Saturday, December 26, 2015

Antología "Los árboles arrancan su cuerpo de la sombra"

Antología "Los árboles arrancan su cuerpo de la sombra"

Antología "Los árboles arrancan su cuerpo de la sombra", la selección del material poético presentado en este libro estuvo a cargo de Ingrid Valencia, Esther M. García y Nadia Contreras.

La convocatoria Los árboles arrancan su cuerpo de la sombra fue promovida por la revista Bitácora de vuelos y convocó a poetas en habla española. La convocatoria circuló en redes sociales en los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2015. 


Pueden leerlo en:
http://issuu.com/nadiacontreras2/docs/los___rboles_arrancan_su_cuerpo_de_



HENOCH LOAYZA EN “DANZA DE IDENTIDADES” (Por Teodoro J. Morales)

HENOCH LOAYZA EN “DANZA DE IDENTIDADES”

Desde el corazón de los tunantes (Jauja) llega la palabra de un Huatrila, el poeta Henoch Loayza Esppejo, quien en “Danza de Identidades”, rinde Homenaje a una tradición propia de ese lugar. En diez poemas, da vida en la palabra a diez personajes de esa fiesta del 20 de Enero (Chapetón; Wanka; Jaujina; Chuto; Tucumano; Jamille; Indio; Anti; Doctorcito; y María Pichana). Cada poema  a manera de ilustración viene acompañado de una fotografía de  esos personajes.


Todos los pueblos, tienen expresiones costumbristas en las que han perennizado su existencia en el tiempo; y cada uno, gano una distinción por algo que lo caracteriza. Dicen JAUJA DANZA. Eso, es cierto. Cada 20 de Enero, como un Ave Fénix, desde el mismo silencio vuelve la fiesta a renacer con alegría. Todo cobra vida, y se tiene que aceptar que los pueblos, en esas expresiones suyas, dan muestras que la vida se mantiene en esas tradiciones.
Henoch Loayza, en lenguaje depurado, limpio y pulcro, con su palabra, en trazos precisos cual pintor, caracteriza a cada personaje de la Tunantada.
Luego de leer “Danza de Identidades”, trato de sintetizar a cada personaje en propias palabras del poeta: (“Con tu chapeta chapetón / levantando tu enérgico bastón / saludas con  aire juguetón” (CHAPETÓN); “Ay cutunchita ingrata / dueña y señora del oro y la plata / musa de tunantada y serenata” (WANKA); “Mestiza de los faldellines / heredera de las tradiciones / de la luna y los balcones (…) Mujer del monillo / lliclla y anillo / de caminar sencillo” (JAUJINA); “Rajatabla guitarrero / correcto caballero / de tongo como sombrero” (…) Pipa en la boca / sabedor de vida loca / basta quien lo provoca” (CHUTO); “Tucumano de cielo extraño / trajinante viento salteño / amigo barro sureño (…) Incansable viajero / poncho de agua mulero / de la tormenta compañero” (TUCUMANO); “Ya te veo jamille tunantero / bailando con tu alforja y sombrero / en la plaza veinte de enero” (JAMILLE);  “Andino de los sueños caminos / auroras y trinos / del común de los destinos” (INDIO);  “Selvasierra caminante / de los ríos navegante / cazador piedra errante” (ANTI); “Señor del expediente / respetado por su cliente / nada deja pendiente (…) Al diablo llevó a la gloria / este juicio marcó su victoria / siendo único caso en la historia” (DOCTORCITO); ”Tamya wayta wambla / careta fina piel de canela / uchuk lapichuco lágrima de vela (…) Chacuas pichuichanca mama malla / tusuycuy tuqui tuquilla / con tu lulipa yanawaytalla” (MARÍA PICHANA).
En este libro, las emociones de vida de un pueblo, se expresa con acierto; es algo que cada año se vive en Jauja, ciudad andina de la sierra central del Perú.



Thursday, December 3, 2015

Comentario del poemario "Noctem aeternus. Inconclusiones vertidas en noches de insomnio" de Marcia Morales Montesinos (Por Emanuel Dávila Colmenares)

COMENTARIO AL POEMARIO "NOCTEM AETERNUS. INCONCLUSIONES VERTIDAS EN NOCHES DE INSOMNIO"

POR EMANUEL DÁVILA COLMENARES 

La peculiaridad del poemario reside en que Marcia Morales nos entrega un grupo de poemas con una temática afín que es la dicotomía entre la vida y la muerte. Con tintes góticos y a la vez reflexivos, la poeta Morales se pregunta constantemente sobre su ser en este mundo abriendo interrogaciones a todo lo que son certezas en esta realidad “sé que no todo tiene porque ser una cuestión… / pero coloque signos de interrogación en cada palabra que aprendí”, además realiza una crítica mordaz al mundo de aquí, donde es denominado como prisión, condena a la existencia, caos, “mundo acéfalo de seres intransigentes”, un laberinto del que se quiere escapar, el dolor personificado, una absurda letanía: “mataste mi cuerpo / para que renaciera mi alma”. Todo ello marcado con el nacer que conduce a una melancolía del existir, la única solución, anuncia el sujeto lírico, es la vuelta a la oscuridad por medio de la muerte: “que aún espera ser recogido y devuelto a su oscuridad” o “para ser arrancada de este caos”. Es como la concepción medieval de que el cuerpo es la prisión del alma, pero en este caso no es la idea religiosa para encaminarse a Dios, sino todo lo contrario es una forma de llegar al averno, que es descrito de manera paradisiaca: “el camino de la verdad, / el camino de la oscuridad”. La muerte, entonces, sería el liberador de esa alma atormentada por los estigmas y sufrimientos de este mundo, de la realidad, del dominio de la razón: “Después de conocer la belleza de la noche infinita / después de sufrir el dolor de la vida, / después de descubrir el placer de la muerte, / después de experimentar la armonía de las tinieblas, / después de todo me encontré tras las puertas del infierno eterno.”. Las imágenes de Tanatos (la personificación de la muerte) y Hades (siendo al mismo tiempo dios y morada de los muertos), Perséfone (reina del inframundo) hacen referencia constante a la Muerte misma, invocada constantemente por el hablante lírico. Otros son Érebo, Mors y Kautet igualmente refiriéndose a la muerte y a la oscuridad: “”y Tanatos me encontró, me miró, me habló y me brindo / su frío abrazo”. Otro aspecto destacable es que constantemente el sujeto lírico siente una soledad profunda, soledad que produce el mismo mundo por el “sinsentido de la vida”, por ello es que constantemente busca apagar la luz vital con el manto del suicidio: “11:59 pm. Se oye un disparo / 00:00 Ya puedo ver la oscuridad”, “Y en mi cita con la muerte / encontré la paz eterna” o “Dos décadas y nueve años, / dos puñaladas por la espalda, / mil treinta y dos lágrimas, / un corazón que dejó de sentir, un cerebro incapaz de pasión, / el desaliento en los labios / y los pies cansados de proseguir el camino / eso es lo que tengo… / eso y… / 27 gramos de arsénico”. La muerte es sinónimo de paz, de salida, de vía de escape, una forma de abandonar “el mundo real”, el mundo fáctico, mundo de la incomprensión, de la soledad, del caos, de la imperfección, de las represiones, de la melancolía, etc., es así como se nos describe a lo largo del poemario y la única solución o destino es la muerte: “muerte, / único destino”, el cual conduce al descanso: “ahora… solo ansío cerrar los ojos / y dormir el sueño de la eternidad”. Por lo tanto, notamos una poética necrófila, cerrando la idea el último poema (LX): “Todas las historias siempre terminan en un final feliz/ porque el final siempre es el mismo / LA MUERTE”. La musa de estos poemas que inspiran a Marcia Morales es la Muerte.

En el aspecto formal, notamos el empleo de un sin número de antítesis entre los que destacan: infierno vs cielo, oscuridad vs luz, armonía vs caos, letanías vs melodías, odio vs amor, llorar vs reir, morir (muerte) vs vivir (vida), risas vs lágrimas. Otras figuras recurrentes son la ironía “Hoy… / le pido a la muerte seguir con vida / y espero me la niegue”, el campo figurativo de la repetición, el énfasis (cuando se emplea la mayúscula en algunos versos TAL VEZ, AÚN, LA NADA, etc.).


Con todo lo anterior, he de manifestar que el poemario de la poeta Morales tiene una particularidad en cuanto a mostrarnos no el mundo solar sino el mundo lunar, el mundo del demonio, el mundo de la muerte en contraste a este mundo tan caótico en el que vivimos, particularidad y peculiaridad que no se evidencia en otros poetas actualmente. 


Comentario al poemario "Alameda de ensueño" de Teodoro J. Morales (Por: Pedro Díaz Ortiz)

     COMENTARIO AL POEMARIO "ALAMEDA DE ENSUEÑO" DE TEODORO J MORALES

Por Pedro Díaz Ortiz

A una fecunda e importante obra, sigue ahora Alameda de Ensueño, poemario con el que Teodoro J. Morales afirma con prestancia la tradición literaria tarmeña en las letras peruanas.

Alameda de Ensueño es una evocación de la ciudad de Tarma, de su paisaje, pero no el de ahora sino del que se fue, porque no se supo conservarlo. Tarma era conocida como la ciudad e los árboles por sus alamedas de frondosos eucaliptos. De ahí la connotación del título y de la ilustración de la portada de Alameda de Ensueño.

Los poemas del libro que comentamos son, en general, un racconto del pasado: Los verdes campos que se abrían a la vida / las retamas que pintaban un gran óleo al natural (Paisaje); las callejas empedradas / los balcones desde donde sigue mirando el tiempo sin enojo (Ensueño de Retamas). Y desde este paisaje: A más de 3,000 metros de altura y / entre todas estas piedras / está la misma historia / hablando / sola; pero también la poesía que nos habla desde el estro de Morales.


La poesía es siempre la eterna afirmación de la vida contra lo perecedero; afirmación de lo que fue y es la vida en el terruño que nos albergó alguna vez y que gracias a libros como Alameda de Ensueño volvemos a recordarla y revivirla.