LEONCIO BUENO: AL PIE DE LA HISTORIA CON SU PALABRA
Por Teodoro J. Morales
Leoncio Bueno Barrantes
(1), no es un desconocido en el mundo cultural. Con trabajo y consecuencia ganó
un lugar merecido en la Historia Cultural del Perú.
En la
vida de Leoncio Bueno, se tiene momentos que marcan su existencia: “es hijo, de
cholo italocajamarquino y negra amorosa de cañaveral”. Eloy Jaúrequi dice “toda
su vida fue un sindicalista, un luchador social y un periodista insobornable” (…)
“pero, sobre todas las cosas, un
poeta”.
Su vida
siempre fue activa: empieza trabajando como peón agrícola. En 1934 se afilia a
la Federación Aprista Juvenil. Al
cumplir 15 años, le dijo a su mamá “ que tenía que ir a Lima por qué quería ser
escritor”, y así fue .En 1939, llega a Lima, trabaja como peón en la
construcción y en una fábrica de tejidos. En 1941 ingresa al sindicalismo.
En
Lima, vivió en Comas hasta 1975, luego se estableció en Tablada de Lurín, en
Villa María del triunfo, donde vive actualmente con su esposa Blanca Rojas, con
la que tiene diez hijos.
La vida
lo curtió, y lo hizo hombre. En 1948 sufrió prisión por seis meses en El Sexto; y en 1952, fue condenado a
cuatro años de prisión e internado en El
Frontón, donde escribió “Cuadernos
de un Condenado” y “Al pie del
Yunque”.
En Lima
se vinculó a poetas como Emilio Adolfo Westphalen, Xavier Abril, Rafael Méndez
Dorich y César Moro, con quienes fundó el Grupo
Obrero Marxista. Luego (el 7 de Julio de 1956) junto a Víctor Mazzi
Trujillo, José Guerra Peñaloza Carlos Loayza, Eliseo García funda el Grupo Intelectual Primero de Mayo
(GIPM), su participación en esta agrupación, define su quehacer y marca la
historia de su vida en el quehacer cultural,
publicando los Cuadernos “Prólogo
del Alba”(1957), y, “Nacimiento del
Canto”(1957).
Nada le
fue fácil en la vida: empezó desde el oficio de peón con el que se ganó la
vida, desde ahí se formó en la Escuela
de la Vida, hasta alcanzar el sitial que ganó con duro trabajo con el
correr de los años. En 1943, ingresa a
la militancia izquierdista y al
periodismo, y, “publica poemas y artículos en la revista “Hora del Hombre”. En 1948 abre su taller de baterías “El Túngar”, (es el nombre del burro de
su abuela Ragnut, escrito al revés).
En ese lugar, se reunía con escritores,
periodistas y jóvenes poetas. La realización de su vida, prueba que “la creación literaria puede tener lugar en
distintos contextos y no es exclusiva del espacio académico”.
La
misma vida lo hizo poeta, para que cantara el sentir de esos momentos que
laceran el alma del ser humano.
En 1968
publica “Pastor de Truenos” (2). Hay
que leer lo que escribe, para sentir palpitar a la vida con emociones que uno
las siente verdaderas. Dice (“Porque
quiero que broten mariposas/ y
nazcan margaritas en las rocas,/ por
eso,/ osadamente empino/ estos versos que aspiran/ a ser/ puentes de luz entre el canto y las
batallas”.- Oriflama).
El que
tuvo la suerte de tener una vida apacible, sin exigencia alguna; para él que,
todo tiene color de rosa, es posible que al leer lo que escribe Leoncio Bueno,
no sienta nada, porque todo eso le resultara ajeno. No todos escriben con
sentir de vida, por lo mismo, eso, no existe para ellos. Esas emociones que
golpean a diario, para el que tiene que ganarse la vida con duro trabajo, el
que va poniendo/ compases a esos sentimientos suyos con su sudor y su sangre;
no son todos, son pocos: uno de ellos, precisamente, es Leoncio Bueno.
La vida
tiene un lenguaje áspero, que asusta: (“La
encendí en las tormentas,/ la avivé
en todas las hogueras,/ ¡Oh legiones
perdidas al umbral de la historia!/ ¡Oh
lidiador herido un lapso antes del alba!/ ¿Qué hachas no blandieron mis hondas rebeliones?/ ¿Qué tormentos infandos no arrostraron mis
huesos?/ Me batí como un bravo
leñador en el monte,/ me alisté con
los hombres que han matado a la muerte./ Gemí, luché, morí… / Torné a
nacer en un ciclón perpetuo”.-Peregrina).
Hay
desenfado en la expresión, no creo; es el propio sentir del hombre ante las
injusticias, con las que lo enfrenta la vida, de una u otra manera; eso, lo
lleva a decir: (“Acaso,/¿ha de vivir tan sólo la ancha mierda?/ ¿Sólo tienen derecho los puercos a las
lilas?/ ¿Es la peor desgracia, ser
un hombre,/ y entregarse a vivir verticalmente al pie del orbe?”. La vida
duele, y él supo de esas cosas.
El
hombre de seguro nunca dejará de ser ese monstruo vivo, que sin miramiento a
nada se traga a su semejante. Así ha sido, y así será de seguro. No hay
enmienda. (“desde el vientre del grumo y
de la oruga,/ desde cuando latíamos
inconscientes en el plancton,/ desde
aquellas épocas inmemoriales del miedo,/ desde aquella noche insondable de los siglos”).-Fraternidad).
El
pobre mortal ve pasar la suerte por su vera, pero ella le dice que no tiene
derecho a conocerla, que tiene que seguir esperando el día de san blando, para
ver si llega. (“él sabe solamente/ las tierras del patrón cultivar/ comer yucas y papas con ají,/ levantarse temprano, arar, arar, y arar…”-
Ayer nos visito Ipanaque).
La
inmensa humanidad, siempre pregunta: (“No
hallaremos la forma/ de vivir para
el canto”-Lontananza). Es el eterno sueño no realizado, el sinsabor
que se traga siempre a la esperanza; eso, que lleva a decir a grito abierto (“Os llamo a galopar sobre los Andes/ montando los corceles robados a la luna/
os llamo con mi voz de lampa dura./ Clamo y proclamo/ desde el mendrugo arado
en sobre asalto,/ desde el fusil
sembrado a sangre y riego”). Es un canto que convoca a la lucha, a
conquistar la dicha y la alegría.
Hay un
vivir en la palabra, lo que se niega a todos: por eso,dice: (“¡Madres y esposas del mundo! --- “amamantad lobeznos y huracanes;/ haced de cada niño un hombre,/ de cada hombre un héroe o un poeta/ y salid de su brazo al encuentro del canto”.-
Furente Océano).
El
poeta, tiene un sentir muy propio. Nació, y se encontró con una realidad que
golpea a diario, lucho contra todo ese infortunio, nadó contra la corriente
para llegar al puerto que él quería, y no al que otros querían, esos que lo
manejan todo a su conveniencia. Dice: (“”Escribo,
canto, clamo y proclamo,/ pero aún
no suena/ mi escuálido quirquincho”.
--- “Siembro, podo, barbecho. Siembro,/
vuelvo a podar, barbecho/ sin descanso, mas no veo/ crecer mi verdolaga”.- Rebuzno
Propio).
El
poeta, dice: (“¿No sientes cómo balan
tus cabras en la inverna?/ ¿No ves
como llora tu hacha estremecida?/ ¡ya
tus manos de yunque/ no tocarán su
mango!/ Allí, en el rincón donde una
tarde la pusiste,/ allí, se cubrirá
de polvo y moho”. --- ¡Adiós, pastor
de truenos!/ Vé, a apacentar sin
tregua/ tus rebaños de estrellas en
el cielo.”).
Quizá
para muchos todo este resulte insultante, y poco reverente; claro cuando uno no
ha vivido de cara con la injusticia, no ha padecido esos terribles maltratos
que la vida infringe y hace infeliz, no tendrá significado.
La
riqueza cultural de la que es dueño (Leoncio Bueno) la ganó con duro trabajo,
se autoformo, es un autodidacta. Roland Forgues, refiriéndose a él, dice: “El
medio intelectual limeño, tan complicado y celoso, lo ha ninguneado. Bueno dice
“No hago poemas perfectos” (…) “Más que en el ego, mi fuerza está en el
eros. No soy exquisito, ni soy un cazador de figuras, tampoco busco una tonada.
Soy un hombre que trata de exponer su cólera, su inconformidad con el mundo”. En su obra escrita y publicada,
funda un estilo, el suyo: donde el humor y la ironía no está ausente. Impregna
sus versos de un lenguaje popular, lejos de un afectado afán esteticista”… En
su poesía “destaca la crítica social. Da voz al campesino, al obrero y al
migrante” En “La Guerra de los Runas”,
dice Eloy Jaúregui: “Este canto nacional sentó las bases de una estética que
luego estalló con toda su vibración” (…) “devino el fundador de una poética del
desarraigado y de la esperanza”(3).
Ha publicado, los siguientes libros: “Al Pie del Yunque” (1966); “Pastor de Truenos” (1968); “Invasión Poderosa” (1970); “Rebuzno Propio” (1976); “La dicha de los dinamiteros” (1976); “La
Guerra de los Runas” (1980); “Cantos
al Sol de Cieneguilla”(2014). En ediciones artesanales, se dice que publicó
veinte libros: “Los últimos días de la
ira” (1990); “Hijo de Golondrino”
(autobiografía); “Memorias de mi
desnudez” (2014); y se menciona “Improntus
Trémulos”.
Su obra
literaria, lo hizo merecedor de muchas distinciones: “Rebuzno Propio” (4) “Es la partida de un nuevo lenguaje, de un
nuevo acierto personal”, por ese libro recibió mención honrosa en el Premio Nacional de Poesía en 1973, y, Mención Honrosa en el Premio Casa de las
Américas (Cuba) en 1975. El 22 de abril del 2016 recibió el Premio Casa de la Literatura Peruana,
en reconocimiento a su trayectoria y/a su poesía; y señala que: “El discurso
lírico que elabora es autodidacta, que, en su poesía no solo se reconoce su voz
de protesta por el obrero rechazado y olvidado de los años 50, sino también su
voluntad de autoformación en el mundo de la literatura”.
La
ironía, es algo que se va perdiendo en la poesía peruana; algo del que, Leoncio
Bueno hace gala. Dice (“¡Qué macanuda
vida sentirse en tierra extraña/ Echarse
por las calles donde nadie nos conoce/ un
extranjero muca caído del guayabo/ preguntando
abobado por calles y boliches,/ perdido
entre la turbamulta,/ abriendo la
bocaza ante los edificios momios”.- Ragnut en el Extranjero”). La
vida enseña a verla con ironía, a no
desfallecer ni arrojar la toalla. El poeta, dice: (“fue mi primer amigo/ y,
también mi maestro”. --- “De él
aprendí a trabajar, como un burro,/ a
respingar como un burro,/ y a
enamorarme como un burro”.- Asno
Rayado”).
Leoncio
Bueno, motivado por el Premio que se le otorgó, dijo: “Mi poesía revela lo que
soy. Soy un hombre de tercer mundo. Soy un hombre que trata de exponer su
cólera, su inconformidad con el mundo, su civilización y su propia especie, que
destruye no solo para sobrevivir, sino para ejercer la dominación y el
enriquecimiento desmesurado de una minoría impuesta”. En definitiva puedo
decir, nació para que el dolor del mundo
se expresara en su palabra, en definitiva, es la voz de los desposeídos.
NOTAS:
(1).-Leoncio Bulmaro
Bueno Barrantes nació el 02 de Enero de 1920
en la Hacienda “La Constancia (distrito de Chocope, Departamento de La
Libertad). Hijo de Wulmar de Leoncio Donador Bueno Tello y Sara Barrantes
Matos. Contrajo matrimonio con Avelina Román Pimentel, con la que tuvo tres
hijos (Víctor Leoncio, Alejandro y Santa Rosa).
(2).-“Pastor de Truenos”. De Leoncio Bueno.
Ediciones Tungar, 76 pp. Se terminó de imprimir el 29 de Mayo de 1968. Formato:
14.5 x 21 cm.
(3).- “Leoncio Bueno:
Soldado viejo” por Eloy Jaúrequi. El Comercio.
(4).- “Rebuzno Propio” de Leoncio Bueno.
Ediciones arte/reda. Primera edición, julio 1976,85 pp. Formato: 14 x 21 cm.
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