JUAN GONZALO ROSE: UN CANTO QUE PERDURA
Por
Teodoro J. Morales
En el cuadro
cronológico de la literatura, de cada pueblo, existe registrado innumerables
exponentes; de quienes, tantas veces, muchos, ni siquiera saben que existen.
Es
apreciable el patrimonio literario, que se tiene; tanto en el ámbito local,
como en el regional, nacional y universal. De todo eso, somos herederos, pero,
pocos han sabido hacer suyo ese patrimonio.
Mi
deseo es darlo a conocer; compartir con ustedes, ese conocimiento que tengo de
la literatura.
Me
voy a referir a JUAN GONZALO ROSE (Poeta, Compositor, Dramaturgo; y,
Periodista); a su obra, como canto que perdura.
Él,
no nació en una época de florecimiento cultural, le tocó ser actor y constructor de algo que empezaba a asomar, y como dice Alberto Escobar, “así
fueron llegando paso a paso los versos y los días de alegre asombro o desazón
turbadora, de activismo y clandestino faenar en la resistencia a la dictadura,
compaginados atropelladamente con su heterodoxo régimen académico (inconcebible
de otro modo), y un declarado compromiso con la causa de la Paz y el lejano
ideal socialista” (…) “Sus escritos de esos “días del rito inicial, no eran
extensas ni mayormente edita; se difundía en copias a máquina, leída entre
amigos, y en recitales que –por entonces- solían ocurrir con frecuencia
relativa de distintas instituciones anfitrionas. “La oración sencilla”, es un texto de ese momento, recogida en Letras Peruanas N° 4 (1951, p.114).
Este
poeta, ingresa al mundo de las letras, con su libro “Cantos Desde Lejos” (1957); crecido al rescoldo del afecto. En él,
descubro una ternura, como aquella que vive en el poema “Carta a María Teresa”: lo gloso, para compartir con ustedes esa
frescura de su alma.
“Yo me interrogo ahora
¿Por qué no he amado sólo
las rosas repentinas,
las mareas de junio,
las lunas sobre el mar?
¿Por qué ha debido amar
la rosa y la justicia,
el mar y la justicia,
la justicia y la luz?
Fui un niño como todos.
También mi infancia
la atravesaba un río
y tenía una hora misteriosa
en la cual las palomas
a mi alma obedecían.
Pero me preguntaba
¿por qué en mi calle
la alegría es un viento
fugaz e inesperado?
¿Por qué no siembran trigo
también sobre mi pecho,
si aquí en mi corazón,
todas las noches
se desbordan los ríos?
La obra de
Rose, no hay que valorarla de modo fragmentario. Hay una unidad poco común en
toda ella, por lo mismo, para encontrar su verdad. hay que verla en la
totalidad de esa expresión.
Este
poeta, nació en Tacna un 10 de enero de 1928. En 1945 ingresa a la Universidad
Mayor de San Marcos, y, estudió literatura en la Facultad de Letras. Ejerció la
docencia universitaria, al igual que el periodismo. Es integrante de la “Generación del 50”.
Fue
“un poeta incómodo para la dictadura”, en el año 50, fue perseguido y exiliado
en México”, retornó al Perú en 1956, a mérito de una amnistía que se dictó.
En
1958, obtuvo el PREMIO NACIONAL de POESÍA.
Entre
sus obras publicadas, figuran: “La Luz
Armada” (1954);“Cantos Desde Lejos”
(1957); “Simple Canción” (1960); “Las Comarcas” (1964); “Informe al Rey y otros Libros Secretos”
(1967); “Hallazgos y Extravíos”
(Mexico-1968); “Cuarentena” (1968);
“Obra Poética” (1974); y, “Camino Real” (1980).- Obras
Teatrales: “Operación Maravillosa”
(1961), y, “Carnet de identidad”
(1966).
En
una entrevista que le hizo César Hildebrandt, el poeta fue confesional en
mucho. Hablo de su vida, de sus esperanzas y de sus imposibles. Dijo que en su
juventud adoptó “una posición política de combate”, y que incursionó en ella
por ese “espíritu romántico” propio de ese momento de su vida, y que “nunca le
atrajo la vida partidaria, que suele ser burocrática”. La vida no le fue fácil,
siempre lo enfrento a momentos que dejaron huella en él; quizá, por eso, dijo “yo creo, más bien, que en la
semilla, que, en el espíritu, está la derrota esperando. Las circunstancias
trabajan una arcilla ya hecha, ya cuajada. En esa arcilla ya estaba escrita la
derrota… Yo nací para ser derrotado. En mis encierros me he preguntado muchas
veces por qué, pero la verdad es que no he podido nunca encontrar una
respuesta…” (CARETAS: Lima, 10 marzo 1980).
En
su obra poética, uno encuentra una vertiente social, y otra amorosa.
El ideal, y la
esperanza: todo ser vivo tiene un ideal, el que
orienta todos sus actos de vida. Como poeta, en lo que escribe, deja translucir
ese sentimiento de vida (“Si en las noches/ tengo un cuchillo al alcance de mi mano,/ no es por cobardía:/ significa
mi deseo de luchar,/ hasta que la
sangre/ o el amor/ decidan/ si Capablanca o yo escupimos el tablero.- versus).
El amor,
nunca dejará de asomar y hablar en la vida de toda persona, mucho menos en la
expresión de un poeta.
El
poeta como ser vivo, es testigo de todo
lo que se vive; y como tal, no es ajeno a los sentimientos que genera la injusticia.
El poeta, dice (“No debería hablarte de
estas cosas”. (…) “debería decirte:
la mañana es bella./ La tarde es
bella./ La noche es bella”. (…) “Y al escucharme,/ sonreirías;/ y al verme
sonreír,/ mi propio corazón sonreiría. --- Y al vernos sonreír,/ acaso hasta la vida también sonreiría…”.-
cadena de luz).
Su
poesía “está enmarcada en la vertiente social (…) “hay sin embargo en su poesía
una continua depuración formal y un espiritualismo creciente de cuño muy
personal. Su poesía alterna la preocupación por los grandes problemas sociales,
humanos y revolucionarios del Perú con la expresión de una intimidad lirica
llena de sentimiento y pureza”. Washingtón Delgado, dice que, en su poesía, se encuentra
“dos maneras o estilos y dos temáticas diferentes, pero no necesariamente
opuestas. Su acercamiento, al mundo objetivo y su lirismo intimo brotan de la
misma fuente”.
Alberto
Escobar, refiriéndose a esa expresión, indica que, en
ella uno encuentra “la fascinación por el ritmo, ciertas pautas estróficas, el
aprovechamiento del verso libre y también moldes tradicionales hispánicos,
redescubiertos en el contrapunto de norma escrita y oral que servía de carril a
la savia popular de la proclama por la libertad y los maltratados principios de
la dignidad humana”; en lenguaje académico es expresión valedera, pero para
muchos no dice nada; para José Miguel Oviedo, ROSE, “era una especie de
trovador moderno, un romántico aventurero que sabía celebrar la belleza de la
vida o quedar traspasado por su melancolía y tristeza.- Vivió y escribió casi
al margen de toda pretensión intelectual” (…) “estaba dotado con un natural don
para el ejercicio de la poesía, lo que le permitía ser elegante sin parecer
rebuscado o ser sencillo sin caer en lo
trivial. Sus versos suelen crear una seductora línea melódica que resuena en
nosotros como algo a la vez familiar y novedosa. Y cuando usaba la prosa
mostraba una poderosa imaginación para elaborar fábulas de extraña belleza
sobre mundos legendarios, antiguos o de ensueño”.
La
vida, siempre fue preocupación de todos: tratar de entenderla. El poeta, dice
“(“… la vida pasa/ sin que ningún instante nos traiga la
alegría…/ Ha debido morirse con nosotros el tiempo,/ o has debido quererme como yo te quería”.-
marisel).
En
algún momento le preguntaron al poeta, quien era Marisel; él respondió.
“Marisel no es una persona concreta. Es la amada ideal que todos tenemos. No es
un ser de carne y hueso…”
El
tiempo con su presencia a todo, pasa (“se
me pasea el alma.- Los días ya no
saben/ si buscarme/ al pie de mis rodillas,/ o en tu lecho.- Se me pasea el alma/ por tu cuerpo”.- tercera canción).
El
poeta, dice: (“Me gustas porque tienes
el color de los patios/ de las casas
tranquilas… (…) y más precisamente;/
me gustas por qué te amo”.-exacta
dimensión).
El
poeta, fue consciente del valor de la palabra escrita, cuando se pone el
corazón en ella; por eso, dice (“Cambia
tu piel. También/ la piel del mundo./
Pero el poema queda/ guardando su misterio” los malos
poemas).
Muchos
no saben ni porque escriben, su única preocupación es que digan de él: poeta,
como si eso, fuera todo lo que le importara a ellos.
A
veces- las cosas vienen como sin querer, por un toque providencial del momento
que uno vive, y dice (“La vida sigue/
siendo/ esta flojera de levantarse,/
encender la radio,/ contribuir a la historia republicana./
--- Tú no tienes la culpa.- explicaciones).
En
el libro “Las Comarcas”, ROSE, abre
nuevas vertientes en la expresión poética; la palabra se transfigura en una
dimensión, en la que recrea lo nuestro. Al referirse a este libro, se ha dicho: “Las Comarcas, estación extraña
dentro de la obra de Rose, es un libro de prosas poéticas que revelan un
marcado virtuosismo en el arte literario y una suerte de complacencia en el despliegue formal. Son
páginas que van descubriendo puentes, islas, ciudades, paisajes, gentes y
costumbres de América que Rose va acopiando como resultado de su nueva
aventura: “descubrir el mundo”. Las
Comarcas junto con Simple Canción representan los momentos máximos del lirismo
puro dentro de la obra de Rose”.
Esa
identidad perdida en el tiempo, se ilumina, cobrando vida propia. Las palabras
se desgranan como las cuentas de un
collar de diamantes, y vuelven a engarzarse, hasta devolverle esa unidad que le
da belleza. El poeta se hunde en las raíces de nuestra tradición, hasta
encontrarse con ese rostro fresco de la cultura andina; rescata a través de su
palabra ese mundo que permanece hundido en
la memoria, olvidado hasta el punto del desconocimiento. Mundos que unos
ignoran, y que otros tratan de ignorar. Mundo que no alcanzan a definir
nuestros teóricos de la cultura occidental. Es trágico el destino de ese mundo,
que es el nuestro. Muchos lo maltratan, sin
llegar a conocer su origen, diré, sin conocer aquella grandeza de esa
fuerza mágica que tiene.
Juan
Gonzalo Rose, en “Huayno del Uru”,
se hunde en las raíces de la misma historia, del hombre peruano; en las raíces
de su lengua, desconocida acaso para la mayoría. Esa palabra, llega con la
frescura de agua de manantial, surgida desde
la misma profundidad de la tierra; con esa autenticidad que tiene el
calor que viene desde aquel sol que nos alumbra; con esa musicalidad que le es
propia al lenguaje de la naturaleza. El poeta, dice:
“Muñeco lindo, muñeco lindo,
hazte vaquita,
hazte vaquita de labios rojos.
Porque te quiero, porque te quiero
bebe mi llanto,
masco tu pelo, masco tu pelo
muñeco seco.
Muñeco lindo, muñeco lindo
se vicuñita,
para ir contigo todas las
tardes
por esos cerros,
y allí tumbarte hasta que caiga
lluvia de fuego.
Muñeco lindo, muñeco lindo
sé venadito,
para llevarte, parta llevarte
cerca del lago,
y allí beberte los lindos ojos,
hasta que junte con mi saliva
la luz del lago”.
Eso es todo;
el poeta seguirá viviendo en la palabra de los libros que dejó, con esa misma
fuerza mágica del tiempo.
Juan
Gonzalo Rose, falleció a las 6 de la mañana del 12 de Abril 1983.
NOTAS:
(1).- “obra poética” de juan Gonzalo rose.-
Instituto Nacional de Cultura. Carátula: José Bracamonte. Diseño interior:
Norma Velásquez. 425 pp. “Juan Gonzalo o la Poética de la Anti-Poesía”: Alberto
Escobar. Formato: 11 x1|7.5 cm.
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