SERGIO CASTILLO FALCONI: LA
DESHUMANIZACIÓN EN LA EXPRESIÓN
LITERARIA
Por Teodoro J. Morales
En la región Junín, Sergio Miguel Catillo Falconi
(1), luego de Algemiro Pérez Contreras, es uno de los que empieza a romper esos
viejos esquemas dentro de los que se expresaba la poesía en la región Junín;
para empezar, sale de esa temática en el
que la literatura se expresaba, e introduce en su poesía, como tema, aspectos
de una realidad de vida que asoma, rompiendo con aquello al que se había vivido
apegado.
Castillo Falconi, es un exponente al que ubico en la
Generación del Setenta. Asoma, con
XAUXAL ARTES Y LETRAS. Su expresión, no se arraigó en ese localismo que primaba
en lo que se hacía a ese momento, ni asumió ese folklorismo que daba sello a
casi todo lo que se hacía en la región; rompe aquel cerco dentro el que se
vivía encerrado, y trata de expresar esa nueva realidad de vida que ya no era
novedad en ninguno de los pueblos, fruto de una modernidad que introdujo nuevos
giros en todo.
En el setenta, empieza a asomar una nueva visión en
cuanto a creatividad literaria y artística, cuya expresión rompe con aquellos
moldes que había impuesto el pasado, que se había heredado de los mayores. No se
habla más, como lo habían hecho los que antecedieron a esto, formados dentro de
concepciones ya superadas. Habla de su mundo más humanizado, enriqueciéndose la
expresión, tanto que, ingresa como tema, aquello que la vida entregaba a diario.
Dice (“Tengo un cuaderno de poemas,/
mi despintado catre/ el vecino ciruelo/ y sus flores,/ mi única
chompa azul./ Además soy/ loco adivino de hastíos/ caminando ausente de calzadas/ conocedor de plazas y bancos/ de parques,/
fumador de cigarrillos baratos/ Soy escribiente de mesas antiguas/ de carpetas universitarias,/ de longos salones, de pisadas negras,/ me ocupo de la lluvia,/ de los gatos,/ de coleccionar botellas;/ además
me gusta andar/ patear piedras,/ subir
cerros,/ contemplar auroras y claros
de luna/ ver cosas reunidas, malvas,/ crisantemos, / sé dormir
sobre pellejos y periódicos/ sé cómo
huelen las panaderías en la mañana/ conozco
árboles y bichos,/ lugares noctámbulos/
el olor del vino, de mujeres,/ el sabor de noches intensamente vividas/
y esto es solamente/ algo que conozco”.- La encina y los
años”), Aquella realidad, que antes no había ingresado a la poesía como
tema, da motivos con los que se construye una nueva expresión con desazón y
todo.
Se habla de una realidad que se mete a los ojos y
que llama su atención, el que, el poeta hace suyo; y habla con ironía de ella,
y le rinde homenaje.
“Testimonio
de un revolucionario de Café”, es un poema que introduce (como algo novedoso,
en la región), la desazón de una vida que irrumpe con la modernidad, una expresión, que HORA ZERO hizo suyo, y le dio
carta de ciudadanía de manera definitiva.
Este poema, dice: (“Soy un ex revolucionario de universidad. Ex incendiario de carritos
lindos/ cuando la lluvia, el viento
me enternecían; es decir/ las
retamas, la dulce chilca, que contempló mi niñez, desde mi ventana de palo./
Creo haber olvidado mis primeros días/
de escuelita blanca en una comunidad
campesina./ Ahora trabajo para el
Estado, me pongo corbata y uso calcetines./ Me lustro los zapatos./ Soy
un funcionario y me llaman ingeniero, doctor./ Me gusta limpiarme las uñas diariamente,
lavarme la carita/ con jabón
violeta, Palmolive,/ fumar
cigarrillos Ducal; es decir/ leer novelas de Corin Tellado bajo mi escritorio mientras mi jefe
duerme./ Me gusta ser un buen títere
de mis propios apetitos, por eso/ que
de tiempo, en tiempo, en tiempo almuerzo en el Olímpico,/ me junto con los pituquitos provincianos y
también tengo/ dos, tres o cuatro
pamperitas./ Quiero ser un buen burgués y un
buen burócrata/ y el pueblo, el
proletariado y todo eso ya no me llama la atención/ hay que vivir la vida, la vida nada más,/ ser sifilítico, fumar, morir alcoholizado,/ en
estos tiempos vale ser burgués, pero un buen burgués./ Es tan difícil, con tanto estudiante rabioso, con tanto intelectual/
de izquierda, con tanto poeta comprometido con la revolución, con
las justas/ reivindicaciones del
pueblo, que difícil es ser burgués,/ por
eso mi camino es de arribista, del solapero, del sabido/ porque en la universidad fui dirigente
comprometido y ahora/ desde una
oficina estatal trato de quitarle sus buenos deseos a mi vecino”).
Este poema no gusto a muchos de esos
“revolucionarios” que habían vivido haciendo la revolución en las cantinas con
sus pláticas dogmáticas, era un llamado de atención. El tiempo se encargó de
probar que aquellos rabiosos que hablaban de revolución terminaron como los
peores serviles de los que siempre vivieron de la miseria de los muchos.
Sergio Castillo, no se quedó en lo de XAUXAL, se
abrió y corrió mundo con el conjunto TIAWUANACO
2000. Fueron momentos en los que buscaba encontrar una identidad propia, no
asumió un compromiso serio con aquellos, con los que terminó siendo amigos que
simpatizó con el trabajo de aquellos, podría decir, no quiso ser remedo de
nadie, y terminó alineándose al movimiento poético “Hora Zero”, con el que buscó
construir su propia voz con propio estilo, y así llega a lo que ahora es.
La expresión de Sergio Miguel Castillo Falconi, se
dio a conocer en libros, plaquetas, dazibaos y poesía mural. Se tiene noticias,
de: “Identidad Nuestra” (1967); “Un gato borda un barco” (1971); “Saudade (1998) ; Mariana (1999); “Silvestre
Morada” (2000);”La encina y los
años” (2016; y, “Después de la
Séptima Puesta” (2017).El último libro tiene 90 pp, con aproximadamente
cincuenta poemas, distribuido en lo que podríamos llamar cinco instancias (“Ala sonora grillo”, “Un quién eres”;
“Después de la séptima puerta”; “Atardescome”¸ y, “Ausencia”), en el que se
reúne poemas escritos de 1968 a 2017. El título de este libro, según su autor,
“tiene referencias a las puertas que dante Alighieri describe en su Divina Comedia; en los que, según dice
“va establecido estados de ánimo y de pasajes cambiantes”.
El Despertar del Fauno: Tengo en manos un ejemplar de SAUDADE (3), libro
de poesía de Sergio Castillo Falconi, poeta de la generación del setenta; de
él, conocía solo poemas sueltos. Todos pedían un libro. Esta entrega pone fin a
(toda) una espera.
Los poemas están en aquel corte, que se le conocía;
no hay innovación en el estilo. La visión que entrega en el contenido de la
expresión, es lo que diferencia a una de otra etapa de ese proceso creativo.
Es un canto a la Soledad. Hay en el fondo una
reflexión con nostalgia, de algo que fue en la existencia de uno. (“No dejaré solo / para ti / esta soledad”).
Quizá haya un asomo -con asombro, a una verdad vivencial. Ese descubrimiento es
un logro, luego de haberse escanciado aquel trago agridulce que no embriaga, ni
deprime.
Si encontrarnos
al fin pudiéramos
¿Sería acaso el final?
O el comienzo de otro cielo
Recogido en tu voz…
Esa interrogante, nunca tendrá una respuesta
definitiva. La vida (como el agua) sigue por el cauce que encuentra, o por el
que abre a su paso; no puede volver, contra la corriente; si se pudiera desandar lo recorrido, para
volver a retomar las cosas ahí donde uno las deja, que fácil sería todo. Pero
no es así. Claro que poéticamente hablando, todo es posible.
Quien quiere darme
corazón
que no le ponga
grillos a la razón.
El poeta, no se pierde en la vorágine de una
existencia de adolescente. Empieza a valorar la vida, como debiera hacerse
desde que se tiene uso de razón. Trata de descifrar en su esencia la vida, para
darle contenidos. Hay un dilema que lo preocupa: el sentimiento y la razón.
Trata de encontrar compatibilidad de ser, a aquello: CORAZÓN / CEREBRO. El
esquema mental esta ahí, pero realizarlo – como poeta, es todo un reto.
Has mirado mis ojos
y has encontrado soledad
He mirado tus ojos y he encontrado
La ilusión
Feliz.
Lo realmente valioso ésta en la persona humana, en
su razón mayor de ser: el amor. La
verdad profunda la encuentro en imágenes como la ya referida. Una mirada tiene
contenidos más allá de lo que a veces, no todos entienden. Muchos no saben
porque tienen ojos, y solo cuando lo pierden entienden del valor de una visión.
Volverá después
Antes que huya la luz,
Reconstruiré
Resarciré
Repondré
Tantos futuros.
La luz esta en todo, como una posibilidad de
salvación: simbolizando vida, para construir esos sueños que todos tenemos.
Todos tienen la posibilidad para alcanzar la felicidad, pero pocos se atreven a
hacerla suya.
Frente
al espejo
Me
transparento
A una calle vacía.
Los silencios y los vacíos expresan una honda
soledad, que el fauno descubre cuando empieza a envejecer. Cuando ve que se le
han ido tantas posibilidades de vida (hay mis cabellicos maire / uno a uno se
los lleva el aire). El poeta, repara en esa existencia banal y momentánea que
se esfuma y se pierde.
Sólo vida intensa.
Canteada piedra
Echada a los pies
De las pasiones
Amando de verdad.
¡Sabes como es!
Esto, quema como el fuego: es como aquella fuerza,
la de un torbellino, que arrasa con las concepciones superficiales de vida: es
el dolor en grado sumo alumbrando realidades.
¿Qué
harás a esta hora,
Cuando busco busco una flor
Salvaje
Para besar
Su
rocío deshojado
en ternura?
Esa es la pregunta, que todos debemos de responder.
El poeta lo lanza así, sin otra intención.
En la temática –del libro- no están los arrebatos del niño malcriado, ni
del adolescente impetuoso que trata de arrasar con todo, ni del romántico aquel
que se pierde en sueños oníricos calientes y salvajes. Es la visión de un fauno reposado,d e aquel que empieza a
envejecer; aquel que se preocupa de su soledad, y de ese vacío en el que se
ahoga y se asfixia.
La poesía nos da, todas las posibilidades para hacer
hablar a los silencios; para encontrar esas verdades que dan razón a todo lo
que existe.
Sergio Castillo Falconi, como poeta, con los
años, logró conocer a profundidad a un fauno; y habla con asombro, de esa
realidad que -a todos- nos toca un poco.
Luego de una lectura detenida, del libro, encuentro
como0 síntesis de toda esa expresión, estos versos “Tú eres mi palabra / con la que hablo a las cosas”.
SAUDADE es un
libro de poesía breve, en el que encuentro no solo esencias de
universos, y verdades que –los poetas- le robamos a la vida; encuentro al
hombre en su verdad mayor, en su preocupación de existencia.
En 1999, Sergio Castillo Falconi, publicó “Mariana”
con motivo del VIII Encuentro Regional de Escritores “Francisco
Carrillo Espejo”. Luego de leer el libro, me detengo en los versos finales
(“¿Quién sabe lo de nadie? / ¿Quién tiene su respuesta?”); con ellas, empiezo
este comentario.
Nadie puede pretender tener la respuesta a tales
interrogantes, sería demasiada pretensión presumir ser dueño de ellas. Cada
existencia encierra misterios no leídos, para
los que no se tiene explicación ninguna. Todo ser viviente es un
verdadero enigma. Los poetas
nacieron para inventar lenguajes para hacer hablar a todo lo que existe.
MARIANA, es un nombre de mujer, de si solo no dice
nada; por lo mismo: para título de un libro de poesía, parece no ser el indicado;
quizá, la intención sea poner en entredicho lo que se acostumbra. Todo tiene
una razón de ser, por lo mismo, hay que desentrañar la intención que tuvo el
autor, al quererlo por título de su libro – aquel que le da. Mucho pasa por
desapercibido en más de las veces, porque no se le pone la debida atención. La culpa
es de uno, y no de nadie. No podemos vivir responsabilizando de nuestras
limitaciones e incapacidades, a los demás. Cada uno labra su felicidad, o su desdicha.
El poeta, dice (“Somos un rumor de río / Un cuerpo de viento / Un sonido”) Somos
eso, y mucho más. Todos se quedan en las notas de un pentagrama conocido; nos e
atreven a descubrir las notas que aún no han sido registradas; las notas de esa
sinfonía que es la vida, va más allá de lo imaginado. Por ejemplo: A la mujer,
a veces, no alcanzan a descubrirle todo lo que tiene y guarda; hay que tocarle
las fibras más sensibles de su ser, para que pueda conocer el real goce; los
que saben hacerlo, conocen de esa sinfonía
propia de los sentidos, y hacer con ella el bello canto de la vida, en el que
todas las palabras y notas no se quedan mudas; la vida – entonces, deja de ser
un silencio, para convertirse en un grito o una melodía. El poeta dice: “El saudade / Es la melodía / que mastico mudo /Una
nada apiadándose de mi modo solo”.(…) Esa ansía en tus labios reventando /
besando / Tu fresca mano acariciando un íntimo sentirse / Tu sabor a mujer
tendida / en el pasto de piel transparente / hecha a tu olor violeta / que te
entregas / te haces mía. / Me hallo
en el paraíso –eso lo dice todo el mundo. / Y ríes / embajadora del sueño. /
Besas / besas adamantina / Este íntimo y último placer / en la geografía menos penetrada / Gimes”).
La vida es una realidad compleja, cuyo contenido se
esfuma y se hace polvo; se hace inmaterial, algo así como un suspiro o un
gemido. Cuando quieren tocarla resulta que es algo que esta más allá de lo que
se define. No todo lo que existe es material. Hay mucho que esta más allá de lo
tangible. Muchos creen que la vida solo esta en lo que tocan, en lo que ven; en
verdad, ella esta mucho más allá, en un a dimensión que no conocen los
sentidos. Son cosas que se intuye; son complemento necesario, de un verdadero
gozo. (“Esta es un sueño tan claro ya te dije / El tiempo / El espacio / un
caer de lluvia / vagabundeando en los aleros”).
El lenguaje mediante el cual nos comunicamos, habla
de lo que se conoce, de lo que se comprende; no de lo que no se entiende. El
profano se cansa dando vueltas alrededor de una periferia, y no dice nada;
creer ser sabio, sin haberlo sido nunca. Muchos de los libros son depósitos o cúmulos de palabras ciegas, que
chocan entre si como en una Torre de Babel. Cruzan y recruzan, haciendo fintas.
Esa expresión de un llamado arte por el arte, son solo trazos que se
visualizan, donde nos e lee nada. (“Que sentido tiene ese nunca / que
perpetuidad del siempre / y que afirmativo un jamás. / No saber”).
“Mariana”,
como libro, es un todo. Un solo poema dice poco. Hay que tratar de
compenetrarse en la unidad del todo, buscar el núcleo, para que asome la
intención de lo que se trata, solo entonces podremos entender y saber en qué
mundo se mueve y vive el poeta.
La nada es imposible que no habla. Es algo que no se
concibe como algo vivo, es naturaleza muerta. Desde que uno existe, no se
concibe aquello. En más de las veces creamos obstáculos insalvables que impiden
que se llegue más allá de lo que debiera.
La poesía no conoce fronteras; abre caminos, in
venta sueños, resuelve sortilegios, crea realidades; si realmente la
entendieran, haría verdaderos milagros. (“es tui llave que te contiene /
aquella que abre un cielo / que espasma y enciende las ganas”).
Saberse amar con un poco de noche
un poco de lluvia
Crecen las ansias
crece toda luz
En la pupila de gozo
puro
sentir
nada más.
En el corazón de esta libro respira, gime y vive una
mujer; una ilusión mortal a la que se le ha puesto alas. Muchos se quedan en la
prenda íntima de ella, creen que lo han conseguido todo, tanto que lo exhiben
como trofeo; pocos son los que ingresan a su alma, a su gozo, para alimentarse
con las esencias de algo divino; por lo mismo, no conocen de esa morada de los
dioses. (“Húmedos los verdísimos montes / y las rocas planas / de cenizas
perennes de trato a tramo / amenazan / entre albas aristas / cual espinas de
rosas pétreas”).
Interesante libro. En el descubro intenciones, donde
el fauno no duerme y hace fiesta. Es la vida maravillándonos con sus cosas. Hay
esta la esencia, el numen, la fuente maravillosa de la vida, a la que canta el poeta.
(“Te canto esa canción añosa y corriges: / Debes ser un otoño / caído en mi
hombro dices / Una vía láctea en el cinturón que sabe desatarse / Tu velado
verso que todo enardecido / Corriges nuevamente / alguien como tú / tiene el arte de decir extrañamente / estar
dentro de ti / solo / Sé cuerdo: / “El sabio poema se hace en la cama”).
Hay algo aún no resuelto de seguro, algo al que aún
no se ha podido robar su verdad; las ansias están ahí respirando en una frustración que no da sosiego. Nadie
puede decir que es dueño de la verdad toda.
Muchos caminan a ciegas, tropiezan a cada paso;
otros intuyen la existencia de ese algo que se escapa, pero, insisten y van
tras él. Hay que saber hacer un triunfo de cada acto vivencial, y se sabrá de
una satisfacción de obra. (“Agradecido me duermo en tu sueño / Voy lento por la
calle / pensando encontrarme co0ntigo / viajera / que atraviesas la calzada /
con tu magia naranja / que contiene la llave del cielo”).
La mujer es la vida perennizándose en el tiempo; es
la llave que resuelve todos los enigmas. Ella le da continuidad al viaje que
todos emprenden, le da una razón de ser al movimiento. Ella no conoce fin en su
crisol de vida. La mujer es la parte que le falta al hombre para realizar su
destino, por eso, todos la buscan. Es el complemento necesario para hacer el
todo. (“Me pregunto / Me apremio para nochecer contigo / Mañana te vas / ¿Quién
queda en la próxima estación? / Un anochecer frente a una desnuda esfinge. /
Amanecer. / La aurora es tu sábana deshecha / tienes todo el espacio / que ama
y quema / Tienes todo el tiempo si quieres / Este calendario que en sus
últimos días / un mudo sol / calidece”).
Es importante saber que en este libro vive la
poesía. No es hojarasca lo que uno encuentra en sus páginas; es la vida
respirando en el gozo de los días. Lo valioso corre como ríos profundos por el
corazón de las palabras. “Mariana”
es agua vivificante para espíritus sensibles.
Sergio Castillo Falconi, se va sacudiendo de esa piel
de antes, en al que lo superficial respiraba, y su poética da paso a un
lenguaje como comunicación valiosa de ese animal llamado Hombre, en una estación
madura de vida.
NOTAS:
(1).- Sergió Miguel Castillo Falconi, nació en 1946.
Fue director Regional de Cultura de Junín.
(2).- UNO POR UNO 1X 1. Huancayo. Poesía, p.3.
Asociación “Gente de Mañana”. Programa de Apoyo a menores Trabajando. Huancayo.
(3).- “Literatura de Junín Siglo XX” de Apolinario Mayta
Inga, p. 71.
(4).- SAUDADE.
Libro de Poesía de Sergio Castillo Falconi. “VII Encuentro Regional de
Escritores”. Ayacucho, 1998. Formato: 14.5 x 21 cm. Edición del Autor. Impreso
en Huancayo.
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