a todos los elementos;/ y cierres con tus dedos de claveles, con tus/ palabras de oro,/los procelosos pórticos de este corazón/ que sin ti, me precipita a todos los abismos… “”Poeta Bebiendo sobre el Velero”)”.
La vida y su eterno conflicto, siempre nos enfrenta a esa eterna lucha con esa soledad que nos acompaña como una sombra en nuestras vidas, con la que se vive en eterna contienda: (“¿Habrá otro guerrero de la enemiga tribu/ a quien aflija esto que este guerrero cavila/ y esté predestinado a caer bajo mi flecha?.--- “¿Gozará de los placeres del vino, y también/ contemplará los ascensos y descensos del buitre,/  aquel otro, que a su vez afila la flecha/ que, inexorable y predestinada, se incrustará en mi?”- “Adivinación en los Espejos).
Es posible que otros que lean “Colina De Los Helechos”,  encuentren y descubran otros ángulos de riqueza expresiva en el libro, que así sea; en la lectura que hago, encuentro hablando a esos silencios del poeta en esa soledad y una ausencia.



NOTAS.-

(1).- Cronwell Jara Jiménez, nació en Piura en 1950. Licenciado en Literatura por la UNMSM. Dirigió el TALLER ITUNERANTE DE NARRATIVA BREVE. Tiene muchos reconocimientos: Primer Premio de Cuento en el Concurso “José María Arguedas (organizado por el Instituto Peruano Japonés) 1979; Primer Premio ENDAR-PERÚ, Cuentos para TV, 1979; Primer Premio COPE de Cuento 1985.  Ha publicado: “Hueso Duro” (1980); “Montacerdos” (1981); “La Huellas del Puma” (1986); “El asno que voló a la luna” (1987); “Patíbulo para un caballo” (1989); “Babá Osaim, cimarrón, ora por la santa muerta” (1990); ”Esopo, esclavo de la fábula” (2006); “Cabeza de nube y las trampas del destierro”; “Manifiesto del ocio”; “Academia de la tristeza” (2010); “Puma dos Cristos” (2015), “Faite” (2016), y otros.
(2).- “Colina De Los Helechos”, 20 pp. Editor: Michael Alberto Jiménez Melchor. Diagramación: Uchu. Fotografía del autor: Rodolfo Moreno. Primera edición, Mayo 2017. Tiraje 200 ejemplares. Se terminó de imprimir en LA MADRIGUERA TALLER, en el mes de Mayo del 2’017. Formato: 14. 5 x. 20. 5 cm.

Monday, August 28, 2017

CARMEN OLLE: DIGNIFICACIÓN DEL SER Y LA PALABRA (Por Teodoro J. Morales)


CARMEN OLLE: DIGNIFICACIÓN DEL SER

 Y LA PALABRA

Por Teodoro J. Morales




Carmen Ollé Nava, poeta, narradora, crítica. Nació en Lima el 29 de Julio de 1947. Hija de Luis Ollé Destéfano y Carmen Rosa Nava Acevedo Estudió en la Facultad de Educación de la Universidad Mayor de San Marcos, en la especialidad de Lengua y Literatura, en 1975 obtuvo el título de Licenciada.
Es ubicada en la Generación del Setenta. Fue integrante del Movimiento vanguardista HORA ZERO.
Ejerció la docencia en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta) de 1981 a 1993. Fue directora del Centro de Documentación sobre la Mujer (Cendoc-Mujer) de 1992 a 2000. Fue directora del PEN CLUB del Perú, Presidenta de la Red de Escritoras Latinoamericanas (RELAT); y desde el 2000 Coordinadora del programa Ciudadanía y Comunicación en Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Demus), y, dirige Talleres en el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar.
Tiene publicado, los siguientes libros: “Noches de Adrenalina” (1981); “Todo Orgullo humea de Noche” (1988); “¿Por qué hacen tanto ruido?” (1992); “Las dos caras del deseo” (1994); “Pista Falsa” (1994); “La Muchacha bajo su paraguas” (2002); y, “Retrato de mujer sin familia ante una copa” (2007).
 “Noches de Adrenalina”, para Sylvia Miranda Lévano, marca  “un hito en la poesía peruana escrita por mujeres en los años 80 tanto por su osadía como por la seguridad de su palabra y de su propuesta. La obra dio paso a una corriente de poesía femenina que se define en contraposición a los valores machistas de la sociedad peruana en particular y que se orienta hacia una búsqueda de liberación a partir del tema erótico”.- (”Poesía y Novela: el parís de Carmen Ollé”. Anales de Literatura Hispanoamericana 2008, vol. 37, pp. 275-285); y para Rocío Silva Santisteban, en ese libro, “con una voz potente, hiperracional y sincera hasta el dolor (Carmen Ollé) se ha convertido en uno de los hitos de la poesía latinoamericana”. (“Homenaje a Carmen Ollé”. “La República”, edición del 10 de Enero del 2017).
Para Amelia Villanueva Ramírez “Noches de Adrenalina”, es una obra poética fundamental y emblemática, que descubre a su autora “como una mujer preocupada por temas que recién con el paso de los años se han trabajado no solo en el ámbito literario sino social, como cuestionar el orden patriarcal donde las mujeres son esclavas” (…) “Este libro es un símbolo de la liberación femenina, no solo como liberación del cuerpo en el sentido anatómico, sino del espíritu, como que una cosa no puede ir desligada de la otra. Pero Carmen Ollé trasciende a ese pensamiento y pretende ir más lejos, hacia la liberación mental, en que uno pueda pensar por su cuenta y que no sea pensado”. 
Carmen Ollé, con su poesía marca todo un hito en la Literatura Peruana. Hay una verdad que no se decía. La mujer, en nuestro medio, no tuvo la valentía de hablar con libertad; todas habían sido condicionadas en su formación, a los requerimientos de una sociedad pacata. Ese “que dirá la gente” era producto de una mal entendida moral. Todos se asustaban cuando había que hablar del sexo, aquello siempre les pareció sucio; palidecían al ver un cuerpo desnudo, y cuando escuchaban la palabra pene, el rubor se les subía al rostro.
En esta sociedad nuestra, todos exhiben una “moral” como un simple disfraz, para aparentar ante los demás, algo que no se práctica; igual sucedió con el lenguaje. Nuestra malicia marginó de su repertorio muchas palabras, a las que por obra de esos tontos prejuicios, se les ubico dentro de lo que se calificó como “malas palabras”.
Noches de Adrenalina” (1) de Carmen Ollé, es sin duda el primer libro importante, en poesía, escrito por una mujer en el Perú. No teníamos una poetisa con voz propia. María Emilia Cornejo fue algo especial, pero no llegó a entregar lo más valiosos que había en ella; la muerte se la llevó demasiado pronto.
En este libro, que se comenta, la poesía no está concebida dentro de esa tradición de onomástico o de un falso civismo. Ella se ubica en un  campo al que muchos cuestionan. La autora es consciente de la posición que asume. No le interesa el juicio de los falsos moralistas. Dirán que es irreverente. No hay nada de eso, simplemente se da la libertad que necesita para ser auténtica: (“La crema nívea sirve para que la palara pene se sumerja/ tranquilamente en la palabra ano”). Ella se burla, de todo lo que parece serio i “digno”; sabe que en el fondo, de todo eso, se esconde una vil mentira. No titubea como otras cuando escribe.
Muchos viven encerrados dentro de su miedo, y nunca se realizan. No tienen fe ni alma (léase espíritu). Muchos terminan siendo nada dentro de lo mediocre. Hay que tener valor para quitarse esa vieja máscara y mostrar a la persona en toda su real miseria, solo entonces se ve surgir lo valedero.
Dice: “De niña las sensación de ser buena dirigía mis actos/ de día el sol alargaba una limosna/ invitaba de mi sándwich un bocado/ después de masturbarme quería llorar de miedo y de vergüenza/ tenía el tic de la señal de la cruz/ las misas de difuntos era el coro que necesitaba/ la miseria de mi adolescencia/ oh bondad de ti no queda más que la veleidad/ de haberla sentido”.
No son simples palabras. La poetisa las transfigura dentro de una concepción verdadera; le devuelve la salud al lenguaje. Es un mostrarse tal y como somos. La palabra se hace impersonal al hablar de aquello que era prohibido, y consigue romper aquellos muros de la incomunicación, impuestos por una censura enferma y desquiciada. Ella, dice: “la transfiguración de las imágenes es el brillo de nuestra fantasía”.
Hemos sido formados dentro de una mentalidad (totalmente) equivocada. Carmen Ollé, en su palabra, desnuda aquel mundo al que se disfrazó de honorable, lo muestra con aquella crudeza, que hará que muchos se santiguen. Ella está curada de todos los miedos. Hay cierta ironía, cuando dice “Abro mi fantasía i la encuentro deliciosa”.
No es poesía erótica la suya. No es un libro pornográfico como –quizá- pueda parecer. Es una manera muy sabia de dignificar a la verdad en la palabra.

NOTAS:

(1).- Carmen Ollé: “Noches de Adrenalina”. Lima. Cuadernos del Hipocampo, 1981, 54 pp.