COMENTARIO AL POEMARIO "NOCTEM AETERNUS. INCONCLUSIONES VERTIDAS EN NOCHES DE INSOMNIO"
POR EMANUEL DÁVILA COLMENARES
La peculiaridad del poemario reside en que Marcia Morales
nos entrega un grupo de poemas con una temática afín que es la dicotomía entre
la vida y la muerte. Con tintes góticos y a la vez reflexivos, la poeta Morales
se pregunta constantemente sobre su ser en este mundo abriendo interrogaciones
a todo lo que son certezas en esta realidad “sé que no todo tiene porque ser
una cuestión… / pero coloque signos de interrogación en cada palabra que
aprendí”, además realiza una crítica mordaz al mundo de aquí, donde es
denominado como prisión, condena a la existencia, caos, “mundo acéfalo de seres
intransigentes”, un laberinto del que se quiere escapar, el dolor
personificado, una absurda letanía: “mataste mi cuerpo / para que renaciera mi
alma”. Todo ello marcado con el nacer que conduce a una melancolía del existir,
la única solución, anuncia el sujeto lírico, es la vuelta a la oscuridad por
medio de la muerte: “que aún espera ser recogido y devuelto a su oscuridad” o
“para ser arrancada de este caos”. Es como la concepción medieval de que el
cuerpo es la prisión del alma, pero en este caso no es la idea religiosa para
encaminarse a Dios, sino todo lo contrario es una forma de llegar al averno,
que es descrito de manera paradisiaca: “el camino de la verdad, / el camino de
la oscuridad”. La muerte, entonces, sería el liberador de esa alma atormentada
por los estigmas y sufrimientos de este mundo, de la realidad, del dominio de
la razón: “Después de conocer la belleza de la noche infinita / después de
sufrir el dolor de la vida, / después de descubrir el placer de la muerte, /
después de experimentar la armonía de las tinieblas, / después de todo me
encontré tras las puertas del infierno eterno.”. Las imágenes de Tanatos (la
personificación de la muerte) y Hades (siendo al mismo tiempo dios y morada de
los muertos), Perséfone (reina del inframundo) hacen referencia constante a la Muerte
misma, invocada constantemente por el hablante lírico. Otros son Érebo, Mors y
Kautet igualmente refiriéndose a la muerte y a la oscuridad: “”y Tanatos me encontró,
me miró, me habló y me brindo / su frío abrazo”. Otro aspecto destacable es que
constantemente el sujeto lírico siente una soledad profunda, soledad que
produce el mismo mundo por el “sinsentido de la vida”, por ello es que
constantemente busca apagar la luz vital con el manto del suicidio: “11:59 pm.
Se oye un disparo / 00:00 Ya puedo ver la oscuridad”, “Y en mi cita con la
muerte / encontré la paz eterna” o “Dos décadas y nueve años, / dos puñaladas
por la espalda, / mil treinta y dos lágrimas, / un corazón que dejó de sentir,
un cerebro incapaz de pasión, / el desaliento en los labios / y los pies
cansados de proseguir el camino / eso es lo que tengo… / eso y… / 27 gramos de
arsénico”. La muerte es sinónimo de paz, de salida, de vía de escape, una forma
de abandonar “el mundo real”, el mundo fáctico, mundo de la incomprensión, de
la soledad, del caos, de la imperfección, de las represiones, de la melancolía,
etc., es así como se nos describe a lo largo del poemario y la única solución o
destino es la muerte: “muerte, / único destino”, el cual conduce al descanso:
“ahora… solo ansío cerrar los ojos / y dormir el sueño de la eternidad”. Por lo
tanto, notamos una poética necrófila, cerrando la idea el último poema (LX):
“Todas las historias siempre terminan en un final feliz/ porque el final
siempre es el mismo / LA MUERTE”. La musa de estos poemas que inspiran a Marcia
Morales es la Muerte.
En el aspecto formal, notamos el empleo de un sin
número de antítesis entre los que destacan: infierno vs cielo, oscuridad vs
luz, armonía vs caos, letanías vs melodías, odio vs amor, llorar vs reir, morir
(muerte) vs vivir (vida), risas vs lágrimas. Otras figuras recurrentes son la
ironía “Hoy… / le pido a la muerte seguir con vida / y espero me la niegue”, el
campo figurativo de la repetición, el énfasis (cuando se emplea la mayúscula en
algunos versos TAL VEZ, AÚN, LA NADA, etc.).
Con todo lo anterior, he de manifestar que el
poemario de la poeta Morales tiene una particularidad en cuanto a mostrarnos no
el mundo solar sino el mundo lunar, el mundo del demonio, el mundo de la muerte
en contraste a este mundo tan caótico en el que vivimos, particularidad y
peculiaridad que no se evidencia en otros poetas actualmente.