Thursday, February 1, 2018

HELMER TUTOS: UN VIAJE POR UN UNIVERSO QUE QUIERE HABLAR (Por Teodoro J. Morales)


HELMER TUTOS: UN VIAJE POR UN

 UNIVERSO QUE QUIERE HABLAR


Por Teodoro J. Morales



La poesía, es una eterna viajera que visita pueblos y ciudades sin importar donde se encuentre, no está quieta, siempre está buscando a la soledad en todas sus moradas y, termina descubriendo encantos en sus más bellos misterios, con ellos se solaza con cantos de amor o testimonios humanos en los que descubre verdades de este universo que habitamos.

Tú naces así de pronto entre las hojas,
Yo muero mientras tanto entre mi gente;
A veces te quedas entre apuntes,
Junto a la agenda o el diario de poeta…

Es la voz del poeta Helmes Tutos Aranda (1), en “Bosque de Neblinas” (2) el que habla, libro de poesía, nacido en esa enmarañada selva que está por descubrirse. Dice: “Tengo un  canto indescriptible en mi alma / y un grito desesperado de amor”.
El libro hay que leerlo como un todo, para encontrar una filosofía de vida, y esa concepción que orienta y genera el acto de creación literaria. Hay toda una propuesta, valiosa por cierto.
Empezaré señalando, en el libro encuentro al amor en una realidad nueva, moviéndose entre bosques y neblinas, hasta consubstanciarse con todo lo que existe en ello. El poeta dice:

Si alguna vez no volviera pronto
(Es que…)
¡A buscarte he ido!
Y tú no deberías de llorar.

Azalea, es la musa, la que da sustento al acto creador; en ella, la poesía se .ha encarnado; une esa expresión de un mundo cuya existencia se intuye, con una realidad concreta que duele y asusta.

Su puerta de color crema
Siempre está abierta
 Sin embargo yo siempre
Tengo que huir cargando
Mis sueños a otro sitio,
Temiendo que los cuervos
Me saquen los ojos
Para no ver lo que estoy mirando.

En ese tránsito de vida, encuentra al silencio como habitante de una selva impenetrada, y termina transfigurándose en cualquiera de esos seres que lo habitan, y habla. (“Hoy no tengo prisa en el camino / Pero tampoco quiero que el sol me deje”). Trata de compenetrarse con ese lenguaje extraño que vive entre la espesura de árboles y hojas, aguajes y cochas; donde abundan los shapajas cashpi chagllas, chambiras, huicungos, pashacos y anantoiws, y donde viven yagunturos, huamataros, congompes, musmuquis, tariucayas y Manitzis; si bien no alcanza hacerlo a plenitud, hay algo que no se puede negar, hay un asomo a ese universo del que  naciera un día una nueva expresión que descubrirá ese mundo fantástico y misterioso, que duerme sin que traten de tomarlo como leit motiv, por no tener los medios expresivos para hacerlo.

MONOCANTO
Silencio       
Que no grama,
Silencio
Que no trota.
MONOCANTO
Huésped
Y delirio
En la eternidad
Ausente…

Es posible que muchos al leer el libro pasen de frente como por un camino desierto sin encontrar nada; quizá apenas adviertan que por ahí se cruza un animal extraño o asome un pedazo de naturaleza verde y florida, y nada más; al leer el libro hay que ingresar a ese universo en el que asoma algo realmente desconocido, y se develaran misterios y secretos.

Cuando duermo,
(entre sueños)
Vero tu rostro…
Tu imagen triste.

La vida tiene infinidad de formas para manifestarse; a veces la buscamos partiendo de rígidos patrones de comprensión y entendimiento, aquellos que impuso la cultura occidental, extraños a este mundo infranqueable, al que no se consigue penetrar más allá de lo que debiera con una concepción ajena que lo impide, y no lograse proyectar más allá de lo que los ojos ven.

Miro al río
Y me acuerdo de tu nombre
Miro a los cerros
Y me acuerdo de tus sueños.

Arquedas descubrió el alma andina, que se mantuvo impenetrada durante siglos. Helmer Tutos Aranda, intenta descubrir otro universo, distinto, que permanece casi virgen, al que ya asomó Gotardo Cervantes Mendivíl; al parecer, muchos otros intentarán vencer los obstáculos que se anteponen, creados  no sólo por el lenguaje y una concepción occidental, sin principalmente por mil prejuicios creados por una pretendida “raza superior”; cuando lo hagan, alcanzarán vencer lo incomunicación que se hubo dado. (“Esto es parte de una larga vida / Como buscando en el libro / la página perdida…) No obstante cuando me despierto / de a de veras / (de ese sueño casi eterno / me doy cuenta que ya no vivo / como los cantores que cantan a la vida, / sino sólo como un hombre / que camina solo en la verdad / buscando la salida y el final”).

Volvamos a las cumbres
A las quebradas, al comienzo mismo
De mi vida
Donde las hojarascas
Nuevos vuelos tendrán y yo
(quizás)
Ya no vea el fin del otoño
(extraña musa)
Que me cubrirá de olvido.

Hasta el olvido termina por ser nada entre todos esos elementos de universo y vida, y se hace eterno lo vivido.
                        
Cuando la tarde cae
A tu ventana
En la mía llega
La tristeza.
Yo soy el poeta de las mil
Soledades
Tú mi canto que nunca
Muere, ¡jamás!

Las soledades viajan como el viento, sacuden las ramas de los árboles, o el dese4o de vivir de muchos. Nadie es ajeno a esta quietud donde un rumor extraño hace crujir las hojas de todo ser vivo. Hay una confesión que hace –el poeta, a la musa que le da una razón de oficio, y dice:

Cuando llueva en la madrugada
Acuérdate de mi nombre
Y piensa que somos
Como esas gotas de agua
Tirando siempre al río
(perdiéndose en el mar).

En el poema “Patria Amazónica” se apertura algo realmente valioso, en el fluye un lenguaje que descubre con sus giros novedosos de expresión, con el que se descubre una realidad propia que vive y respira ene se universo de una selva exótica, que trata de comunicarse con la civilización toda. César Gamarra con “El canto del Pitsitsiroiti” (1993), intentó hacerlo. Helmer Tutos, tiene que insistir  y profundizar este trabajo, por ahí vendrán los logros. “Patria Amazónica”, e s un poema auroral para la poesía de la Selva Central.

Tm tam tam tam tam
Suenan los tambores…

Tya tya  tya
Hay disparos de escopeta

Los ashaninkas
Se van a la guerra…

Los ashaninkas
Están cazando en el monte.

Yoooo, yoooo
Ruge el tigre Impokiroma,
El tigre estrella
Que vino del cielo.

Mientras tanto
Pirem, pirem, pirem
Se mueven tranquilas
Las aguas del Pirintoki.

Jaam, chaaa, chaaa
Brama el Yanapuma
Entre los carrizales y los vilanos.
Ooo, ooo,  ooo
Vocean los hombres de miedo
Mientras que sus mujeres
Iji, iji, iji
Se rien disumuladamente.

Peta, peta, peta, peta
Están volando las palomas

Jojojo, jojojo
Grita el halcón.

Eeee, eeee
Llama el oso

Cheyi, cheyi, cheyi
Cantan las golondrinas.

Llueve en la noche…
Jeee chee, jeee chee
Hende el rayo en el cielo

En medio de la penumbra
Jejee, jejee
Se ríe el cerro.

Maco, maco, maco, maco
Comienzan a crecer los ríos.

Morec, morec
Alumbran los relámpagos

Shii, shii, shii
Las hormigas quieren hablar…
               
Sheroc, sheroc, sheroc
Alguien baja de los cerros

Ishanga, Junco, Lupuna
Ya está amaneciendo

Jojaa, jojaa, jojaa
Sisea el papagayo

Tancorec
Salta el venado

Metoc, metoc
Se caye el SWhimiro

Ovivivi, ovivivi
Palmotea el halcón

Aguaje, Moena, Yacu – ojé
Los chitonahuas nos aguardan
 Los Kugapakori ocultan el Paititi

Sapoc, sapoc
Alza el vuelo el Pinsha

Joo, joo, joo
Hablan los paucares

Tac, tac,  tac,
Los arqueros disparan sus flechas.

Luego de la lectura del libro, puedo decir, que, en él se descubre dos momentos de intensidad distinta: En una, un querer develar aquella realidad que vive oculta entre espesuras de bosques y neblinas, donde la vida respira, latiendo al unisono del tiempo. Ese universo  es variado y novedoso. (“Por la quinina o cascarilla, / por la canela, la zarzaparrilla y otras especies, / por la pesca salada, los huevos de tortuga / y la manteca de vaca marina; / por las resinas, la leche caspi / y las pieles de caimanes / por sus tierras, sus árboles / y sus fuentes petrolíferas”).

¿Y la tempestad?
Ah…de ella
Sólo quedan,
Algunas románticas
Gotas de la llovizna.

Helmer Tutos Aranda, con su poética, permite ingresar a otra dimensión de una realidad distinta, mundo maravilloso que está por descubrirse; al que, en lo narrativo, asomó Mario Villafranca Saravia en el libro “Satipo: Fantasía y Realidad” (1975); y en lo poético, César Gamarra en “El Canto del Pitsitsiroiti” (1993) y Gotardo Cervantes en “Chonta” (2002).

Con sus chozas en medio del bosque
Y sus Thomparis a raudo vuelo;

Con el Tamshi pendiendo de un árbol
Y su Ananto mas hermosa que nunca.

Con elintyoki jugando en el laberinto
Y su Manitzo mas terrible que el monte mismo.

Con su monstruo que traga: el kórinto
Y su Piri pin cargando den su Tharato.

Con el Curare en medio de la guerra
Y su Masato al final de cada contienda.

No se trata de solo un a naturaleza muerta, como algunos creen. “Bosque de Neblinas”, es un libro de poesía, por lo mismo mal se puede decir “no dice de que modo vive y trabaja ese hombre”. Si no se esta en la capacidad de leer un libro de poesía, hay que callar; y evitar aventurar apreciaciones que no corresponden.

Estamos esperando nuevos libros, que de seguro vendrán. En la selva amazónica hay todo un mundo por descubrir; universo del que poco se ha escrito porque aún no se encuentra el lenguaje que permita hacerlo, entretanto, Hermer Tutos Aranda es un precursor, entre otros.


NOTAS:

1.- Helmer Tutos Aranda, nació en Huancabamba (Oxapampa), en 1963. Estudió en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, de la que egresó de la Facultad de Educación.

2.- “Bosque de Neblinas” de Helmer Tutos Aranda, 88 pp. Arteidea Editores. Se imprimió en Abril del 2004 en los Talleres de la Imprenta Sánchez. Moquegua 416, Int. 5, Lima. Formato: 14.5 x 20.5 cm.  

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