Sunday, June 25, 2017

LA LITERATURA EN LA REALIZACIÓN CULTURAL EN TARMA (Conferencia sustentada por el Dr. Teodoro J. Morales, el día 24 de Junio del 2017, en el “X Encuentro del Escritor con sus Lectores”, realizado en La Merced (Chanchamayo).

LA LITERATURA EN LA REALIZACIÓN

 CULTURAL EN TARMA

(Conferencia sustentada por el Dr. Teodoro J. Morales, el día 24 de Junio del 2017, en el “X Encuentro del Escritor con sus Lectores”, realizado en La Merced (Chanchamayo).



PALABRAS PREVIAS

Señoras y Señores: Mis primeras palabras, sean de saludo para todos ustedes, que nos honran con su asistencia.
Permítanme, expresar mi agradecimiento a Gotardo Cervantes Mendivil, y, a los miembros organizadores de este ENCUENTRO, por la invitación, ella, permite, que el día de hoy, este presente con ustedes. En este evento, me   reencuentro con hermanos en las Letras y las Artes,  al mismo tiempo, gano la amistad de otros a quienes no tenía la oportunidad de conocer.
A ellos, y a ustedes, un abrazo de Hermano.
ENCUENTROS, como este, permiten unir a las personas y a los pueblos, en la realización de trabajos de verdadera construcción cultural, con los que, se consigue hacer realidad nuevas esperanzas, por eso, en este acto, ante ustedes, reafirmo mi amistad con los escritores y artistas que asisten a este evento,  a los que invoco: unir la fuerza de nuestros espíritus, para forjar una nueva concepción de vida que permita al Hombre, ser libre y feliz; y con ella, posibilitar la existencia de  una nueva sociedad, que lleve a nuestros pueblos (en Justicia) a una realización de todos sus hijos.
Regreso a La Merced (Chanchamayo), luego de un   tiempo, y lo hago con los mejores deseos de unir mi experiencia y capacidad de trabajo a la de ustedes, para fortalecer las acciones culturales que impulsa Gotardo Cervantes, quien, sin duda, es el artífice mayor de esta obra cultural, importante para Chanchamayo y la Selva Central, tarea que la realiza a través de la “Asociación de Escritores y Artistas “Juan Santos Atahualpa” y, de “Región Selvandina”.
Felicito al pueblo, y a las autoridades por el apoyo que prestan a este trabajo, así, se hará un Perú Nuevo y Mejor.
***************
Luego de estas palabras previas, paso a  desarrollar el tema, con el que se ha programado mi participación en este evento: “La Literatura en la Realización Cultural en Tarma”:
Todos los pueblos tienen, en su expresión cultural, una literatura. La que en más de las veces pasa por desapercibida por nuestra miopía, por creer que la literatura solo existe en las grandes ciudades, por eso, se acuño aquello: El Perú es Lima, y Lima  es el Jirón de La Unión. Con criterios como ese se ignoró a las provincias y a sus exponentes en el trabajo cultural, cometiéndose injusticas.
En la ciudad de Tarma, el trabajo cultural, de seguro, empieza en momentos en el que, en esos confines, empiezan a desarrollarse las culturas pre inca,  la que se fortalece durante los Incas.
Gracias al trabajo de investigación realizado por Adolfo Vienrich, se sabe de la existencia de una expresión literaria en la cultura andina, la que era negada por los invasores; él, reparó en la existencia de esa expresión cultural, y consiguió reunir testimonios que prueban la existencia de ella, las que da a conocer en “Azucenas Quechuas” y “Fábulas Quechuas”.
Vienrich, con su  trabajo, trae “por tierra los aventurados juicios i absurdas aseveraciones de todos aquellos, que ignorantes de la mentalidad de los antiguos peruanos i de su literatura, han pretendido negar la autenticidad del Ollanrta i otras tragedias, yendo en su ignorancia hasta negarles capacidad i cultura suficientes para la concepción de semejantes producciones literarias”; es más, rescato testimonios que prueban la existencia de una literatura quechua, y estuvo convencido que ella es el principal fundamento de la cultura nacional.
La expresión literaria en Tarma, en el género narrativo, en sus inicios, se encuentra en los relatos (mitos, leyendas, cuentos) de una Literatura Oral. En Fábulas Quechuas, publicada en 1905, se recoge testimonios de aquello; luego, continuaron, en esa tarea: Fortunato E. Cárdenas, Pedro D. Macassi, Santiago Orihuela; Julián Loja, Dantón Hidalgo, y otros.
Manuel Baquerizo, al referirse a esta expresión, reconoce que: “Las primeras manifestaciones intelectuales nativas y, a la vez, los primeros intentos de hacer conocer la cultura andina, se producen en Tarma” (…) reconociéndola como “el centro cultural más importante de la sierra central”; Isabel Córdova de Villanes, por su parte, es más precisa, cuando dice: “Haciendo un salto hasta principios del presente siglo, encontramos al tarmeño José Gálvez como el primer poeta memorable que produjo nuestro departamento y, no es que sea una extraña coincidencia, pero también será en Tarma donde aparecerá el primer relatista – Vienrich”; dice más, “al parecer existía allí alguna antigua tradición literaria por haber sido Intendencia durante el Virreynato. Años después, Tarma también sería cuna de dos narradores muy importantes: Eleodoro Vargas Vicuña y José Antonio Bravo”. Aquí, hay que agregar lo siguiente, de todos ellos, Vienrich fue el único que impulso un trabajo de realización cultural a nivel colectivo, los otros, vivieron encerrados  en un  trabajo de inquietud personal.
En definitiva puedo decir que, el Proceso Cultural en Tarma, se inicia en el mismo momento en el que el ser humano se establece en este territorio, sin embargo, en esta exposición, me referiré sólo a los momentos que dejaron huella y marcaron época.
Hay algo, que marca un antes y un después: Con la llegada de los españoles, se quiebra y detiene el desarrollo de la Cultura Andina, y el de los Estados Regionales del Perú Antiguo. Para imponer un nuevo sistema político-cultural, los invasores, destruyeron el  que existía en estos pueblos.
De 1538 a fines del setecientos corre todo un período de oscurantismo, en esa etapa, se desarrolló una Literatura de irrenunciable filiación española, a la que José Carlos Mariátegui denomina “Período Colonial”, por tratarse de “una literatura pensada y sentida en español”. En ese momento, se ensaya una literatura de imitación con espíritu europeizante.
A fines del setecientos, “habría amanecido la conciencia étnica del criollo” (…) ”no se buscaba ingenios importados de la península, para redactar la Memoria del Virrey”, bastaban los de la localidad”, podría decirse que en este momento se da el inicio y afirmación de un “espíritu nacional, criollo, inconfundible. Ya la semilla estaba sembrada”.
La literatura que se ensaya, en lo que va de 1870 a 1890, está basada fundamentalmente en el folklore, creado por el pueblo, la misma que se nutre en raíces nativas. Es una literatura que se da como espíritu mestizo, toda vez que España dejó una marcada influencia occidental en el alma nativa de América.           
La primera expresión literaria escrita, es el de una literatura de costumbres; bien se ha dicho, “Esta literatura es la que mejor expresa la historia cultural de los pueblos y ciudades, retrata a sus personajes típicos y notables y da cuenta de sus fiestas y prácticas cotidianas”, ella, “no ha merecido desgraciadamente mucha atención”, y, “es visto por los críticos y glosadores, como un producto subliterario y marginal”; y esto, porque según ellos “los textos no se ajustan a las normas clásicas de la división literaria en géneros; y, a la pereza mental para buscar otros instrumentos conceptuales y metodológicos que permitan analizar y estudiar estas producciones, aparentemente inabordables por la crítica literaria y la investigación social”.
La poesía, asoma en los Cantos Populares (Mulizas y Huaynos), con una originalidad muy propia, es, la Poesía en el Folklore. Es una etapa en el que el espíritu mestizo de América va forjando su propia escuela en el arte de la expresión literaria.
Hay algo importante que indicar: Toda literatura encuentra sus orígenes en el lenguaje común del pueblo, en la que al escritor corresponde la función de desarrollar simbólicamente esos materiales comunes, bebiendo para ello en las fuentes que se le ofrece; por eso, se ha dicho y con razón, que “el idioma del pueblo es el que define el estilo característico de una cultura literaria y el que infunde a cada pueblo su expresión singular.
José Gálvez, es quien asume la poesía y  la narración  como creatividad literaria; en “Paz Aldeana”, (1921) “reúne una serie de estampas costumbristas, sobre la ciudad de Tarma de principios del siglo” (…) “Es una evocación muy pormenorizada y melancólica del mundo tradicional y colonial”; y en “La Boda” (1922), “ventila la cuestión indígena, más como motivo literario que social” (…) “hace una vivida y nostálgica descripción de la antigua ciudad provinciana”.
La poesía en Tarma, tiene una tradición, que se pierde en la hondura del tiempo. Isabel Córdova de Villanes, dice “El amanecer del hombre andino a la literatura se dio mucho antes de la imposición del patrón linguistico español al Perú”. Puedo decir que, la que llega a nosotros es aquella expresión escrita, inmersa en la ´poesía en el folklore, es decir, aquella que vive en las letras de los huaynos y mulizas que se cantan año a año en los carnavales tarmeños, lo que fue evolucionando hasta ingresar a nuevos momentos que permitieron alcanzar una realización como expresión literaria.
Según Manuel Baquerizo, “a partir de los años 50 comienza a producirse una visible diferenciación entre los compositores populares de mulizas generalmente anónimos y los compositores más o menos cultos, perfectamente individualizados, cuyos nombres quedaron registrados en la tradición popular”.
En la expresión de toda comunidad, siempre se encontrara la poesía. En el Perú antiguo existió poesía, aunque muchos pretendan negarlo. La poesía no es exclusiva de España, ni nace como algo exclusivo del idioma castellano. La poesía está presente en la expresión de todos los pueblos, y en el Perú antiguo existió.
La poesía  y la narrativa en Tarma. Tiene todo un proceso en su desarrollo, de la etapa prehispánica no se tienen testimonios que permitan exponer juicio sobre ella. Los invasores  con su llamada política “extirpación de idolatrías” destruyeron parte de la cultura del Perú Antiguo; por lo mismo, me referiré a la expresión que surge luego del establecimiento de los españoles en Tarma.
En ese proceso, corrido el tiempo, “el contenido de las canciones ya no solamente se refiere a los motivos del amor, al lamento del drama personal u otros ligados a la festividad de los carnavales” (…) “tocan igualmente asuntos patrióticos y cívicos. (…) “Estas son “las más interesantes, desde una perspectiva histórica” … “reflejan la visión del entorno cultural y social de la intelectualidad naciente”.
Baquerizo, cree que, la literatura, propiamente culta y académica, apareció a principios de este siglo”; y que, aquello “ocurrió en Tarma, antes que en Jauja y Huancayo”, que, “La primera promoción de poetas y escritores estuvo ligada a la figura de Adolfo Vienrich (1867-1908). Eso, es verdad; y Vienrich, fue uno de los promotores más importantes de la cultura tarmeña, al lado de él Enrique Herr, Enrique Díaz, Daniel Villaizán , José Castillo Atencio, y otros.
José Gálvez Barrenechea, en 1923, publica La Boda (Novela Corta), podría decir, con ella, en Tarma, se inicia el trabajo narrativo como expresión literaria, dentro de los moldes de la cultura occidental.
Joaquín Ferrer Broncano, hace mención a Gustavo Allende. El texto a que hace referencia y que se publicó en la revista Brumas (1906), es un relato corto y no una novela; y los otros textos a que hace referencia, que dice dejó inéditos, no son conocidos. Es como decir nada.
Eleodoro Vargas Vicuña, con Nahuin plantea una propuesta que se conoce como neoindigenismo, luego viene José Antonio Bravo Amezaga; y en el dos mil tenemos a Felipe Egoavil Mieses y Rodolfo Sierra Amaro.
En el trabajo de investigación cultural que realizo, distingo momentos en el proceso de realización cultural en Tarma,   cuatro momentos, definidos por los hechos que se dieron: El primero, el de la Unión Nacional; el segundo, surge con la Asociación de Aristas Aficionados de Tarma; el tercero, se da con el advenimiento de la Generación del setenta; y el cuarto, se inicia con la fundación de la Casa de la Cultura de Tarma.
El primer momento, empieza en 1891, con el establecimiento del Comité provincial de la Unión Nacional en Tarma, a iniciativa de Enrique H. Díaz. Ella, ejerce una influencia, por espacio de diecisiete años, de 1891 (en el que se establece la Unión Nacional en Tarma) hasta 1908, en el que fallece Adolfo Vienrich. Este momento, distingue dos etapas la de 1891 a 1895, y la de 1895 a 1908.
La Unión Nacional, todo lo significativo que hizo, se da de 1895 a 1908. Del período anterior no tenemos testimonios que prueben que en ese espacio de tiempo se haya realizado algo importante. El mérito de Enrique H. Díaz es haber establecido el Comité Provincial, y haber nucleado a los primeros militantes. No existiendo archivos que nos permita evaluar el trabajado realizado por esa agrupación político-cultural.
El segundo momento, empieza en 1947 con la fundación de la “Asociación de Artistas Aficionados de Tarma”, su presencia se mantiene hasta 1976 en el que falleció Pedro D. Macassi,  principal artífice de esta obra. La Asociación de Artistas Aficionados de Tarma, se fundó el 19 de abril de 1947, quince personas se reunieron para darle vida; ellos, se reunieron con el propósito de fundar una Institución para “fomentar el arte escénico, así como otras manifestaciones del arte y la literatura”, así reza en el Acta de Fundación.
El Tercer Momento, asoma, con el “Manifiesto de Año Nuevo” que aparece en enero de 1970; así surge la Generación del Setenta en Tarma, cuya presencia se proyecta hasta 1992, en el que se da origen al cuarto momento.
Tinta Indeleble” (Cuaderno de Poesía), es el primer  testimonio que se publica como expresión de esta nueva inquietud que asoma en Tarma, el que esta precedido de un MANIFIESTO. Además, este momento, tiene como documentos fundamentales: El “Manifiesto de Afirmación y Protesta” (Abril 1970) y “Hacia un Nuevo Absoluto para la Literatura” (Noviembre 1975). En este momento, es la poesía el género en el que se trabajó, la que alcanzó una realización importante. Tres son los libros fundamentales: “Diario Conflictivo de Clase” (1974) de Teodoro Morales, es el primer libro de poesía que irrumpe como expresión de este momento; luego, viene “Dimensión de la Palabra” (1974) de Carlos Orihuela Espinoza” (1974); y, “Construcción de los Días” de Andrés Mendizábal Suárez.         
El Cuarto Momento, es el de la “Casa de la Cultura de Tarma”, fundada el 17 de mayo de 1992. Doce personas acudieron al llamado que se hizo para fundarla. De los que estuvieron a mi lado para fundarla, fallecieron Oswaldo Villaizán Baldeón, Wilfredo Loja Oropeza, y José Córdova Julca, mi Homenaje y reconocimiento a ellos.; los que quedan  fieles al compromiso que se asumió entonces, son pocos; los otros, se quedaron en el camino, a lo largo de esos 25 años de existencia que se tiene. Para mantener viva a esta Institución, hemos tenido que ir sumando a este trabajo a nuevos espíritus que se identifican con los fines que se tiene, y en gran parte esa fuerza viene de niños y adolescentes, con ellos estamos forjando una mística que de seguro llevara a grandes realizaciones.
En este espacio de tiempo, de existencia que se tiene, se estableció los Juegos Florales “Manuel Bedoya Suárez”; con los que se descubrió nuevos valores, entre ellos  Paola Morales Montesinos, Marco Antonio Oropeza Navarro, Daniel Gutiérrez Ventocilla; Marcia Morales Montesinos, Oscar Rojas Guere, Milagros Eliana Solís Porras; Magaly Baldeón Vilchez, quienes han  publicado sus primeros libros.
La Casa de la Cultura de Tarma, para difundir la cultura publicó MANANTIAL, no como empresa comercial, sino como una acción de proyección cultural masiva; cuya distribución, es gratuita.
Nuestra preocupación no es sólo la construcción de la belleza en la palabra; queremos con ella, contribuir en la formación de una conciencia social que permita gestar una de las mejores realizaciones culturales, y para conseguirlo se empezó a estableces Casa de la Cultura en los distritos.
Estamos rompiendo esquemas tradicionales en el trabajo cultural, promoviendo la investigación y creatividad; y eso se expresa en la publicación de Plaquetas y Libros, que se auspicia.

TARMA, en el tiempo de existencia que tiene, en su realización cultural, ofrece ese panorama al que me he referido, en el que la literatura tiene una presencia reconocida.- Gracias.


Tuesday, June 20, 2017

MARÍA EMILIA CORNEJO: EL DESPERTAR Y APRENDIZAJE DE LA VIDA (Por Teodoro J. Morales)

MARÍA EMILIA CORNEJO: EL 

DESPERTAR Y APRENDIZAJE DE LA

 VIDA

Por Teodoro J. Morales



Nació en Lima en 1949, y murió en setiembre de 1972, producto de una sobredosis de pastillas. Se dice que, se había casado con Oswaldo Márquez. Tenía 23 años, cuando inicia su viaje a la eternidad. El  libro “En la Mitad del Camino Recorrido” (1989), poemario póstumo, publicado 17 años después de su muerte, reúne 31 poemas divididos en cinco secuencias.
Ella, en 1970, de manera confesional, se refiere a su inquietud que marcaría el camino de su vida: “Escribo desde temprana edad, con breves y largas interrupciones. A mi estancia en tierras mexicanas debo el haber empezado a escribir más o menos disciplinadamente. Actualmente trabajo y trato de estudiar un poco en la Universidad, aunque sé que terminaré siendo siempre autodidacta” (María Emilia Cornejo: El Sinóptico de la Poesía del 70” – Armando Arteaga).
Ella, estudió Literatura en la Universidad de San Marcos, y, participó en el Taller de Poesía dirigido por Hildebrando Pérez Grande y Marco Martos.  El primero de ellos, refiriéndose a ella, dice “Una tarde llegó María Emilia Cornejo, envuelta en el humo de su eterno cigarrillo, un poncho inquietante para resguardarse del frío y la soledad y ese aire sospechoso de no saber hacer con su vida”;  entretanto que el segundo, recuerda “vino al Taller de poesía de San Marcos, se formó acá”.
Los primeros poemas de María Emilia Cornejo, según se sabe, fueron publicados en 1970 en la revista “Gesta”; Isaac Rupay, en 1973, publica los poemas emblemáticos que la inmortaliza (“Soy la muchacha mala de la historia”, “Como tú lo estableciste” y “Tímida y avergonzada”), en la revista literaria “Eros”.
No hay que ser mezquino, sea cual fuera la verdad. “Ella se atrevió a presentar una voz femenina como yo poético que desnuda su pudor y condición de mujer para plasmar las contradicciones entre la vivencia del cuerpo y las consecuencias de sentir, amar y sufrir por ser el complemento del varón y ser ella misma”; al parecer, luego de su muerte, intereses ajenos al suyo como escritora y  ajenos al real  contexto de su expresión, la enrumban como “la iniciadora de la nueva corriente del erotismo de la poesía en el Perú”; Marco Martos, al margen de ciegos pasionismos  e intereses, ubica la expresión de María Emilia Cornejo en lo que realmente corresponde, dice “ella abre una ventana a lo desconocido, yo no sé por qué le dicen “poeta erótica”, yo creo, que el erotismo aparece en su poesía, no es el rasgo principal, el rasgo principal es la categoría mujer, que ella reclama” (Marco Martos: “La Poesía nunca me ha defraudado, es mi manera de estar en el mundo” de Juliane Angeles) - (1)
María Emilia Cornejo, dice: (“hubiéramos querido tener en nuestras manos / la eternidad de nuestras vidas”). En verdad, no sabía que había nacido con ella. Tuvo que morir, para que esa verdad hablase por si sola.
Al parecer, la vida no le fue fácil; dentro de ella, se debatía dilemas y conflictos … “miedos milenarios por salir”. Todos tenemos, en nuestras vidas, que enfrentarnos a realidades difíciles para realizar el proyecto de vida que nos proponemos hacer hablar. Ella, tuvo que vivir, enfrentarse a todo, sufrir hasta hacer sangrar su vida, para escribir sobre ella. Solo así pudo entender muchas cosas, llegar a la verdad que se le negaba conocer: (“sólo ahora / cuando me siento en la mitad de todos mis caminos / atada a frases hechas / a cosas que se hacen por  haberlas aprendido / como se aprende una lección de historia, / puedo pensar / que de nada sirvieron los consejos / ni las interminables conversaciones con tu madre, / y esas largas horas de mi vida / perdidas / en aprendizajes extraños / sobre pesas y medidas, / colores / y / sabores / y / en el vano intento de ir tras el sol / tras el vuelo de los pájaros, / de repente quiero acabar / con mi baño de todas las mañanas, / con el café pasado, / con mi agenda cuidadosamente estructurada / de citas y visitas / a las que asisto puntualmente; / pero es tarde / hace frío / y estoy sola”).
La verdad estuvo en ella, adherida como un vestido a su vida, como algo inseparable que era su verdad a todo. Eso no lo sabía. Ella, se abre en su expresión, al hacerlo, hace sangrar su vida, la desgarra de tal manera, enfrentándola a esa formación conservadora de sus contemporáneos; desnuda su alma, exhibe lo que era considerado pecaminoso; y fue descubriendo a la vida, como conocimiento en un libro: (“tímida y avergonzada / dejé que quitaras lentamente mis vestidos, / desnuda / sin saber que hacer y muerta de frío / me acomodé entre tus piernas / ¿es la primera vez? / preguntaste, / sólo pude llorar. / oí que me decías que todo iba  a salir bien / que no me preocupara, / yo recordaba las largas discusiones de mis padres, / el desesperado llanto de mi madre / y su voz diciéndome: / “nunca confíes en los hombres”. --- “Comprendiste mi dolor / y con infinita ternura / cubriste mi cuerpo con tu cuerpo, / tienes que abrir las piernas, murmuraste, / y yo me sentí torpe y desolada”).
Ella, se enfrenta a un mundo lleno de convencionalismos, en el que vivía presa como en una prisión donde, de manera obligada, tenía que vivir como algunos querían. No se dejó anular por  el sistema, y entendió que la mejor manera de enfrentarse a eso era romper aquel cerco de esclavitud que se había impuesto, usar la palabra como la mejor arma para conquistar esa libertad que no tenía y que se le negaba. Empezó por enfrentarse a tabús, como la sexualidad; y en su tarea liberadora hizo lo que tenía que hacer. Dice (“después de un lento aprendizaje / pude reconocer sin equivocarme / las formas de tu cuerpo, / besar tiernamente tus mejillas / y saber con exactitud / las dimensiones de tu falo, / ahora, cada encuentro se convierte / en el hecho cotidiano de besarse / meternos en la cama y repetir / los movimientos del amor / tu cuerpo se estremece a cada orgasmo, / yo te pido más / y en la necesidad de recuperarte / mis labios exploran tu pubis, / para entonces / cansado y sudoroso / mis senos abrigan tu sueño”). Lentamente va mostrando a todo el mundo, algo que bien se conoce; algo que se realiza casi constantemente sin que nadie se asuste de ello; pero que, cuando se muestra a la luz se escandalizan, y se quiere negarla; ella, con su expresión da, como una bofetada a esa falsa moralidad que se pregona; ella, descubre y va desojando pétalo a pétalo esa margarita que es la vida (“entro lentamente por tus venas / hasta inundar / todos los rincones de tu cuerporescato tu nombre milenario / en cada arteria / te pierdo y me encuentro / en la profundidad de tu mirada / sin compañía alguna / invado tus pulmones / y vivo / y me recreo / con el aire que respiras / avanzo por debajo de tu piel / y organizo con exactitud / el metabolismo de tus penas / y tu cuerpo se convierte / en la zona sagrada de mi vida”). Son lecciones, en las que ejerce todo un magisterio con una sabiduría que asusta, por la sinceridad de su discurso (“descubrimos las mil formas del amor; / mis senos como palomas alimentaron tus angustias / y tus pasos de perdían locos en la llanura de mi vientre, / ¡oh! fauno enamorado / cabalgas sobre mí desesperadamente. / tus labios tomaron posesión de mi sexo / y una lluvia de estrellas baño nuestros cuerpos / y tu semen vino a mí curando todas mis penas”).
Muchos, toman la vida a la ligera: la ven superficialmente; pocos, se atreven a interiorizarse en ella. Para nadie la vida es fácil. Hay que saber conquistar la dicha para que sea lo que se desea. No es cosa de repetir lo que se dice de ella, o lo que vivieron otros, para creer que  eso basta. Es tan compleja la existencia; cada uno, tiene que encontrar su camino para llegar a esa meta donde le está esperando la muerte, para darle descanso. Hay que saber vivir con entereza y valentía.
En la poesía peruana, María Emilia Cornejo, asoma a fines de la década del setenta. Irrumpe con una expresión atrevida a su momento. Muchos se rasgaron las vestiduras, palidecieron, al escuchar o leer sus poemas;  ella, se atrevió a ser lo que tenía que ser por sobre todo: POETA. Eso la inmortalizó. Se ha dicho, que “en los pocos poemas que logró escribir dio un vuelco a la poesía peruana escrita por mujeres” --- “que la mayor porción de la poesía escrita por mujeres en todo el siglo XX ha sido una poesía edulcurona, repetitiva, poco creativa”; y que, su expresión “se atrevía a trastocar los roles en la sociedad patriarcal, porque abordaba la inconveniente, y hasta cierto punto, lo prohibido”. Ella, por todo eso, gano un lugar donde la gloria le rinde homenaje; por qué, “se atrevió a presentar una voz femenina como yo poético que desnuda su pudor y condición de mujer para plasmar las contradicciones entre la vivencia del cuerpo y las consecuencias de sentir amar y sufrir por el ser el complemento del varón y ser ella misma”.
Su poema emblemático, dice: (“soy / la muchacha mala de la historia, / la que fornicó con tres hombres / y le sacó cuernos a su marido”. --- “soy la mujer / que lo engañó cotidianamente / por un miserable plato de lentejas, / la que le quitó lentamente su ropaje de bondad / hasta convertirlo en una piedra / negra y estéril, / soy la mujer que lo castró / con infinitos gestos de ternura / y gemidos falsos en la cama”).
Muchos leyeron sus poemas de pasada, pocos se detuvieron a compartir sus emociones intensas, a tratar de comprender ese deseo de vivir y de amar de manera verdadera. Nadie escucho su voz, y en 1972 se suicidó. Tenía 23 años, pero vivió la vida, en una dimensión que pocos lo hacen.
Leo sus poemas, y encuentro en ellos una honda soledad; aquella, se había adueñado de su ser: (“la soledad abrumadora de mis días / se acrecienta en mis oídos / hasta hacerlos estallar, / ya nadie respeta mis decisiones; / soy la hija extravagante y loca / que hay que rescatar. / entonces / cada palabra mía se convierte / en un grito desgarrador / sin eco y sin respuesta”).
Su vida – en su palabra- se hizo mito, y ahora es leyenda. Nadie, ni ella misma, esperaba que su palabra abriera nueva brecha en la expresión. Marca un antes y un después. Quiso amar y ser amada; y para alcanzar ese sueño: se atrevió a ser libre a su manera, y vivió sin temor a nada.
Ella, nació para marcar un hito como mujer en la poesía peruana. Hildebrando Pérez Grande, bien dice “Los poemas de María Emilia han crecido desde entonces ante los lectores y seguirán creciendo más sin duda alguna; es más, creo que alcanzarán alturas insospechadas al margen de las acertadas propuestas o enmiendas que es ese entonces José y Elqui le alcanzaron a la muchacha mala de la historia. El tiempo ha legitimado su autoría. En el imaginario y en el paisaje de la poesía escrita por mujeres en el Perú, siemPRe estarán fundidos aquellos poemas con la imagen de aquella joven que, una tarde sin nombre, ingresara al Taller de Poesía de San Marcos envuelta en el humo azabache de su cabellera nocturna”; y así será.
La presencia de María Emilia Cornejo fue fugar. Armando Arteaga la conoció, y al describirla, dice: “misteriosa y silenciosa, amable y agradable en su conversación, su presencia frondosa y su ternura ideal”. Así seguirá viviendo.  “Su temprana muerte segó una personalidad de talento que, a tenor de los textos transcritos, representa una voz individual, tersa, capaz de transformar la angustia y el desencanto de una especie de parábola sobre el amor y el tedio, la soledad y la auto destrucción” (Antología de la Poesía Peruana, Tomo II (1960-1973). Prólogo, Selección y Notas de Alberto Escobar. Ediciones PEISA, 1973). No la conocí personalmente, ella llegó a mí a través de su palabra, y vivirá siempre en mi espíritu.

Ella, apenas si se dio un espacio limitado de tiempo para vivir, y le bastó para hablar de su verdad; ella, vivirá siempre “como la adolescente, la contestataria, la que se atrevió a develar la verdad y lo hizo, para decirlo con sus palabras “como una piedra que cae” y que deja para siempre sus ondas en el agua” (Mariela Sala).


GUSTAVO VALCÁRCEL: EN LA VERTIENTE DE UNA POESIA MILITANTE (Por Teodoro J. Morales)

GUSTAVO VALCÁRCEL: EN LA VERTIENTE DE

 UNA POESIA  MILITANTE

Por  Teodoro J. Morales


No todos los días nace un poeta; ni todos los poetas asumen en su palabra un compromiso y una militancia. En el Perú, la poesía se encontraba inmersa en letras de los huaynos y otras canciones de la tierra, y desde esas vertientes fue evolucionando hasta alcanzar la altura y grandeza que ahora se le conoce.
La construcción de una poesía, como expresión literaria, al parecer, empieza a afirmarse en la década del cincuenta. Uno de sus exponentes, es: Gustavo Valcárcel.
Él, nació en Arequipa en 1921. Estudio en las Facultades de Ciencias y Letras de la Universidad Mayor de San Marcos. En 1947, en los Juegos Florales Universitarios, convocados por dicha Universidad, gano el primer premio por “Deleite de Tortura” presentado con el seudónimo de Lucifer. El Jurado (Manuel Beltroy – Rodolfo Ledgard – Estuardo Núñez – Augusto Tamayo Vargas – Alcides Spelucín), en el Acta que emitió, dice: se trata de “doce sonetos de muy fina expresión y agradable musicalidad; todos ellos lucen una notoria riqueza de imágenes, que vierten en los rigurosos moldes de sus estrofas la moderna sustancia, propia de una poesía fluida y  sugerente, desarrollada en torno del matiz y las transiciones sutiles y en la cual las diversas tonalidades de la emoción, hasta la amargura misma, cobran luz y mesura de perfecta serenidad y seguro equilibrio”. A esos poemas, luego, se agregó otros, hasta sumar 28; y les puso el título definitivo de “Confín del Tiempo y de la Rosa”, el que, ese mismo año, fue distinguido con el Premio Nacional de Poesía.
Xavier Abril, dice “Los poetas lo son a condición de conocer la composición de su medio y de su época. El acierto más profundo de la poesía lo gana el hombre que más sufre tiempo y asunto de su experiencia. Lo demás es eso: juegos de salón y anquilosamiento de formas vacías”; y refiriéndose a la expresión poética de Valcárcel, indica que “El poeta ha iniciado su tarea de intérprete del mundo porque expresa en primer lugar al hombre, más que a cualquier otro problema circunstancial como la geografía o el paisaje del país. Paisaje y geografía cuentan en la medida que existe el hombre libre y responsable. El paisaje del mundo es hermoso cuando el hombre, el poeta, libera al siervo en el canto y en la realidad”.
La vida de Gustavo Valcárcel, no la tuvieron todos: siendo adolescente asume un compromiso político de realización social. En setiembre de 1940 fue  fichado como un vil delincuente, tenía 18 años, por razón de sus ideas. Seis veces estuvo detenido, por ese motivo. Todo eso le significó, sufrir muchas penurias. Dice (“marcha mi angustia en cuatro patas / marcha mi valor infantil orinándose a escondidas”). No todos bebieron de sus lágrimas amarguras, ni todos tuvieron el valor suficiente para no caer rendidos ante tanto infortunio que le vino atropelladamente. (“Cómo no darle paz a nuestras lágrimas / si la música del aba suena a vida”. (…) “Dime entonces cómo no ser ya buenos / después de haber sufrido tanto”). ( …  …) (“Si nos hemos de morir brindemos un buen rato a la salud de nuestros huesos / y no temamos nada / porque la muerte es sólo la madera / que nos arroja el tiempo / para probar el fuego de una vida”).
El sufrimiento, no le quito el lado bueno de la vida. No se dejó vencer, y tuvo el valor suficiente para sobreponerse a todo y salir triunfante. (“Antes yo te escribía desde mi juventud / convertida en un gran reloj de cárcel / en romance de piedra, en pasto policial, / en tristeza y tristeza de mis ojos proscritos. / Incomunicado, entonces te escribía / desde una celda o cueva / donde tu nombre era lo único viviente”. (…   …) “Después de tantos meses de silencio / sentí esta mañana el deseo de escribirte / de escribirte una cosa muy sencilla: / para tanto amor, hemos sufrido poco / para tanto amor, hemos hablado poco, / para tanto amor, no hemos vivido nada”. (…) “Vivir -¿me oyes?-, vivir un día nuevo / en el que nadie nos persiga / ni nadie nos embargue / ni se nos corte la luz por unos pesos / ni se nos acuse de extranjeros”.(…) “Vivir un día nuevo / en el que trabajemos sin lágrimas ni odios / pudiendo sentirnos camaradas de todos / y en el que por fin nos sea devuelto / el Perú de tus entrañas, nuestro Perú del llanto”.(…) “Vivir --¿me oyes?--, vivir un día nuevo / en el que la vergüenza no nos astille el ojo”. (…  …) “Ven pronto, estrella y mar, música terrestre / aquí te espero y mientras llegas / empezaré a amar el porvenir / hecho luz entre tus ojos / pan en las manos de los niños / leche en tus senos, ala en tu voz, / verso en tu cuerpo, rayo en tus labios / eternidad en tu grito de gran madre”).
En la vida del poeta hubo todo un periplo, lleno de sufrimientos por obra de la injusticia impuesta por el sistema. El poeta, dice: (“dónde está el pan que se pueda comer sin menoscabo / dónde está el vino que se pueda beber sin detrimento / dónde la col o la legumbre / que no tengan sabor a funeral”). Nunca declino a esa convicción que lo mantuvo firme y en pie. (“Cómo no darle paz a nuestras lágrimas / si la música del alba suena a vida. (…) Dime entonces cómo no ser ya buenos / después de haber sufrido tanto”).
En “Cantos del Amor Terrestre”, habla del amor. El tema lo aborda con dulzura, con el sentimiento que anima a todo lo que existe en el mundo. Pocos se acercaron a la palabra de este poeta, por eso, no lo conocen; por eso, no vibraron con esa emoción que hace hablar a todo. (“¿Quién ha dicho que en plena medianoche / no debe hacerse un canto de amor puro? / Si somos gotas de alba entre las sombras / cantemos al amor amaneciendo”).
El amor es lo más grande, lo más bello y hermoso cuando realmente se entiende cuál es ese sentimiento (“Tu presencia es la vida, un mar inacabable, / estás en todo el mundo, nace el mundo en tus ojos, / te miro sobre el tiempo y te amo bajo el tiempo / porque eres un instante que nunca pasará”). Así de sencillo y simple es el amor cuando se le entiende, cuando se ha vivido en ella; y uno termina “escribiendo el poema inédito del hombre”. Eso valió para que Alberto Hidalgo, refriéndose a su poética, dijera “Estás prendiendo estrellas en el cielo del Continente”.
En una de las instancias de ese libro, el poeta dice: (“Dormir, preludio breve de un descanso sin fin, / viene a ser el ensayo de ausentarnos del mundo; / dormir nunca me alegra porque es vivir muriendo, / con los ojos cerrados, en un planeta extraño”. (…) “¡Qué terrible sentir un dolor en la noche, / mirar todo apagado, ser un trozo de sombras, / oír que nada se oye, oler la vida inmóvil, / y paladear el luto de una orfandad inmensa!”).
El poeta humaniza al amor en su palabra, hace que se transfigure, que se convierta en agua, luz. (“Te amo dulcemente como raíz de agua / y mi pobreza sueña comprándote rosales / llevándote de viaje por islas deslumbrantes / donde alza la alegría su arquitectura de agua”)(…   …) “Todo lo que te toca tiene un fragor de luz, / con todo lo que tocas posible hiciste el tacto / y el rozar de tu piel le dio origen al fuego, / oh, estrella que yo toco; oh, lucero tocado”).
Hay una honda sensibilidad que habla, que descubre ese sentimiento y lo transmite. Cuando se habla de amor todos se hunden en una pasión mundana donde el deseo construye diversión y fiesta. Gustavo Valcárcel, encuentra al amor en una dimensión distinta, donde el sentimiento nace y crece como un sentimiento místico. (“Si me miras y callas me siento como un niño, / más, si me miras y hablas me siento todo un hombre, / porque son tus miradas un aletear de Luna / y porque en tu voz gira el idioma terrestre”.(…) “Tu palabra madura tras los ocasos rojos, / en un dormir de lluvias, bajo el rumor astral; / por eso cuando tú hablas suelo cerrar los ojos / para sentir eterna la música del mundo”.(…   …) “Tu palabra es el polen por donde baja el cielo / de brinquito en brinquito hasta llegar a mí; / y tu callar parece una escalera al aire / donde sube mi aliento a suspirar por ti”. (…) “No calles nunca, nunca… tu sonido es la dicha / y la dicha se escucha después de haber sufrido; / no calles nunca, nunca…porque el olvido empieza / por un dejar de hablarse y es un silencio atroz”. (…) “Háblame siempre, vida, de todo lo que es bello, / Cuando yo era muy niño dejó de hablar mi padre, / mi madre hizo silencio de tanto que sufrimos / y entonces la tristeza se entristeció de mí”. (…) “Quiero que hablen tus hijos con amor y belleza, / que hablen de un mundo nuevo sin odios ni mordazas, / porque hablando los hijos, después que nos muramos, / seguiremos nosotros hablando eternamente”).   
Diego Rivera, en las palabras del Preámbulo que escribe para el libro dice,  son “versos de amor creados con el verdadero lenguaje del poeta de este tiempo, que no puede ser otro que el lenguaje del pueblo”.
Cantos del Amor Terrestre”, está ahí esperando que todos se acerquen a esos poemas que son testimonios de amor humanizado. (“Tu presencia es la vida, un mar inacabable, / estás en todo el mundo, nace el mundo en tus ojos, / te miro sobre el tiempo y te amo bajo el tiempo / porque eres un instante que nunca pasará”).
Casi toda la poética de Valcárcel es confesional. Habla de lo que le toco vivir (“Perseguido, enfermo, preso, roto y desterrado. ¿Es esta / la patria de amor que me ofrecieron? ¿Esta es la paz de que me hablaron al pie del estanque en que nací?). Esa es la historia que tuvieron muchos en el Perú. (“Comámonos las uñas amargas del / quejido. Volteemos la página en sangre de este día”). Es dura la realidad que le toco vivir, pero no se rindió, y no pudieron vencerlo (“HOMBRE, camarada, hermano mío, creo sangrantemente en ti. Tu humanidad me hace renacer a cucharitas. / No he perdido la fe, sería injusto. Me nace a borbotones / un deseo incontenible de darte mi existencia. La razón de / mi ser y la sinrazón de mi morir. Te pertenezco en alma / entera, dame tu mano mundial de barro firme”. (…   …) “Podrán decirme todo, menos que no te / amé con cada poro. Podrán encerrarme, golpearme, destrozarme, pero al día siguiente mi polvo y mi palabra estarán / en el combate. Debes creerme, hombre, hombre y camarada, estoy contigo desde el talón hasta el meñique, y de / tu brazo retornaré a la tierra, al filo de la hoz hecha / martillo”).

Esta es la palabra que como un testimonio de fe, deja como legado Gustavo Valcárcel (“Búscame en la palidez / de las fotografías viejas / color del tiempo desteñido, ¡ven! / rebusca los pozos sin broquel / observa las espaldas de los biombos oscuros / el luto del ciprés incomprendido. / Y si no logras encontrarme / será porque me he ido / a jugar a escondidas con la muerte”).