GERARDO GARCÍA ROSALES: EN EL UMBRAL DE LA HISTORIA DEL HOMBRE XAUXA
Por Teodoro J. Morales
La poesía no está reñida
con la historia, ni con ninguna rama del conocimiento, ni con ningún hecho de vida. La poesía, es sabiduría que habla de todo lo que es
expresión de vida donde la belleza asoma como luz. Es la belleza de la vida
misma; la quintaesencia, de lo que se vive y
muere. Es la historia del amor en el tiempo, (su sufrimiento, sus
alegrías, su palabra hecha carne). Eso, pocos lo alcanzan a comprender; y se
pierden inventando esquemas diz que de una construcción dentro de técnicas de
una expresión moderna.
En la Región
Junín (Perú) tenemos toda una rica realidad de expresión cultural; en ella,
asoma: “Aquel Hombre Xauxa” (1) de Gerardo García Rosales (2).
Gerardo,
es poeta y narrador, tiene la virtud de escribir para niños y adultos; él,
confiesa que su incursión en la literatura “se produjo en la niñez, escuchando
aquellos relatos de su tierra que le fueron despertando el amor por las
historias”; y que, en Puno “en medio de ichus, huallatas y mirando su hermoso
lago” donde “decide hacerse escritor”
(…) “Soy andino por nacimiento y ancestros. En mi se conjugan tres
vertientes: la colla, wari y la xauxa”. En 1962, junto a Omar Aramayo, José
Luis Ayala, Percy Zaga, Gloria Mendoza fundan la Promoción Intelectual Carlos Oquendo de Amat. Gloria, rememorando
ese momento, dice “ni nosotros sospechábamos que era el inicio de una larga
historia personal, porque cada uno de los oquendianos tiene obra continua hasta
hoy”.
En la
década del setenta ya se hablaba de Gerardo García Rosales, con motivo del “Primer Congreso Nacional de Escritores Jóvenes
del Perú” (24 a 26 de abril de 1970), pero, lo conocí personalmente en 1971
al visitar Jauja para invitar a los poetas de esa ciudad al “Primer Festival Regional de Poesía” que
se organizó en Tarma, de entonces a la fecha, hemos cultivado una amistad y
participado en muchos eventos culturales.
Gerardo
García Rosales, en “Aquel Hombre Xauxa”,
ingresa a una temática que creíamos era ajena a este poeta. En el encuentro
aquel mundo maravilloso del que venimos y del que somos parte, la raíz telúrica. Esta faceta (para
mi) es la más importante, de todo lo que tiene publicado. Lo conocía como
exponente de una expresión lírica, sus libros lo presentan en esa dimensión.
Este
libro, es expresión de una madurez en su expresión. Es la verdad del hombre sin
disfraz, sin maquillaje. En él está el verdadero rostro de “este nuestro Perú
que existe a trozos, región a región, como lo indica Juan José Vega.
El
poeta se hace tiempo, se transfigura, y desde el umbral de aquello, dice: (“hablo de lo mío y de lo que le toca mi
memoria/ a la distancia;/ y miro/ y contemplo estático/ y
llevo conmovido de fuerzas internas,/ y
transmito presuroso/ y desgrano maíces
transparentes para mi descendencia,/ hago
balance de sueño tal y sueño cual,/ de
vivencias que siguen espejeando en campo grandioso”. No son sueños oníricos
nacidos del ocio, es la vida revisando lo que le toco realizar al hombre xauxa
como actor (“Porque todos hicieron todo,
y esto es nuestro,/ y nos pertenece/ por
igual a todos,/ porque nada fue
logrado por una sola inteligencia;/ yo
hablo de los míos, que también aportaron/ como muchos otros/ y que
ahora son cosas esplendorosamente vividas/ con demasiada algarabía/ por
hombres de otros tiempos, ciertamente”.
“Aquel Hombre Xauxa”, no es esa historia
que se conoce, ni aquella escrita por cronistas. Es un canto épico de una
realización social a través del tiempo, esencia de vida, su mística, eso que le
da personalidad y que es su identidad, dice: (“los XAUXAS hacían la guerra/ a
la paz,/ como pasatiempo,/ como un dictado irrenunciable de sangre”.
--- “Hacían el amor sobre los verdes
campos bebiendo azúa,/ en sus
santuarios resembraban la mirada de sus ancestros,/ enrojecían y templaban su voluntad terrible en el fuego/ diario/ para iluminar y protegerse en noches torrentosas/ de los fríos inviernos”.
Habla
del hombre xauxa, de su sabiduría de
vida, dice (“conocía el peso, la forma,
/ el movimiento preciso y exacto de la
tierra/ que se movía a sus pies;/
todo ello lo hacía coincidir con
las leyes del espacio,/ de los genes, de los pequeños corpúsculos/
y su diminuta presencia;/ entonces, un grano de arena le significaba/
la magnificencia de mundos más
compicados”. --- “Descifraba los
abismos que caminan el cielo, avizoraba/ sus columnas de hielo infinito/ y encendiendo su jolgorio danzaba/ frenético la fiesta del agua en la zona altina/ del valle,/ advenimiento del color, del
sonido y de la fragancia/ interminables”.
David
Motta Pérez, en su lectura consiguió ingresar a hondos linderos de la expresión
de este libro, eso le permite decir: “La poesía al fin penetró con paso firme
en el proceso histórico peruano a partir del mismo nativo; de ese hombre que
todavía no nos ha contado su versión…”(…) “nos hemos acostumbrado a rescatar las virtudes del
agresor y a esconder sus abusos”.
Gerardo
García Rosales, tiene toda una vida en la creatividad literaria, nació para
ello; pero, es con “Aquel Hombre Xauxa”
con el que ingresa a un universo donde la historia habla de una experiencia de
vida, abordando “en su creatividad, la historia de esta tierra que significó un
hito en el proceso cultural del Perú”, y al hacerlo sale de esos linderos en
los que “La poesía jaujina (se encerró) más bien se entretuvo en cantar a la
belleza de su paisaje y a sus costumbres nativas”; al romper esos cercos,
“dimensiona el mundo cultural de Jauja tomando la historia como escenario, para
perfilar el comportamiento del hombre actual, filósofo de la tierra, forjador
del tiempo”.
No es esa
historia interesada que sembró el español en la versión que vendió; es la
historia misma, la verdadera, la que nos habla de la grandeza de un ´pueblo que
salvó la vida del mundo occidental, del hombre colonial y también de la
tuberculosis republicana”.
Juan
José Vega, dice que Gerardo en este libro “alcanza un estilo en cierta forma
nuevo” con el que “Canta los orígenes del pueblo Xauxa con acentos líricos que
se transforman, según el relato, en episodios épicos”; y para David Motta, este
libro “es la flor de botón de jinllo (kantuta) que nos brindara sus frutos”.
No hay
que ser poeta, para ser heredero de lo que Gerardo Garcia Rosales, ha creado; y
esto, no es patrimonio, de solo los que nacieron en Jauja; desde que se publicó
el libro, es patrimonio de todos los que encuentran su raíz en la savia de esa
verdad que da la tierra donde se nace y se vive.
El
poeta dice a Baltazar Canchaya, sabio y antiguo cacique del reino Xauxa (“Es cierto Baltazar, es cierto,/ éste hombre somos todos, en el infierno/
o el paraíso;/ el más flexible/ y el menos
indolente,/ el que cantando va y
detiene los ríos,/ el poderoso/ y el ignorado;/ el que
maneja y conduce el arado por la tierra/ blanca,/ el que levanta su
hogar de lumbre/ y escribe en sus
paredes de arcilla” (…) “No nos
importa los muertos que vivieron/ forjando
la herrumbre,/ ellos siguen
su propio destino de olvido;/ más
nuestros muertos que conocieron la pureza,/ la corpórea luz andante del hombre,/ ellos permanecen en sus formas de agua viva”.
Gerardo
García Rosales, en este libro, habla de Jauja, y refiriéndose al mismo, dice
“tiene la misma edad, el tiempo primerizo de tu gestación, los momentos de
alegría al saber que estabas próximo a llegar y contemplar la primera luz de la
vida”. Aquí, la honda sabiduría de vida de los xauxas que heredo a través del
tiempo. Para Antonio Camborda, Gerardo, “es uno de los más lúcidos
intelectuales jaujino vivo”, y en verdad, lo es.
NOTAS:
(1).- “Aquel Hombre Xauxa” de gerardo
garcíarosales. Lluvia Editores, 1996, 56 pp. Se terminó de imprimir en el mes
de junio de 1996. Foto de cubierta: Laguna de Paca (Jauja) Julio Romero Bravo.
Contracubierta: Restos Arqueológicos del templo de Wari Willka (Huancayo).
Formato: 14.5 x 20.5 cm.
(2).- Gerardo García
Rosales. (Poeta, Narrador). Nació en Jauja en 1944. Hijo de Gerardo M. García
Álvarez y de María Trigidia Rosales de García. a publicado: “Puerto Olvido” (1967); “Heredad del Árbol” (1967); “En Memoria del Hogar y la Penumbra” (1968); “Rojo de Origen” (1974); “Al pie del Monte” (1975); “El Cuervo Blanco” (1984); “Rosamar
y los Grillos” (1980); “Los Autores
del Mar” (1986), “Florecimientos”
(1988).
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