Monday, December 26, 2016

MANUEL SCORZA: EL CANTO INEXTINGUIBLE QUE DEJÓ. Por Teodoro J. Morales

MANUEL SCORZA: EL CANTO INEXTINGUIBLEQUE DEJÓ

Por Teodoro J. Morales
 

Tantos hermosos testimonios literarios duermen en el silencio del olvido; no hay día, en el que no descubra uno nuevo. Manuel Scorza (1) en su libro “Adioses” (2) entrega un sentimiento de vida, fruto de lo que le tocó a su mundo personal; el que, lo viven todos en algún momento de su existencia. No siempre uno se detiene a hacer un examen de esos actos, ni se rememora esos instantes de dicha y gozo indescriptible que se vive; esos momentos … solo, los verdaderos poetas, lo perennizan en su palabra (“Yo sé que un día las gentes / querrán saber por qué hay tanto rocío en las praderas, / yo sé que un día / irán ansiosas a los campos, / seguirán los hilos de los prados, / y a través de las florestas / llegarán hasta mi pecho, / y comprenderán, / -lo siento estoy sintiéndolo, / que es mi amor quien platea por ti el mundo en las mañanas, / y verán esta hoguera. (…) “Desde ciudades enterradas, / desde salones sumergidos, / desde balcones lejanísimos, / verás este amor, / y escucharas mi voz / ardiendo de hermosura, / y comprenderás que sólo por ti he cantado”. Es una emoción de vida la que habla.
Todos los sueños que se vive, nacen como obra del amor; todo lo que se hace, tiene el sello de ese sentimiento. No hay nada que no haya sido tocado por ese embrujo, cuando uno ama. No todos le dan vida a la palabra, eso uno lo descubre cuando lee un libro como el que comento. Uno se siente vivir, cuando se encuentra frente a esa verdad, cuando ha sido escrita: (“Yo veía las cosas más sencillas / volverse misteriosas / cuando Ella las tocaba. / Las estrellas de la noche / ¿Quién sino Ella las sembraba? (…) “Los días de esmeralda, / los pájaros tranquilos, / los rocíos azules / ¡Ella los creaba!. (…) “Yo me emocionaba / con sólo verla pisar la hierba / ¡Ah, si tus ojos me miraran todavía! / Esta noche no tendría tanta noche. / Esta noche la lluvia caería sin mojarme. (…) “Por qué la lluvia no empapa / a los que se pierden / en el bosque de sus sueños relucientes, / y sus días no terminan / y son sus noches transparentes”.
El poeta descubre con sencillez e inocencia, en lo que escribe, la vida; ese misterio como luz y fuego despierta en el nacimiento de todo lo que existe, de todo lo que tiene alma; hasta las cosas y los hechos más insignificantes cobran vida cuando se les transmite esa fuerza o ese soplo de vida con el que se transforma o transfigura todo. En el despertar de ese misterio, está la verdad de todo. La vida uno la bebe a diario como agua de ese manantial eterno que es la existencia. El poeta inventa a su musa, ella lo motiva y le da una razón para escribir; al hacerlo, habla del amor, de aquel sentimiento tan hermoso que nos hace vivir; y termina por decir: “En tu ausencia / mi corazón todas las tardes muere”.
Hay dulzura en la expresión, es la fuerza mágica que hace hablar al silencio (“¿Qué son las luciérnagas / sino remotas luces / que extintos amadores antaño encendieron? / ¿Qué son sino carbones / de hogueras que perduran, / tras que sus caras y sus bocas se rompíeron?”).
El amor no es nuevo, sin duda, nació al mismo tiempo que la misma vida; no puede existir, el uno sin lo otro. El amor es la razón de ser de toda vida: (“Voy a la casa donde no viviremos / a mirar los muros que no se levantarán” (…) “Paseo las estancias / y abro las ventanas / para que entre el tiempo de Ayer envejecido. (…) “¡Si vieras! /* Entre las buganvillas / cansadamente juegan / los hijos que jamás tendremos”).
Ese deseo de vida que con amor nace, en determinado momento a veces pierde su inocencia y esa frescura con el que enciende hogueras; entonces la racionalidad busca no impactos de sentimiento, sino justificaciones cerebrales de conocimiento. No es el corazón el que construye, es el cerebro el que trata de encontrar verdades como formulas abstractas, no para llegar a conocerse como persona que es, sino para pretender llegar a conocer a Dios; y se pierde en divagaciones que nadan en el vacío.
En la vida construimos muchos sueños, que quedan como tales; los que pasados los años nos hacen vivir: (“Ibamos a vivir toda la vida juntos. / Ibamos a morir toda la muerte juntos. / Adiós. / No sé si sabes lo que quiere decir adiós. / Adiós quiere decir ya no mirarse nunca, / vivir entre otras gentes, / reírse entre otras cosas, /  morirse de otras penas. / Adiós es separarse, ¿entiendes?, separarse, / olvidando, como traje inútil, la juventud”.
En esa complicación que genera el intelecto surge otra estación de vida. No son las fantasías los que hacen los ropajes de la vida, no son los sueños los que dimensionan los hechos, no es la imaginación la que inventa aquello que  alegra el alma nuestra; es el amor, el que lo genera: (“Es tarde: / mi corazón calcinado / apenas soporta sus cenizas, / y aunque estás cercana, / y quiero llamarte / mudas están las hogueras / donde antaño ardieron/ airadas voces tiernas. / Mi tristeza ya no puede / ni con el peso del rocío. (…) “Es tarde: / la vida se gasta en actos vanos; / todo acaba en fantasma. / Es tarde: / detrás de mis ojos / ya no hay nadie”).
No entender eso, es no haber vivido. Muchos nadan contra la corriente, en una locura sin retorno; es un perderse en el vacío de la nada. Hay un descubrimiento de la soledad, cuando aquel encanto falta: (“En la memoria sólo una calle queda / por donde caminas lentamente. / Ya casi no te miro, / y el moribundo sol, atardeciendo, / te torna cada día más pequeña”. (…) “Cuando termine de contar esta agonía, / otro hombre se levantará de esta mesa. (…) “Tal vez él no recuerde / ¡Pero yo me acuerdo tanto! / ¡Si supieras cuánto te recuerdo!”).
Todos temen al olvido; claro que, es el peor castigo. Es vivir sin dejar huella, es como un pasar de prisa sin que nadie lo advierta. En ese devenir del tiempo se pierden casi todos, sin entender nunca él por que nacieron. Muchos viven una existencia de ese modo; en más de las veces, sin llegar ni siquiera a conocerse. (“Con rencorosa mano escribí tu elegía: / vi al alba tu hermosura, / bebí tu ardiente melodía, / y cerca ya a la noche, / los daños se fatigan / y no vuelves a mí los ojos. / Mi amor anciano se reclina / En el hombro poderoso de la muerte”).
Muchos teniéndolo buscan aquello del que ya son dueños, y lo pierden; se desesperan tratando de encontrar lejos lo que está en ellos mismos. En esa manera contradictoria de vivir, está la razón de la insatisfacción de ser de todas las filosofías; eso, quizá sea consecuencia de no entender que las grandes verdades está en el corazón de todo lo sencillo; uno se pierde y extravía, cuando trata de encontrar la verdad en la complejidad de lo abstracto: (“Sólo para que me veas, / ilumino mi rostro oscurecido! / ¡Sólo para que en algún lugar me mires / enciendo, con mis sueños, esta hoguera!).
Cuanta verdad toca uno a diario, y no es consciente de eso. Construimos escaleras queriendo llegar al cielo; tratamos de construir torres de babel, y nos perdemos en una confusión total, en la que ni nosotros mismos nos entendemos. (“Entre mi dolor y tu silencio, / hay una calle por donde te alejas lentamente”).
Nos siempre uno encuentra un libro como el que motiva este artículo. Las palabras duermen silenciosamente la suerte del olvido cuando son como ánforas vacías, pero, cuando son depositarias de vida uno las siente palpitar: todo se transfigura, cobra color y vida. I desde ese polvo aparente que lo cubre como a algo sin vida, se levanta la vida como aquel “Ave Fénix, y se hace el milagro. ( El hombre enceguecido / no escucha las campanas silenciosas de la hierba, / hasta que encuentra en los caminos, / como culebra, su antigua piel, / y reconoce entre las ruinas / su vieja máscara oxidada, / y se detiene a recordar lo que amó, / y descubre agujeros rotos / do eran ojos fulgurantes, / porque el tiempo crudelísimo / injurio el Rostro Puro, / y los años nos pusieron / anteojos de melancolía, / con los que se mira la ruina”).
Pocos son los libros que se adentran en la propia existencia del ser humano, los que nos hace vivir esa realidad como propia; los más, son simples depositarios de palabras muertas; de los que nunca asoma un sol, para dar luz. Hay esta la honda verdad: de quien es, y no es poeta.



NOTAS:

(1).- Manuel Scorza, nació en Lima en 1928. Poeta y Editor. Estudió la secundaria en el Colegio Salesiano de Huancayo, y los concluyó en el Colegio Militar Leoncio Prado” de Lima. En poesía, publicó: “Las Imprecaciones” (México 1954); “Los Adioses!” (1958); “Desengaños del Mago” (Lima 1961); y, “Réquiem para un gentilhombre” (Lima 1962).


(2).- “Los Adioses” de Manuel Scorza. Colección “El centauro”. Festival del Libro, 71 pp. Imprenta Torres Aguirre S. A.

Monday, December 5, 2016

“HISTORIAS QUE VIVEN EN EL CORAZÓN DEL PUEBLO” (Comentario al libro “Parinacochas Sumaq Willana” de Pina Canales) Por Teodoro J. Morales.

“HISTORIAS QUE VIVEN EN EL CORAZÓN DEL PUEBLO”

Por Teodoro J. Morales.


Pina Canales Flores (1) en el año 2013 publicó “Parinacochas Sumaq Willana” (2). Es un libro expresión de peruanidad. Carlos Canales Anchorena, en el “Prólogo”, que escribe, dice: al leerlo, “sentí una emoción de infinita ternura” y asomó a mi mente. “un cúmulo de recuerdos, la añoranza de la niñez, aquellas emociones que van guardándose en alguna parte de nuestro corazón”, e indica que “estos cuentos están llenos de tradiciones donde siempre está presente el sincretismo entre la religión católica y las expresiones del folklore andino”; no dudo que así haya sido, tratándose, de que aquel es hijo de esa tierra que asoma en el libro; de mi parte, puedo decir, que, en esta obra, asoma un Perú con esa nueva faz que le ha dado el tiempo, bien dice Pina Canales “la mayor riqueza de los pueblos es su gente y su cultura”, y, precisamente este libro, es fruto de esa nueva realidad de existencia que los pueblos le han dado a sus comunidades con su accionar,  en esa existencia dinámica que tienen, en el que recogen  y asimilan aquello que llega de otras culturas, y recrean una nueva realidad de vida.
Leo el libro, y, encuentro un planteamiento interesante en el, podría decir la literatura oral asoma en cierta forma transfigurada, en la que Pina Canales redescubre la historia de un pasado esplendoroso que tuvieron los pueblos de Ayacucho.
Del libro, me referiré a “Agúita de Tarayacu”, y, “El Enigma de Tacce Rumi”, dos historias interesantes, ambas, hacen referencia a momentos de vida que se dio en el Perú Antiguo, en el que, los Inkas hicieron la grandeza de muchos pueblos con la política de desarrollo social que imprimieron en su accionar civilizador,  con la construcción de caminos, puentes, colcas, tambos, obras de irrigación y construcción de andenes.
Me voy a referir, por ejemplo, el proyecto de irrigación que desarrolló, causa admiración, es una  obra portentosa. La arquitectura moderna no alcanza a entender cómo se realizaron aquellos canales que cruzan dentro de los cerros de los andes peruanos. Pina Canales,  se refiere al proyecto de irrigación que se hizo de la laguna Parccoccocha y del nevado Palla Palla para Coracora y Pauza (Ayacucho),  dice, el Inca, para la realización de tales obras empleo personal que con música la hicieron, aquellos  guiaron “el agua por debajo de los cerros”. Habla del  Canal para Coracora que con las aguas de las lagunas de Qapapaki, Umakusiri y Ancascocha más la multitud de manantiales en Qolte que alimentan ríos y riachuelos baja a regar la amplia y hermosa campiña, y habla del Canal para Pauza.
Dice que, los constructores de dicha obra, conducían a Yacu Taita (padre agua) con su música de quena y tambor; y que aquellos, “tocaban en armonía con los sonidos del torrente del río y las cascadas; y que esos músicos, se  preciaban de que sus “instrumentos … eran para guiar el agua”, y con la mágica melodía de aquellos hicieron aquellas obras portentosas que causan admiración.
En “El Enigma de Tacce Rumi”, habla de la guerra que sostuvieron  los Chankas con los Inkas, en la que, fueron derrotados los primeros. Ese pueblo aguerrido, de los Waraqueros chankas quienes parecían invencibles, “con sus rostros pintados de rojo y las pieles de puma agitándose en sus espaldas”, dice, que no pudieron vencer por que el Inka Cusi Yupanqui (Pachakútek) los sorprendió en la contienda quitándoles la momia de su ancestro Oscco Vilca, y, que el padre Sol convirtió las piedras de Pururauca en soldados y  con ellos los derrotaron; pero, la explicación más racional, es que,  los Inkas tenían  provisiones en abundancia y soldados, que estos últimos no realizaban las labores agrícolas y   que su oficio era acompañar al inka a realizar las conquistas; entretanto que, los Chankas, tenían que movilizar a los jóvenes para la guerra pero también para  realizar las labores de la tierra y se cuidaba del ganado. No tenían una clase militar exclusiva para la guerra.
El libro de Pina Canales, además, de las historias referidas, trae otras, como: “Nunca bailaré de Negrita”; “El Puma Juguetón”; “Las almas lectoras”; “El Antuquito es para Malas”; “Eterno y fascinante apu Sarasara”, y, “Ay, puentecito de vado”.
Saludo el trabajo de Pina Canales Flores. Es importante que la historia de la vida de nuestros pueblos se conozca, porque, con ella, se afianzara una identidad, necesaria a toda personalidad social.


NOTAS:
 (1).- Pina Canales Flores (Coracoca, Parinacochas, Ayacucho. Estudió en la Universidad Mayor de San Marcos, de la que egresó como Profesora de Historia y Geografía. Ha publicado además del libro que comento: “La historia en escena” (2000); “Historia de Parinacochas y Paúcar del Sarasara” (2003); “La leyenda en escena” (2005); y, “Vicullo, valle sagrado del maíz” (2011).

2).- “Parinacochas Sumaq Willana” (2013) libro de Pina Canales Flores (Ediciones Capazol, 154 pp. Portada: Óleo nevado Sarasara y laguna Parinacochas de Andrés Vásquez Mendoza. Ilustraciones: Pina Canales. Diagramación: Róger Antón. Formato: 14.5 x 20.5 cm).

Wednesday, November 30, 2016

EL ESPIRITU DE LIBERTAD EN LA REALIZACIÓN SOCIAL DE TARMA (Comentario al libro "Los Radicales Tarmeños: Enrique Herr, Adolfo Vienrich, Enrique H. Díaz) Por Teodoro J. Morales

EL ESPIRITU DE LIBERTAD EN LA REALIZACIÓN SOCIAL DE TARMA

(Comentario al libro "Los Radicales Tarmeños: Enrique Herr, Adolfo Vienrich, Enrique H. Díaz)

Por Teodoro J. Morales


Bien dice Pedro Díaz Ortiz, “Estamos hechos de historia, somos historia desde la más íntima y personal hasta la de nuestro país y del mundo en general”; cierto, sin embargo, en más de las veces es como si de aquello no se tuviera consciencia; el ser humano, ha terminado por vivir de manera desapegada a todo, eso preocupa; por qué, esa dejadez trajo como consecuencia una realidad de vida que ahora se hunde en la corrupción y la injusticia.

Pedro Díaz Ortiz, como Editor, hizo posible la publicación del libro “Los Radicales Tarmeños: Enrique Herr – Adolfo Vienrich – Enrique H. Díaz” (1), cuyo autor es Alejandro Palomino Vega (2).

En el prólogo del libro, se dice que  dicha obra, consta de tres partes: 1).- Una introducción sobre la gestación de la Unión Nacional o Partido Radical en Tarma; 2).- La historia de la fundación y labor de los principales periódicos tarmeños de la época; y, 3).-  El esbozo biográfico de Enrique Herr, Adolfo Vienich y Enrique H. Díaz; visto el Índice o Contenido, en él, se registra: 1.- Prólogo; 2.- La situación política, social y económica de Tarma durante la Guerra con Chile; 3).- Enrique Herr; 4.- Adolfo Vienrich; y, 5.- Enrique H. Díaz.

Luego de la lectura del libro, encuentro que: se trata de un simple esbozo de un momento de la realización cultural en Tarma (fines del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX); se refiere en particular, a la acción cumplida por el Comité Provincial de la Unión Nacional de Tarma; de manera esquemática da información de siete publicaciones (“El Orden”, “La Unión”, “Aurora”; “Pacha Huarai o Aurora”, “La “Aurora de Tarma”, “La Nueva Simiente”; “El Oriente de Tarma” y “la “Buena Simiente”); y  termina con breves reseñas biográficas de tres de sus exponentes (Herr, Vienrich y Díaz). Por lo mismo, sin negar mérito al trabajo de Palomino Vega puedo decir:  El Tema que aborda el libro, sigue a la espera de que alguien escriba la real historia de ese momento. El libro no desarrolla una exposición de  la realización político-cultural de La Unión en Tarma, ni aborda una historia de la fundación y labor de los principales periódicos tarmeños, y mucho menos asoma a un enfoque de la vida y obra de sus exponentes.

El Comité Provincial de la Unión Nacional de Tarma, nace para “luchar contra las rémoras del progreso de nuestro país, los abusos del poder y el fanatismo religioso”; y sus militantes fueron tenidos como enemigos por los que detentaban el poder económico y político de ese momento en Tarma. El periodismo se asumió como un arma de combate, y concientización política. En el Editorial de AURORA” (Semanario Radical - N° 1, 08 noviembre 1903), se dice “Que importa, si el símbolo corresponde a una tendencia i á una necesidad, si la bandera tiene pliegues bastante anchos para abrigar á todos los hombres de corazón i buena voluntad, enhorabuena! Si la enarbolamos bien alta flameada por vientos de progreso servirá de guía i derrotero á los que somos juguetes de malos peruanos en libidinoso contubernio con los que ajenos á nuestras congojas, se presentan siempre ávidos por arrancarnos las migajas caídas de los festines del invasor”; y subraya, “al pié de este nuevo altar (…) levantamos ideales de justicia i libertad”. Había claridad e objetivos, se sabía hacia donde se caminaba, por eso, se dice: “Tiemblen los de pasado bochornoso, los de conciencia empedernida, los pícaros en una palabra, pero vivan tranquilos i amparados, porque á ellos no alcanza ni las censuras de la prensa ni los artículos de la lei, los que ostentan (sic) antecedentes i conducta libres de mancilla. A la obra pues hombres de buena voluntad, vamos a echar los simientes de una humanidad nueva! Una nueva Aurora va á lucir en nuestro horizonte”. --- “Ya conocen nuestro programa, sal de nuestros ideales, que el día de la justicia tanto tiempo deseado está próximo á llegar; queredlo tan solo; oh pueblo! I cambiara la faz del Perú” (…) “si cada uno de vosotros inactivo, silencioso, permanece inmóvil mirando cómo van las cosas i quejándose de que van mal las cosas i quejándose de que van mal, renunciad á la esperanza de que irán alguna vez mejor i bajo el peso de los males que legáis á vuestros hijos, no acuséis sino á vosotros mismos, á vuestra flaqueza é indolencia, á vuestro egoísmo i á vuestra cobardía”.

Para terminar, diré: El tema de la Unión Nacional en Tarma y sus exponentes está casi inédito, aún, no se ha publicado un libro que aborde el tema de manera seria y responsable. En lo que he publicado de mi parte, para un mejor estudio de la obra de Adolfo Vienrich, distingo cuatro etapas; la última (que corre de 1895 a 1908) es la más importante, en la que se da la realización política y cultural de este exponente, a través de las acciones que desarrolló con el Comité Provincial de la Unión Nacional de Tarma. Esta, no fue una simple agrupación seguidora de emociones de momento. Si bien nació al calor de los sentimientos de un radicalismo y una narco sindicalismo, eso, luego los llevó a tomar conciencia de clase con doctrina y una concepción filosófica, la que hizo a que asumiera una concepción ideológica política (el socialismo científico), al que nadie aún se detuvo a estudiar y analizar a la luz de los hechos que se dieron en las acciones que desarrollo la Unión Nacional de Tarma. 

NOTAS.
(1).- “Los Radicales Tarmeños: Enrique Herr – Adolfo Vienrich – Enrique H. Díaz), 87 pp. Pedro Díaz Ortiz/Editor.  Primera Edición: Julio 2016. Prólogo y notas de Pedro Díaz Ortiz. Formato: 13.5 x 20.5 cm.
(2).- Alejandro Palomino Vega, Educador – Historiador. Nació en la ciudad de Tarma en el año 1921 y falleció en la ciudad de Lima en el 2012. 


Friday, November 25, 2016

HABLANDO DESDE LOS ORIGENES DE DONDE TODO VIENE (COMENTARIO AL LIBRO “EL CÓDICE PACAHACAMAC” DE DIMAS ARRIETA) Por Teodoro J. Morales

HABLANDO DESDE LOS ORIGENES DE DONDE TODO VIENE (COMENTARIO AL LIBRO “EL CÓDICE PACAHACAMAC” DE DIMAS ARRIETA)

Por Teodoro J. Morales



Cada vez que llega un libro, no sabe (el lector) que le está esperando en las páginas que contiene el mismo. La vida, siempre sorprende con los hechos que dan origen a las historias que se cuenta. Me llega, la novela “El Código Pachacamac” (1), de Dimas Arrieta Espinoza (2). Al abrir el libro, en la página cinco, encuentro como epígrafe, una glosa del himno que se canta en el mes de octubre como Homenaje al Señor de los Milagros, en verdad…, me sorprende, pero, no impide a que quiera conocer la historia que  trae el libro.
Esta novela, abre muchas puertas para ingresar a universos misteriosos de vida; de seguro, cada lector hará su lectura propia; el libro, abre muchas interrogantes, juega con supuestos, y crea laberintos en el que, el conflicto existencial  que se vive, busca respuestas.
La vida, en todos los tiempos y en todas las culturas, es todo un misterio; todos trataron y tratan de encontrarla en su hondo significado, pero, hasta hoy nadie alcanzó a descifrarlo.
El Códice Pachacamac, es una novela cuyo argumento hunde sus raíces en la tradición oral que trae el mundo andino. Existen dos libros importantes que al parecer alimentaron la historia: “Dioses y Hombres de Huarochiri” (¿1598?), en traducción de José María Arguedas, y, Manuscrito de Huarochiri (1605) en traducción de Gerard Taylor. Es un mismo libro, narraciones quechuas recogidas por Francisco de Ávila, versiones distintas. Muchos trataron de traducirlo (quizá el término correcto sea, descifrarlo), pero, al parecer, nadie llegó aún a leer lo escrito en su real verdad. Los hechos se refieren a  testimonios que vienen del mundo andino, por eso, es importante cuando Albertino dice “tenemos la concepción europea de que todo lo que está en la grafía y en una planicie textual (…) es escritura; para indicar luego, “sepa usted que no es la única donde se puede escriturar información. Nuestras culturas han tenido otras superficies textuales”; y el madero que contiene el Códice Pachacamac, bien puede ser otra expresión de escritura. Se dice: “En el madero hay una geografía de grandes sentires, de buenos augurios y de los caminos de abstenciones que tenemos que seguir en nuestra estancia terrenal” (…) Es una planicie verbal, un madero que habla sin hablar. El madero carece de habla, pero lo está haciendo eternamente, muchas veces sin que nos demos cuenta”.
El mundo andino y el mundo occidental, son dos culturas distintas, con pensamiento y filosofía propia.
El mundo andino tuvo una filosofía extraña para los invasores; en ese universo de conocimiento, la religiosidad iba más allá de letras y palabras. Las huacas, cuando “hablaban se abrían los cerros y brotaba agua. De sus ojos salían rayos de fuego, ya sea para abrir las peñas, los cerros, o en las planicies para buscar donde estaban esos ríos subterráneos que venían de las cordilleras para encontrar el agua. Facilitaban los surcos para que corriera el líquido elemento y solas se formaban las grandes acequias”. Todo eso, de seguro parecerá, un mundo mágico de sueños; porque son verdades que están más allá del entendimiento del más de los mortales. “Moviendo solo sus manos (las Huacas) abrían surcos en las tierras y sembraban las plantas. Corrían a velocidad por la planicie y sus rastros se convertían en riachuelos. Cantaban y tocaban enormes pinkullos y zampoñas sin tocar esos instrumentos. Los dejaban junto a las quenas, colgados, amarrados a las ramas del árbol y con la intensidad del viento creaban melodías que ellas  mismas lloraban de contentas”. Los pueblos prehispánicos se reunían junto a las grandes Huacas a agradecer con buenas alabanzas. Se dice que, los vientos y las lluvias obedecían a las huacas, ellas, “cambiaban continuamente el curso de los vientos. Alejaban las lluvias cuando querían castigar a ciertas comunidades. Cuando ellas permanecían en determinados lugares florecían los campos, la producción de alimentos era abundante. El mundo andino en su concepción de vida, podría decir que, estuvo fundado en un rico mágico realismo.
 “El Códice Pachacamac”, es una obra literaria, por lo mismo, hay necesidad de tener presente lo que indica Albertino (personaje de la historia) “la ficción no es el calco ni la copia de la realidad, tampoco es mentira y fantasía: Es la recreación de la realidad”). Eso, es importante de subrayar. La historia que cuenta este libro, es apasionante, habla de una realización humana en el tiempo, en el que asoma el espíritu andino con su riqueza cultural, la que quiso ser “extirpada”  por los invasores (españoles), pero, que a la final aquella sigue alumbrando con su luz.
Luego de leer el libro, todos los lectores se preguntaran ¿quiénes somos verdaderamente los peruanos? Nadie aún puede dar una respuesta. El pasado milenario de la cultura andina está esperando a que la hagamos hablar. La novela de Dimas Arrieta, queriéndolo o no, invita a los lectores a dar respuesta a esas interrogantes que surgen luego de la lectura del libro. Es cierto, el antiguo poblador peruano, tuvo “conciencia que ha existido una fuerza superior espiritual que está por encima de todo el poder humano en la tierra. Un ser superior, llamado celestial, el gran hacedor. Wáleck, Chimor, Ai Paec o Pachacamac”. No todos los testimonios que dan cuenta de la existencia de esa riqueza cultural fue borrada o destruida. En los mitos de Walack en Piura,  Ai Paec en Lambayeque, y el de Chimor en La Libertad, y en todos que existen en los demás pueblos del Perú Antiguo, hablan de esa fuerza superior espiritual; sin embargo, pocos se preocuparon por asomar a esas verdades nuestras; por eso mismo, “es imperiosa la necesidad de conocernos a nosotros mismos”, para luego tratar de completar la realización de esa obra que quedó inconclusa. El ser humano se encuentra “navegando en la nada y con muchas dudas”, despejemos el camino y demos luz.
Al concluir la lectura, del libro, uno termina por entender que existe una conexión entre el epígrafe con el que empieza el libro, con lo que se expone en el epílogo del mismo, concluyéndose que: la imagen del Señor de los Milagros y el ídolo de Pachacamac, es lo mismo. La historia cuenta que, en épocas prehispánicas, hasta el Santuario de Pachacamac, en peregrinación, llegaba multitud de gente de todos los confines del mundo andino; y que, en la Colonia se prohibió estos cultos religiosos, pero, no lo consiguieron, porque el pueblo andino siguió con sus tradiciones religiosas, y no olvidó los rituales de adoración y fe a Pachacamac. Los españoles (invasores) pretendieron “extirparlo”, pero no lo consiguieron, porque esa tradición religiosa pervive hasta nuestros días encarnada en lo del Señor de los Milagros, vive mimetizada en la religiosidad occidental.
El libro de Dimas Arrieta, luego de su lectura, me permite escribir este texto, en el que me refiero a algo que siendo nuestro en más de las veces tratamos de ignorarlo, por no haberlo entendido como de debiera.



NOTAS:
(1.- “El Códice Pachacamac” (Novela Corta) de Dimas Arriera Espinoza, Editorial Polisemia. Primera Edición, octubre 2016. Dirección Editorial: Marcia Morales Montesinos. Diseño de Portada: D´talles. Diagramación: Lizardo Tavera y Denys Aire Dávalos. Fotografía: Lizardo Tavera. Impreso en los Talleres Gráficos Apolo-Lima, 88 pp. Formato: 14 x 21 cm.


(2).- Dimas Arrieta Espinoza, Nació en El faique (Huancabamba – Piura) Ejerce la docencia Universitaria en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional Federico Villarreal y en la Universidad de Periodismo Jaime Bausate y Meza. Ha publicado entre otros, los siguientes libros:: “En el Reyno de los guiayacundos”; “El Jardín de los Encantos” (2008); “Los Majoteros y otras historias gastronómicas” (2010); “La Venganza del viringo” (2001); “Los Fantasmas del Estadio Nacional” (2013). (2003)


Saturday, November 19, 2016

ENTRE EL LABERINTO DE LA VIDA MISMA (Comentario al libro “Lección de las aves” de Eduardo Reyme) Por Teodoro J. Morales

ENTRE EL LABERINTO DE LA VIDA MISMA
(Comentario al libro “Lección de las aves” de Eduardo Reyme)


Teodoro J. Morales




La poesía (con su expresión) toca todo lo que existe, y hace hablar a todos  los silencios. Eduardo Reyme Wendell (1) en “Lección de las Aves” (2) rompe esquemas, y en un discurso sostenido habla de la vida en su hondo misterio. Eso de las aves es solo un pretexto, para hablar de lo que le ha tocado vivir, tratando de desentrañar verdades de ese eterno conflicto del ser y no ser. El poeta, en esa travesía se hunde y pierde en las honduras de lo insondable, donde la vida y la muerte disputan y tratan de ganar hegemonía.
Marco Martos, refiriéndose a este libro, dice que su autor: “con un lenguaje fresco y desenfadado, transita por uno de los temas más característicos de la poesía: el ruego amoroso que cabe parangonar con el inicio de la vida.”; dice más, “La poesía de Reyme, cadenciosa y celebratoria (…) es una caricia, una exploración, algo que está en la mente y en la punta de los dedos. Serena y atrevida, esa contradicción”, entrega su propuesta de expresión, en una “lograda factura de los versos que combinan profunda sensibilidad con inteligencia”.
De la lectura que hago de este libro, asoman verdades no dichas: El poeta en lo que escribe, habla de la soledad en su hondo misterio (vida/muerte). Habla de todo aquello que le toco vivir como experiencia personal, y de entre ese laberinto existencial (el suyo), el amor se levanta como algo que está por sobre todo, desnudando miserias de vida. Habla de esa realidad que se nos muestra engañosa con tantas apariencias que no son verdad.

En un dialogo con la vida, dice:
Tu voz llega a mí y tengo la esperanza
que ha de llegar el momento en donde pueda trazar con mis dedos
nuevas líneas sobre la palma de tus manos
y dibujar una inmensa trocha por la cual avance mi
destartalado corazón hacia tus labios
para ese entonces será otoño
 las hojas soplarán desde mi memoria hasta tus pies
abrazando la tempestad que provocan mis palabras
para ese entonces llegará el cartero con sus
malas noticias
anunciando que mi corazón se parece a una roca
cubierta de sal /  y llegará brutal el tiempo
rodando como una inmensa bola de paja
y en tu mirada anidará el desenfreno mi loco  amor
y aun así no podré dejar de
ser esto que soy y que tanto te hace daño.

Es significativa, aquella confesión que dice:

(…) he interrogado el silencio de los hombres y nadie ha
respondido por qué escribo de la forma como escribo
mi cuerpo hecho trizas no siente cómo tu mirada me puebla
no siente el ruido de cómo dar inicio al final en
medio de este camino que me conduce a un paraíso falso
como si fuera mi piel una vía o un precipicio
como si al final estuviera Dios
con una inmensa pregunta y una verdad en los ojos a punto de
lanzarse por una ventana.

En el discurso expresivo, de este libro, encuentro añoranzas de vida, en las que no se encuentra respuestas definitivas, dice:

Me preguntas y yo te confieso
que una mañana quise trascender
por eso dejé que todo se construyera al libre albedrío de mis manos
una casa
una barca
una playa
intuí en silencio como todo se destruía a m i paso
intenté ser otro
abrí los ojos creyendo que todo era un sueño
creí entonces ser un ave
y cuando desperté ardía en llamas.

Dejé atrás la niñez
y llegue a enamorarme
no niego haber afirmado que el amor era boreal e infinito
un recuero en mi corazón que oscurecía a
medida que el aire se disipaba detrás de la niebla.

El libro, cierra esa travesía existencial, hablando del tiempo en su misterio:

Faltan pocos días
Dejo el disfraz y
vuelvo a lo mío.

Esa es la historia de todo, un principio y un fin que cierra el círculo de esa aventura llamada VIDA.



NOTAS:

(1).- Eduardo Reyme Wendell, nació en la ciudad de Lima en el año 1984. Estudió Literatura en la Universidad Nacional Federico Viillarreal. En el 2006 en el Concurso Esquina de Papel (Municipalidad de Lima) con el poemario Tránsito fue fin alista En el 2005 y 2006 segundo y tercer puesto en el I0X y X Juegos Florales de Poesía de la Universidad Ricardo Palma. En el 2007 obtuvo el tercer puesto en el Concurso de Cuento  organizado por la Municipalidad de Miraflores. En el 2012 fue uno de los ganadores del Concurso “Salvemos el Palais Concert”, organizado por la Red del Patrimonio Cultural Tiene publicado, a más de este libro: “Duerme tranquila, Rebecca” (Cuentos) – Editorial Vivirsinenterarse); “Épocas de radio” (2010) Editorial Oh! Cultos.
     
(2).- “Lección de las Aves”. Libro de Poesía de Eduardo Reyme Wendell. vivirsinenterarse S.A.C. Colección de Poesía – Sístole & Diástole. Primera Edición, Julio 2015, 69 pp. Dibujo de Portada: Josefa Tavolara Gembs. Se imprimió en el mes de julio del 2015, en los Talleres de Impress Gráficos Gutemberg E.I.R.L. Centro Comercial Unicentro Lima.


Monday, September 19, 2016

LA HISTORIA DE LOS PUEBLOS MANSOS (Comentario al libro "Mansabamba. La tierra de los mansos" de Jaime La Torre) Por Teodoro J. Morales


LA HISTORIA DE LOS PUEBLOS MANSOS

(Comentario al libro "Mansabamba. La tierra de los mansos" de Jaime La Torre)

Escribe: Teodoro J. Morales



La Literatura, cuando asume un trabajo responsable, es liberadora. Pocos son los libros que nacen con esa orientación. Todos buscan ganar dinero; pero, no sembrar conciencia para una debida realización social. “Mansabamba. La tierra de los mansos” (1) de Jaime La Torre, sale de aquello a lo que se nos  acostumbró leer, en verdad, este ensayo narrativo, nos sorprende con su planteamiento. Dimas Arrieta Espinoza, en el Prólogo que escribe para el libro, lo registra como “cuento-fábula, cuyos personajes recogen las viejas andanzas de los discursos literarios como la fábula”. Un registro poco común donde se configuran representaciones de lo que hemos sido, o acaso seguimos siendo”.
El siglo XXI, no es diferente a los anteriores, la corrupción y la injusticia siempre estuvo presente en todos los pueblos y en todos los tiempos, claro que,  no en la dimensión que se tiene en nuestros días; en el que, se agudizo de manera escandalosa, sin respeto a nada, llevándola a niveles en el que llegó a  institucionalizarse, convirtiéndolo en el más grande problema que afrontan todos los pueblos.
La literatura vivió de espaldas, a la realidad que viven nuestros pueblos, fue ajena a los álgidos problemas sociales que se sufre, no asumió el rol que debía, al parecer, el temor y el miedo fue responsable de eso. Jaime La Torres, para denunciar esa realidad de vida, que preocupa a todos, opta por el cuento-fábula, convirtiéndolo en todo un nuevo género la narración, en él, incorpora a los animales (toros, ovejas) como personaje de su obra,  convirtiéndolos en protagonistas, con los que denuncia una realidad de vida que se da en nuestros pueblos.
El autor, como antesala, antes de iniciar su historia, consigna como epígrafe: (“Ante una infamia es vil guardar silencio, / y es digno rebelarse y combatirla”: Arturo Pérez- Reverte)”; y luego, rompe fuego.
La historia habla de Mansabamba, un pueblo, cuyo nombre significa “tierra de los mansos”. Los orígenes, de la desgracia que vive este pueblo,  “provenía de esa mansedumbre milenaria” que se heredó, y para justificarla  cuenta una leyenda, que “este pueblo de ovejas había sido, alguna vez, un pueblo de hombres valientes; que la maldición de un poderoso y despiadado hechicero los había convertido en mansas y temerosas ovejas”.; cuyo, “hechizo se esfumaría el día que el temor abandonara ciertamente sus corazones y el miedo eterno fuera reemplazado, al mismo tiempo, por una auténtica valentía”. La historia, relata toda una historia, el pueblo sufría toda clase de abusos e injusticias, el que termina obligándolo a enfrentar esa desgracia suya, rompiendo el hechizo; se deja miedos y cobardías, enfrentándose con coraje y valentía a toda esa casta que impuso el terror en el pueblo, el hechizo se deshizo y alumbro la luz de la justicia.
Dimas Arrieta, refiriéndose al ensayo narrativo de  Jaime La Torre, dice, es “un relato descarnado, duro, crítico y de mucha convicción social con tal de corregir ciertos desórdenes”. En verdad, con él se hace un llamado a todos, e insta a que se asuma un compromiso de saneamiento social en nuestros pueblos para terminar con el abuso y la corrupción. En definitiva, está en nosotros realizar esa tarea. El escritor, con su obra,  denuncio el hecho, y señalo el camino que corresponde seguirse.

NOTA.

(1).-Mansabamba. La tierras de los mansos. 1ra edición, junio 2016.Ediciones Poiésis, 48 pp. Formato: 14 x 20.5 cm. Edición: Marcia Morales Montesinos. Diagramación: Denys Aire Dávalos.-“Mansabamba, la tierra de los mansos: Un cuento-fábula” (A manera de prólogo): Dimas Arrieta Espinoza.


Sunday, September 18, 2016

"FANTASMAS DEL ESTADIO NACIONAL": HISTORIA CONTADA POR UN ESPÍRITU INCORPOREO (escribe Teodoro J. Morales)

“LOS FANTASMAS DEL ESTADIO ANCIONAL”: HISTORIA CONTADA POR UN ESPÍRITU INCORPOREO

                                                     Escribe. Teodoro J. Morales.


 “Los fantasmas del Estadio Nacional” (1). Es un título muy sugerente, desde luego. Es, una novela breve, cuyo autor es Dimas Arriera Espinoza (2). Edición impecable de Editorial Cthulhu de Marcia Morales Montesinos, con diseño de portada de Alice Terrones y diagramación de Denys Aire Dávalos. En esta obra, se recrea un hecho que se vivió  el 24 de mayo de 1964 en el Estadio Nacional, fue aquella toda una tragedia.
De seguro todo el que lea este libro, hará su propia lectura, y lo valorará desde su propio punto de vista, y eso, no está mal.
El libro trata sobre una historia contada por el gasfitero Juan Falla Puse, quien habla desde una dimensión de espíritu incorpóreo.
Luego de leer el libro, me invita a desarrollar ciertas reflexiones, con un desapasionamiento a todo, y diré: Muchos, de los hinchas del fútbol en el Perú,  apegándose a creencias que arrastra desde sus ancestros, luego de leer el libro, dirán: ni hablar: “Hay que sacar las almas que están (en el Estadio Nacional) atrancadas y desgraciando el fútbol peruano”; otros, (dirigentes, entrenadores y jugadores), para justificar su incapacidad que desgracia a este deporte, como actores y responsables de esa desgracia que sufre la hinchada, justificando su inutilidad en su desempeño “profesional”, escudándose en los muertos de esa tragedia, dirán  “ellos son los culpables (de todos los fracasos), nosotros no”.
Esa historia, linda con lo que se conoce como fenómeno paranormal,  “Mama Sarita”, a requerimiento del “Negro Bomba” realiza en el Estadio Nacional un ritual. Esto, abre muchas interrogantes que exigen respuestas; en la historia contada, se dice “No teníamos conocimientos para teorizar sobre el gran espectáculo de amor que presenciábamos. Eran cosas que no tenían armadura y sustento científico, tampoco religioso”. Es cierto, en verdad, existen muchas cosas que están más allá de todo entendimiento, hechos que no se alcanza a definir con el bagaje cultural del que somos dueños.
En la historia, se dice el “Negro Bomba” (Víctor Vásquez) antes de su muerte, había manifestado que “Mama Sarita” dijo que, el espíritu de las personas que murieron en esa tragedia, se habían “quedado en ese fatal momento, y no pueden salir (del Estadio) mientras no se realice “un gran ritual para liberarlas” (…) “hay que liberar a este escenario de esas presencias renegadas, sino la afición va a seguir padeciendo los desastres de las derrotas”. Muchos lo creen así.
Luego de leer el libro, puedo decir: el autor del libro, con sutil y fina ironía desliza toda una sátira mordaz, con el que enjuicia esos espectáculos deprimentes que ofrece el futbol en el Perú, donde los llamados futbolistas profesionales, para justificar su incapacidad, siempre, buscan pretextos para seguir usufructuando del futbol.
La lectura del libro, igual, me permitió encontrar una faceta valiosa, de un hecho de vida, el que le toco vivir a Juan Falla Puse (el gasfitero) y su familia. Su tío Julio, le había dicho: “Tú tienes que cambiar esta historia.” (…)”Quiero que seas otro, que me ayudes a transformar a la familia. ¡Cómo podemos hacer una revolución familiar?” (…) La solución está en lo que estás haciendo.”, y es que, su sobrino Juan, a ese momento estaba estudiando; y Julio Falla, en la escuela de la vida, había aprendido mucho y llegado a entender que “el único camino para que su familia se superara era la educación, había dicho “el único camino a la prosperidad es la educación, sobre todo para aquellos que venimos de la nada, desde los lugares más recónditos de nuestra patria”. Esa es una verdad, que nadie puede ponerla en duda, con ella, me quedo.             

NOTAS.
(1).- “Los Fantasmas del Estadio Nacional”. Novela breve de Dimas Arrieta Espinoza. Editorial Cthulhu, 70 pp, 3ra. Edición: agosto 2016. Impreso en los talleres gráficos Apolo, Lima. Formato: 14 x 21 cm.

(2).- Dimas Arriera Espinoza., nació en El Faique (Huancabamba – Piura) en 1964. Ejerce la docencia Universitaria en la Universidad Nacional Federico Villarreal y en la Universidad de Periodismo Jaime Bausate y Meza. Primer Premio Nacional de Poesía 450° Aniversario de la Ciudad de Huánuco. Autor de entre otros libros, de: ”Concierto de la Memoria” (Poesía – 1987); “Recuento de las épocas memorables” (Poesía – 1989); “Orientación de las señales” (Poesía – 1991); “Homenaje para una mujer soñada” (1992); “40 coros un solo canto” (2001); “Camino a las Huaringas” (1993), y otros libros.