DE CLASE
Por Teodoro J. Morales
Víctor Mazzi Trujillo, nació en Apata (Jauja) el 17
de marzo de 1925. A los ocho días de nacido sus padres se trasladan al asiento
minero de Morococha, lugar donde inscribieron su nacimiento. Él, refiriéndose a
estos hechos, dice "jurídicamente soy de Morococha, pero telúricamente de
Apata”.
Sus padres, son: José Luis Mazzi Vargas (1) y
Fortunata Trujillo Espinoza (2).
Su infancia la vivió en el campamento minero de
Natividad (Morococha). En 1929, ingresa al Centro Escolar Obrero. Luego vivió
en Apata, Jauja y Huancayo. En 1933, sus padres, se trasladaron a San Mateo de
Huanchor (Tamboraque), San Bartolomé donde vivieron, luego a Chosica,
Miraflores y Chilca; refiriéndose a eso, dice “debido a ese forzado peregrinaje
no pude seguir estudios y, sin embargo, por mí solo obtuve mis iniciales
conocimientos leyendo periódicos, revistas y textos escolares que hallaba a mi
paso”.
En 1939, con su familia, regresa a Chosica.
Poeta y escritor, formado por propia inquietud
personal. En 1947 ingresa al trabajo literario con “Reflejos de Carbón”. Es co-fundador del Grupo Intelectual Primero
de Mayo”. Publicó: “Nana para el nene de
la sonaja roja” (Lima, 1968); “A
Lengua Viva” (Buenos Aires, 1975); “Poemas
de Vecindad” (Lima, 1975); “!Poemas
del Albañil” (Tarna,1976) (Guirnalda
de canciones a Chosica” (Lima, 1976); “Poesía
Proletaria del Perú” (Lima 1976); “Memorial
de un tiempo a otro” (Tacna,1978);
y, “No descansada vida” (Lima,
2006).
Para conocer el real espíritu de un escritor, no hay
que quedarse en los libros que alcanzan publicar. Hay un concierto mayor de
testimonios que hurgar; es más muchos de ellos, no pudieron publicar libro
alguno, porque su condición económica no se lo permitió; ello, no significa que
no existan textos suyos publicados en periódicos y revistas u hojas sueltas, y
obra inédita que está a la espera de ver la luz; por eso, hay que buscar esos
testimonios suyos, para llegar a conocerlos en la dimensión exacta su
expresión, y no solo de una referencia superficial.
A Víctor Mazzi Trujillo, lo conocí allá por la
década del setenta. Él, llegó a Tarma con integrantes del Grupo Intelectual
“Primero de Mayo” (1) para participar en un Acto Cultural. Muchas fueron las
pláticas que tuvimos, en las que se habló del trabajo cultural realizado en las
ciudades del Perú profundo, y de la necesidad de promover este trabajo a nivel
de los jóvenes y niños.
En mi biblioteca, tengo alguno de sus libros, no
todos. Muchos de los textos que escribió se publicaron en las revistas Haraui y La Tortuga Ecuestre y en otras revistas y periódicos de seguro. Hay
mucho que dejó escrito, digo esto, porque sigo encontrando nuevas cosas
escritas y publicadas por él, que no había leído. Textos que me permiten
acercarme a un mejor conocimiento de lo que él era, y de lo que represente como
escritor
Julio Carmona, compañero de lucha y de sueños de
Mazzi, en un poema, dice (“Sus paredes
no ostentan ni un diploma /-solo los
de modestia y honradez-, empero / es
profesor de vida y poesía, / especialista
en risas. Cuando asoma / --- “su
infatigable charla el cenicero / o
cuando suelta rienda a la alegría / injuria
y abofetea a la tristeza / que es
bruma en mi país desde hace tiempo.” (…)”sin embargo y con todo nunca olvida / la dirección del viento. Y canta y cuenta / lo que ve, vive, bebe o vivifica” (…) “Víctor Mazzi es el hombre de esa risa, / con Justina y sus hijos vive cerca / del sol, vale decir, vive en Chosica”. Refiriéndose a su
realización y personalidad, Carmona, dice: “vive en el corazón del pueblo” (…)
“fue parte de él, y toda su obra poética y su lucha por un mundo mejor las hizo
pensando en él”. Eduardo Ibarra, por su parte, recordando al amigo y compañero
de ruta en el trabajo cultural, dice “tenía un rasgo característico: ante todo
problema, grande o pequeño, masivo o personal, adoptaba siempre una neta
posición de clase. Esta característica, huelga decirlo, se expresaba en su
poesía” (…) “escribía, pues, o mejor, cantaba desde el hondón proletario” (…)
“Tu poesía va por las calles y los campos llevada por el viento del pueblo, va
conmoviendo sensibilidades y estimulando conciencias. Va por el mundo que, un
día será un mundo de libertad como querías, como queremos”.
La vida fue la mejor escuela para Mazzi, en ella, se
formó y forjó; en el Soneto XXVII (“No solo de amor”, dice :(“Señor lector / su atención y cuidado / que
detrás de cada verso / hay / hombres trabajando”.
Hay algo que, dejar en claro: No siempre un poeta asume una posición y un compromiso en su obra.
En más de las veces, el escritor, opta por mantenerse al margen de una posición
militante. En el caso de Mazzi, quizá sea comprensible su actitud. El asume un
compromiso, partiendo de su propia extracción social; el que se afianza en un
espíritu de Justicia, como absoluto. Dice (“Amanezco, siempre amanezco,/ con
la esperanza de ver dicha en los mercados,/ fábricas embanderadas de humo y ternura/ y el afán de saber si la luz/ penetro
al último rincón de los pobres” (…
…) “Nunca será tarde para ver/
danzar el son en los prados,/ para
decir cosas solemnes/ como quien
tiene gloriosos sueños/ sabiendo que
se aproxima/ La felicidad del rocío
en los geranios”.
Si uno lee, sin pasión ciega, lo que el poeta
escribió, podrá sentir como la vida respira y se agita en cada una de sus
palabras, a pesar de que falleció hace tiempo. Esa emoción de vida del pueblo,
que hizo suyo en su palabra, vivirá siempre; ella, llega a nuestros días con su
verdad, y su emoción, y uno siente ese dolor que él hizo suyo; y uno entiende
que, no es posible que se pueda permanecer indiferente ante la suerte y el
dolor de los demás. En verdad, muchos no han llegado a entender esta verdad que
golpea a diario, y que es una realidad que sangra por todos lados. Es
preocupante que nadie pueda decir nada, que se sientan complacientes y callen,
y que incluso aplaudan todo que se hace.
En el poema “Epinitica”
publicado en la revista “Haraui” N°
44-45,Octubre-Diciembre 1975), dice:
“Antes de caer
rendido por hastío
permítanme ofrecerle un homenaje
a la inmensa madre del cordero
que no nos deja
ni a sol ni a sombra
con estos versos sin resuello”.
Él, tenía claridad de cuál es el papel de un poeta
frente a la realidad en la sociedad en la cuál vive, decía: (“Por lo visto, todavía no hay certeza/ si el poeta debe salir temprano/ en busca de la vida o debe quedarse
pensando” (… …) Es inútil, absurdo, que se quede solo/ tratando como un bobo de pasar
el tiempo/ esperando que al situación
se arregle/ para entrar a escena,
decir algunos versos”. (… …) “El poeta sabedlo, también es un obrero/
de la construcción de un nuevo mundo/
de una sociedad nueva, de un nuevo
hombre;/ debe echar abajo los castillos
del engaño/ trabajando si es posible
pistola en mano”).
No todos los poetas asumen un compromiso con la
vida, en lo que escriben. Muchos se quedan paralizados, como estatuados, ante
la suerte que les toca vivir, y no despiertan de ese sueño al que se abandonan;
digo esto, luego de haber leído lo que muchos
escriben, y de haberlos visto vivir.
La vida, lo ubicó en aquella margen de los
desheredados: supo de limitaciones de todo orden; se hizo en franca lucha
con la desgracia. A la final supo vencer
a todo; para ello, educó su espíritu a fuerza de voluntad, haciéndose escritor
con conciencia de clase.
“No
preguntéis por el amor, el pan o la rosa,
aquí donde es delito pensar a
diario,
decir lo que uno siente;
aquí donde Carmen, la lavandera,
o Juan Raimundo, el ferroviario,
hablan a secas, indefinidamente,
tal como voy haciéndolo entre mis
versos”.
Mazzi, como escritor, defiende la libertad en los
fueron de su espíritu, como una exigencia necesaria, para ser el mismo.
En 1968 ganó el Primer Premio de poesía y ensayo en
el Concurso Nacional “Ernesto Che Guevara”, para obreros, organizado por la
Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Esto marca el hito más importante de
su carrera, tanto que, deslinda un antes y un después.
“Víctimas, cómplices, testigos.
No digáis
que el cielo es nuestro, tampoco
el averno
(son antiguas creencias)
Aquí, ay, tan solo, nos basta
sentir
el golpe del frío en las entrañas
o arder con el bosque de los
sueños
para entender la devastación del
hombre”.
Su poética, es una canción llena de ternura; una
canción de Amor, para con los suyos. Él, tenía claro esto; decía: “El canto es
el latido creador de la poesía. El poeta, ante todo, canta. El canto, de
antiguo, significa modulación de sentimiento. Y, de hecho, se manifiesta en una
u otra forma poética. Y no hay poesía que no cante en voz alta la trascendencia
de su contenido. O, de lo contrario, no es poesía”. En lo que escribe, la
esperanza crece como una enorme posibilidad de realización, en ese mañana que
asoma como justificación a todos los desvelos. Su palabra está cargada de una
fuerza vital; en el fondo, se agita un lirismo como sueño romántico. Su obra,
es un testimonio personal.
“Por más que la vida es dura,
la tierra ajena, el maizal lejano,
te escribo esta carta, hija mía,
como
quien riega con sangre
el huerto del futuro
y espera su facción de primavera”.
Mazzi, era una persona sencilla, creció y se formó
dentro de aquella filosofía que la vida exigió que asumiera. Estuvo lejos de
aquellos convencionalismos, que muchos usan como ropaje. Entendió y aprendió a
querer la vida, a fuerza de los propios
golpes que le dio. No fue un espectador, fue un verdadero actor en la realización
de su destino. No dejo que la vida hiciera de él un simple ganapán; lucho para
conseguir ser, y fue un escritor.
En su poesía, la palabra se alza con esa emoción
social, que rara vez se encuentra en otros; es un verdadero himno de lucha
contra el infortunio. Su expresión, tuvo aquel sentir de los que sufren; de los
que llegaron a conocer la necesidad como principio, en su realización.
En sus años definitivos se preocupó por alcanzar una
expresión dentro de aquellos esquemas estructurales de un academicismo. Renovó
sus lecturas, y trabajó en torno a un “Taller de Poesía”. Todo esto le permitió
depurar su estilo. Esa preocupación suya, quizá, hizo que en su palabra se
perdiera aquella fuerza vital que la caracterizó en sus inicios.
Mazzi, es un exponente de la poesía social en el
Perú. Su universo vivencial está lleno de imágenes propias, de aquellas
limitaciones que le impuso la vida, las que ensordecieron su canto. En él,
encuentro al eterno combatiente, aquel que levanta su trinchera a fuerza de palabras,
desde donde disparó poemas llenos de amor y esperanza.
“Yo no voy a poner pájaros en la
rama
deshojada de la patria
ni a soltar veleros de papel en
el llanto.
Voy a confundirme entre esas
multitudes
que levantan puños de amor y de
pelea,
voy a escribir con sangre –bajo
la luna
de octubre- la biografía de nuestras luchas”.
En definitiva puedo decir: su obra es la expresión
consecuente de lo que le tocó vivir, por eso, en su poesía, fija una posición y
compromiso de clase, la que está lejos de ser panfletaria. No se encadena a los
compromisos de un Partido, ni a los intereses egoístas de una determinada
clase; su compromiso es con el ser humano, con su destino. Hay un sentido de
humanidad en grado sumo; ese, es su mensaje. Él, decía: “soy un poeta de
procedencia y experiencia proletaria (por la sociedad clasista que padecemos).
Y creo –desde ese punto que mi poesía es un riguroso producto de clase. Poesía,
repito de clase obrera por su expresión y su talento que lo caracteriza y que
se entrega a la conquista del amor y el sustento como de todas las
complacencias del espíritu” (…) “no podría definir mi poesía de otra manera,
pues escribo como canto (o canto como escribo). Evitando, claro está, dejarme
ganar por el canto de los cisnes o la proclama de los búhos”. (Declaración,
Noviembre 1974). Así lo conocí, con esa consecuencia de vida expresada en lo
que escribe, y así vivirá por siempre.
NOTAS:
(1).- En Apata, “se origina el tronco familiar,
Mazzi-Vargas., su abuela María Belén Vargas Andrade se casó con Carlo
Mazzi Paccelli, nacido en Génova (Italia), ellos, tuvieron cuatro hijos, tres varones
(Carlos, Máximo y José) y una mujer (Hortencia), todos nacidos en Apata
(Jauja).
(2).- Ella nació en Ambo (Huánuco, descendiente de
abuelos españoles.).
(3).- “La Fundación del “Grupo Intelectual Primero
de Mayo”, corresponde al proceso de
maduración y organización de la clase obrera, a través de lineamientos
políticos e ideológicos definidos tanto en la tribuna nacional como
internacional, o/ como Víctor Mazzi Trujillo, lo destaca: “Los aedos
representantes de la poesía de la poesía proletaria no irrumpen en los dominios
de la literatura nacional sino hasta poco después de iniciada su organización
del proletariado y de fundamentada su base social y política por la
orientación, y el análisis sociológico de José Carlos Mariátegui y la obra
teórica y práctica de César Vallejo”(“La Moral y la Filosofía en la Vida y Obra
de Leoncio Bueno Barrantes. Trascendencia de su unidad como Hombre y Poeta” de
José Pablo Quevedo).
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