Thursday, January 4, 2018

JUAN GONZALO ROSE: UN CANTO QUE PERDURA (Por Teodoro J. Morales)


JUAN GONZALO ROSE: UN CANTO QUE PERDURA

Por Teodoro J. Morales





En el cuadro cronológico de la literatura, de cada pueblo, existe registrado innumerables exponentes; de quienes, tantas veces, muchos, ni siquiera saben que existen.
Es apreciable el patrimonio literario, que se tiene; tanto en el ámbito local, como en el regional, nacional y universal. De todo eso, somos herederos, pero, pocos han sabido hacer suyo ese patrimonio.
Mi deseo es darlo a conocer; compartir con ustedes, ese conocimiento que tengo de la literatura.
Me voy a referir a JUAN GONZALO ROSE (Poeta, Compositor, Dramaturgo; y, Periodista); a su obra, como canto que perdura.
Él, no nació en una época de florecimiento cultural, le tocó ser actor y  constructor de algo que empezaba  a asomar, y como dice Alberto Escobar, “así fueron llegando paso a paso los versos y los días de alegre asombro o desazón turbadora, de activismo y clandestino faenar en la resistencia a la dictadura, compaginados atropelladamente con su heterodoxo régimen académico (inconcebible de otro modo), y un declarado compromiso con la causa de la Paz y el lejano ideal socialista” (…) “Sus escritos de esos “días del rito inicial, no eran extensas ni mayormente edita; se difundía en copias a máquina, leída entre amigos, y en recitales que –por entonces- solían ocurrir con frecuencia relativa de distintas instituciones anfitrionas. “La oración sencilla”, es un texto de ese momento, recogida en Letras Peruanas N° 4 (1951, p.114).
Este poeta, ingresa al mundo de las letras, con su libro “Cantos Desde Lejos” (1957); crecido al rescoldo del afecto. En él, descubro una ternura, como aquella que vive en el poema “Carta a María Teresa”: lo gloso, para compartir con ustedes esa frescura de su alma.

                         “Yo me interrogo ahora
               ¿Por qué no he amado sólo
               las rosas repentinas,
               las mareas de junio,
               las lunas sobre el mar?

               ¿Por qué ha debido amar
               la rosa y la justicia,
               el mar y la justicia,
               la justicia y la luz?

               Fui un niño como todos.
               También mi infancia
               la atravesaba un río
               y tenía una hora misteriosa
               en la cual las palomas
               a mi alma obedecían.

               Pero me preguntaba
               ¿por qué en mi calle
               la alegría es un viento
               fugaz e inesperado?

               ¿Por qué no siembran trigo
               también sobre mi pecho,
               si aquí en mi corazón,
               todas las noches
               se desbordan los ríos?

La obra de Rose, no hay que valorarla de modo fragmentario. Hay una unidad poco común en toda ella, por lo mismo, para encontrar su verdad. hay que verla en la totalidad de esa expresión.
Este poeta, nació en Tacna un 10 de enero de 1928. En 1945 ingresa a la Universidad Mayor de San Marcos, y, estudió literatura en la Facultad de Letras. Ejerció la docencia universitaria, al igual que el periodismo. Es integrante de la “Generación del 50”.
Fue “un poeta incómodo para la dictadura”, en el año 50, fue perseguido y exiliado en México”, retornó al Perú en 1956, a mérito de  una amnistía que se dictó.
En 1958, obtuvo el PREMIO NACIONAL de POESÍA.
Entre sus obras publicadas, figuran: “La Luz Armada” (1954);“Cantos Desde Lejos” (1957); “Simple Canción” (1960); “Las Comarcas” (1964); “Informe al Rey y otros Libros Secretos” (1967); “Hallazgos y Extravíos” (Mexico-1968); “Cuarentena” (1968); “Obra Poética” (1974); y, “Camino Real” (1980).- Obras Teatrales: “Operación Maravillosa” (1961), y, “Carnet de identidad” (1966).
En una entrevista que le hizo César Hildebrandt, el poeta fue confesional en mucho. Hablo de su vida, de sus esperanzas y de sus imposibles. Dijo que en su juventud adoptó “una posición política de combate”, y que incursionó en ella por ese “espíritu romántico” propio de ese momento de su vida, y que “nunca le atrajo la vida partidaria, que suele ser burocrática”. La vida no le fue fácil, siempre lo enfrento a momentos que dejaron huella en él; quizá, por  eso, dijo “yo creo, más bien, que en la semilla, que, en el espíritu, está la derrota esperando. Las circunstancias trabajan una arcilla ya hecha, ya cuajada. En esa arcilla ya estaba escrita la derrota… Yo nací para ser derrotado. En mis encierros me he preguntado muchas veces por qué, pero la verdad es que no he podido nunca encontrar una respuesta…” (CARETAS: Lima, 10 marzo 1980).
En su obra poética, uno encuentra una vertiente social, y otra amorosa.
El ideal, y la esperanza: todo ser vivo tiene un ideal, el que orienta todos sus actos de vida. Como poeta, en lo que escribe, deja translucir ese sentimiento de  vida (“Si en las noches/ tengo un cuchillo al alcance de mi mano,/ no es por cobardía:/ significa mi deseo de luchar,/ hasta que la sangre/ o el amor/ decidan/ si Capablanca o yo escupimos el tablero.- versus).
El amor, nunca dejará de asomar y hablar en la vida de toda persona, mucho menos en la expresión de un poeta.
El poeta como ser vivo, es testigo de  todo lo que se vive; y como tal, no es ajeno a los sentimientos que genera la injusticia. El poeta, dice (“No debería hablarte de estas cosas”. (…) “debería decirte: la mañana es bella./ La tarde es bella./ La noche es bella”. (…) “Y al escucharme,/ sonreirías;/ y al verme sonreír,/ mi  propio corazón sonreiría. --- Y al vernos sonreír,/ acaso hasta la vida también sonreiría…”.- cadena de luz).
Su poesía “está enmarcada en la vertiente social (…) “hay sin embargo en su poesía una continua depuración formal y un espiritualismo creciente de cuño muy personal. Su poesía alterna la preocupación por los grandes problemas sociales, humanos y revolucionarios del Perú con la expresión de una intimidad lirica llena de sentimiento y pureza”. Washingtón Delgado, dice que, en su poesía, se encuentra “dos maneras o estilos y dos temáticas diferentes, pero no necesariamente opuestas. Su acercamiento, al mundo objetivo y su lirismo intimo brotan de la misma fuente”.
Alberto Escobar,   refiriéndose a esa expresión, indica que, en ella uno encuentra “la fascinación por el ritmo, ciertas pautas estróficas, el aprovechamiento del verso libre y también moldes tradicionales hispánicos, redescubiertos en el contrapunto de norma escrita y oral que servía de carril a la savia popular de la proclama por la libertad y los maltratados principios de la dignidad humana”; en lenguaje académico es expresión valedera, pero para muchos no dice nada; para José Miguel Oviedo, ROSE, “era una especie de trovador moderno, un romántico aventurero que sabía celebrar la belleza de la vida o quedar traspasado por su melancolía y tristeza.- Vivió y escribió casi al margen de toda pretensión intelectual” (…) “estaba dotado con un natural don para el ejercicio de la poesía, lo que le permitía ser elegante sin parecer rebuscado o ser  sencillo sin caer en lo trivial. Sus versos suelen crear una seductora línea melódica que resuena en nosotros como algo a la vez familiar y novedosa. Y cuando usaba la prosa mostraba una poderosa imaginación para elaborar fábulas de extraña belleza sobre mundos legendarios, antiguos o de ensueño”.
La vida, siempre fue preocupación de todos: tratar de entenderla. El poeta, dice “(“… la vida pasa/ sin que ningún instante nos traiga la alegría…/ Ha debido morirse  con nosotros el tiempo,/ o has debido quererme como yo te quería”.- marisel).
En algún momento le preguntaron al poeta, quien era Marisel; él respondió. “Marisel no es una persona concreta. Es la amada ideal que todos tenemos. No es un ser de carne y hueso…”
El tiempo con su presencia a todo, pasa (“se me pasea el alma.- Los días ya no saben/ si buscarme/ al pie de mis rodillas,/ o en tu lecho.- Se me pasea el alma/ por tu cuerpo”.- tercera canción).
El poeta, dice: (“Me gustas porque tienes el color de los patios/ de las casas tranquilas… (…) y más precisamente;/ me gustas por qué te amo”.-exacta dimensión).
El poeta, fue consciente del valor de la palabra escrita, cuando se pone el corazón en ella; por eso, dice (“Cambia tu piel. También/ la piel del mundo./ Pero el poema queda/ guardando su misteriolos malos poemas).
Muchos no saben ni porque escriben, su única preocupación es que digan de él: poeta, como si eso, fuera todo lo que le importara a ellos.
A veces- las cosas vienen como sin querer, por un toque providencial del momento que uno vive, y dice (“La vida sigue/ siendo/ esta flojera de levantarse,/ encender la radio,/ contribuir a la historia republicana./ --- Tú no tienes la culpa.- explicaciones).
En el libro “Las Comarcas”, ROSE, abre nuevas vertientes en la expresión poética; la palabra se transfigura en una dimensión, en la que recrea lo nuestro. Al referirse a este libro, se  ha dicho: “Las Comarcas, estación extraña dentro de la obra de Rose, es un libro de prosas poéticas que revelan un marcado virtuosismo en el arte literario y una suerte de  complacencia en el despliegue formal. Son páginas que van descubriendo puentes, islas, ciudades, paisajes, gentes y costumbres de América que Rose va acopiando como resultado de su nueva aventura: “descubrir el  mundo”. Las Comarcas junto con Simple Canción representan los momentos máximos del lirismo puro dentro de la obra de Rose”.
Esa identidad perdida en el tiempo, se ilumina, cobrando vida propia. Las palabras se  desgranan como las cuentas de un collar de diamantes, y vuelven a engarzarse, hasta devolverle esa unidad que le da belleza. El poeta se hunde en las raíces de nuestra tradición, hasta encontrarse con ese rostro fresco de la cultura andina; rescata a través de su palabra ese mundo que permanece hundido en  la memoria, olvidado hasta el punto del desconocimiento. Mundos que unos ignoran, y que otros tratan de ignorar. Mundo que no alcanzan a definir nuestros teóricos de la cultura occidental. Es trágico el destino de ese mundo, que es el nuestro. Muchos lo maltratan, sin  llegar a conocer su origen, diré, sin conocer aquella grandeza de esa fuerza mágica que tiene.
Juan Gonzalo Rose, en “Huayno del Uru”, se hunde en las raíces de la misma historia, del hombre peruano; en las raíces de su lengua, desconocida acaso para la mayoría. Esa palabra, llega con la frescura de agua de manantial, surgida desde  la misma profundidad de la tierra; con esa autenticidad que tiene el calor que viene desde aquel sol que nos alumbra; con esa musicalidad que le es propia al lenguaje de la naturaleza. El poeta, dice:

                            “Muñeco lindo, muñeco lindo,
                 hazte vaquita,
                 hazte vaquita de labios rojos.
                 Porque te quiero, porque te quiero
                 bebe mi llanto,
                 masco tu pelo, masco tu pelo
                 muñeco seco.

                 Muñeco lindo, muñeco lindo
                 se vicuñita,
                 para ir contigo todas las tardes
                 por esos cerros,
                 y allí tumbarte hasta que caiga
                 lluvia de fuego.
                 Muñeco lindo, muñeco lindo
                 sé venadito,
                 para llevarte, parta llevarte
                 cerca del lago,
                 y allí beberte los lindos ojos,
                 hasta que junte con mi saliva
                 la luz del lago”.

Eso es todo; el poeta seguirá viviendo en la palabra de los libros que dejó, con esa misma fuerza mágica del tiempo. 
Juan Gonzalo Rose,  falleció  a las 6 de la mañana del 12 de Abril 1983.




NOTAS:


(1).- “obra poética” de juan Gonzalo rose.- Instituto Nacional de Cultura. Carátula: José Bracamonte. Diseño interior: Norma Velásquez. 425 pp. “Juan Gonzalo o la Poética de la Anti-Poesía”: Alberto Escobar. Formato: 11 x1|7.5 cm.

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