CRONWELL JARA: LA BELLA EXPRESIÓN EN LA
POESÍA
Por Teodoro J. Morales
Cronwell Jara
Jiménez (1), es narrador por excelencia; y en “Colina de los Helechos” (2) lo encontramos en la poesía.
Poemario
breve, en él reúne catorce poemas. Luego de leerlo, me invita a escribir este
texto valorativo; lo hago, tomando ese universo de expresión como un todo, y en
esa dimensión: encuentro en este poemario a la ausencia hablando de esa
soledad de siempre que acompaña a todos. El poeta, empieza diciendo: (“Nada he vuelto a saber de ti/ desde que te fuiste de la aldea sin
avisarme / y no sabes cómo,
vanamente/ te he llamado casi
enloquecido, de una colina a otra” (…) “¿Adónde fuiste? Ni tú lo sabes bien./ Tú sólo llegas como derramando lilios, desde siempre/ donde yo te sueño, me lo dicen,
sorprendidos, los rocíos”).
La
soledad siempre estuvo en uno, en toda la hondura de ese misterio que lo
envuelve; y estará, hasta donde la vida se lo permita, en esa eterna huida del
todo y de la nada. En ese eterno conflicto de existencia, creció toda esa
aventura nuestra, que el poeta lo descubre en su palabra.
La
poesía china no conocida por muchos, en su honda belleza, encierra mucha
sabiduría. Por lo visto, Cronwell se acercó a ese universo maravilloso y heredó
de ella su versatilidad y dulzura de expresión.
El
poeta, dice: (“A la cristalina espada
opongo la línea de un verso,/ inútilmente
el filo del metal osaría abrir en dos la/ montaña,/ pero mi corazón si
puede unir dos mundos/ con un puente
de crisantemos”.- “Li Tai Po
Recoge una Vieja Espada”).
En
todas partes, a diario, se publica “poesía”, huérfana de alma, expresión muerta
que no dice nada; y aquella se da, como un simple ejercicio de búsqueda ciega
de la forma, a la final: no dice nada.
El
poeta, no se preocupa de entregar extensos discursos. La poesía no lo exige; la
buena poesía, concreta síntesis de expresión. Cronwell Jara, en catorce poemas,
descubre hondos misterios de vida, y los hace hablar en un lenguaje que respira
en el espíritu de todo el que lee lo que escribe.
Leo
“Paisaje de la Sierra Norte”,
y encuentro a la soledad inmersa en una ausencia: (“Cuántas veces he vuelto a cruzar el puente colgante/ del ciruelo,/ del que cuelgan, grullas y flores, las lianas del crepúsculo/ sobre el gran lago;/ ¿y fue sólo una vez que contigo lo
cruzamos!. (…) “Solo está desde
entonces para siempre/ por mucho que lo transiten multitudes de hombres y
mujeres” (…) “triste, parece te
espera a veces/ entre la lluvia y el
abismo/ como una rama desgajada y
todavía floreciendo” (…) “Bastó esa
noche, y ya sin fin, su soledad florece:/ Se repite por tu ausencia, cada vez mil veces”.- “Paisaje de la Sierra Norte”).
La
belleza siempre estuvo presente, en todo lo que existe; en más de las veces,
resulta que uno -en la vida- pasa ajeno a todo y no bebe en sus ojos la belleza
que ella entrega (“Solo, este aire, vacilante
y enlazado el iris fino/ del trino
transparente, chispeante/ y oculto
en el corazón de su plumado círculo”. --- “Sólo, este espacio, esta loma en lluvia de lirios/ pincelada en peciolo de rocíos y niebla
ondulante/ en lento, meditativo
remolino”. --- “A través de esta diáfana
soledad, la soledad misma/ suspendida,
a su vez, parece/ en la espiral de
otros más hondos e innumerables vacíos/ (Amor mío amor mío/ cuánto no
te he llamado, cuánto no te he buscado/
y preguntado por ti, ciego, a todos los elementos;/ y cierres con tus dedos de claveles, con tus/ palabras de oro,/los
procelosos pórticos de este corazón/ que
sin ti, me precipita a todos los abismos… “”Poeta Bebiendo sobre el Velero”)”.
La
vida y su eterno conflicto, siempre nos enfrenta a esa eterna lucha con esa
soledad que nos acompaña como una sombra en nuestras vidas, con la que se vive
en eterna contienda: (“¿Habrá otro
guerrero de la enemiga tribu/ a
quien aflija esto que este guerrero cavila/ y esté predestinado a caer bajo mi flecha?.--- “¿Gozará de los placeres del vino, y también/
contemplará los ascensos y descensos del
buitre,/ aquel otro, que a su vez afila
la flecha/ que, inexorable y
predestinada, se incrustará en mi?”- “Adivinación
en los Espejos”).
Es
posible que otros que lean “Colina De
Los Helechos”, encuentren y
descubran otros ángulos de riqueza expresiva en el libro, que así sea; en la
lectura que hago, encuentro hablando a esos silencios del poeta en esa soledad
y una ausencia.
NOTAS.-
(1).- Cronwell Jara Jiménez, nació en Piura en
1950. Licenciado en Literatura por la UNMSM. Dirigió el TALLER ITUNERANTE DE
NARRATIVA BREVE. Tiene muchos reconocimientos: Primer Premio de Cuento en el
Concurso “José María Arguedas (organizado por el Instituto Peruano Japonés)
1979; Primer Premio ENDAR-PERÚ, Cuentos para TV, 1979; Primer Premio COPE de
Cuento 1985. Ha publicado: “Hueso
Duro” (1980); “Montacerdos”
(1981); “La Huellas del Puma”
(1986); “El asno que voló a la luna”
(1987); “Patíbulo para un caballo”
(1989); “Babá Osaim, cimarrón, ora por
la santa muerta” (1990); ”Esopo,
esclavo de la fábula” (2006); “Cabeza
de nube y las trampas del destierro”; “Manifiesto
del ocio”; “Academia de la tristeza”
(2010); “Puma dos Cristos” (2015), “Faite” (2016), y otros.
(2).- “Colina De Los Helechos”, 20 pp. Editor: Michael Alberto Jiménez
Melchor. Diagramación: Uchu. Fotografía del autor: Rodolfo Moreno. Primera
edición, Mayo 2017. Tiraje 200 ejemplares. Se terminó de imprimir en LA
MADRIGUERA TALLER, en el mes de Mayo del 2’017. Formato: 14. 5 x. 20. 5 cm.
Agradecidos estamos por el texto con respecto del libro de Cronwell Jara.
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