Tuesday, July 4, 2017

ARMANDO CASTILLA MARTÍNEZ: UNA POÉTICA EN DIMENSIÓN DE HOMBRE Por Teodoro J. Morales

ARMANDO CASTILLA MARTÍNEZ: UNA 

POÉTICA EN DIMENSIÓN DE HOMBRE


Por Teodoro J. Morales




No todos  han leído su obra, de seguro. Tantas cosas no se conocen, a pesar de que se han publicado. Hay mucho por redescubrir en todas partes. Armando Castilla, es uno de esos valores que hay que rescatar desde un olvido. En lo que escribe, encontramos una realidad de vida, que habla a través de los labios del pueblo.
Armando Castilla Martínez (educador, escritor y poeta), nació en Apara (Jauja) el 24 de diciembre de 1923. Hijo de Lizardo Castilla y de Angélica Martínez Ponce. Estudió en el Colegio “San José” de Jauja, y los superiores en las Universidades de Trujillo y San Marcos, y al concluirlos optó el Título de Profesor de Educación Secundaria. Fue director titular del Colegio Nacional Mixto “Inca Garcilaso” de Acolla y en la G. U. E. San José de Jauja. Miembro del Consejo de Redacción de la revista “Jauja”. Fue profesor titular del Colegio “San José” de Jauja. Publicó: “Cuaderno de Lenguaje y de práctica Gramaticales Dirigida”.
Ha publicado, en creatividad literaria: “Canto a los Pájaros Fruteros” (1962), “Oscura Lágrima” (1958), y, “Poemas de Amor y de Ternura”. Es posible que existan otros, que no han llegado a mi conocimiento. Dejó obra inédita.
En “Canto a los Pájaros Fruteros”, Gustavo Valcárcel en su “Carta sin Pretensión de Prólogo”, dice: “Has tocado, un tema extraído de la realidad de nuestro pueblo; y lo has hecho de espaldas a la estafa “onírica”” y al “surrealismo maricón”, al tiempo que agrega “estás andando tras lo que más queremos: una literatura enraizada en nuestra realidad”.

“Me duele el trigo cogido entre mis manos
y quisiera un nido de alero enternecido
y sepultar tu rostro de gemidos
tu montaña de ausencia y abandono”.

En provincias, muchos se erigieron en poetas y censores, y negaron derecho a que la poesía brotara con esa frescura y esa hondura de alma. La poesía es eso, transfiguración de la vida en la palabra; es la multiplicación de todas las instancias de nuestro ser sensible. Hay que saber ponerle a la palabra no sólo esos colores de la fantasía, sino también esa fuerza vital que le da el alma.

 “crecerás a la sombra de la estrella
del arrullo musical de los trigales
cuando nazcan a la vera del camino
las veloces golondrinas de la aurora”.

El poeta no se detiene en una visión nocturnal, aquella que crea los infiernos, con los que meten miedo y asustan; no se distrae, como un tonto, en la forma ciega que se hunde en el vacío; ni atiborra sus sentidos con esas imágenes gastadas y viejas que se fijan en las replanas. No hay esa repetición de sonsonete, que busca el aplauso. El recrea, con su palabra, la vida; le da contenido. Dota de luz propia a un problema social, descubriéndonos una verdad desde la dimensión del hombre.

 “Te fue negado hasta la gana de estirarse
natural y animalmente”.

Hay una apertura de vida en la esperanza; un empezar, sabiendo que la espera dejará de ser tal en un próximo mañana, que aquello será (toda) una realidad por la propia fuerza del sino de los tiempos. El libro bien puede ser considerado como el pórtico de un amanecer deseado.

 “Y así
sencillamente
como quien llega a la sombra querida de la casa
ahuecas mi corazón y haces tu nido”.

No es la palabra muerta del olvido, no es la imagen perdida en un mar de símbolos extraños. Es la verdad emergiendo de a poco, como una canción que se cantará con alegría, un día no lejano. Es la esperanza a la que viste de poesía, es la palabra viva escrita con la propia sangre de uno. Hay un corazón latiendo, con auténtico realismo, bajo la mágica belleza de este canto.

 “Aquí están
aquí estamos todos los “pobres irremediables”
 “el niño triste y sin palomas”
la madre muerta en el dolor del hijo
amasando justicia
la canción del trigo y su desvelo”.

No es la palabra hueca, vacía, ni el ánfora de un sueño. Es la palabra justa, sin esos enredos que esconden los prejuicios. Es la vida, la que le da contenido. Lejos de sumirse en un abandono moral, se levanta enarbolando una fe como bandera. Esta energía es la que salva; la que hace eterna, a la palabra.

“Decirle de una vez por todas:
 El alba va cargando
de piedras y palomas
de tanto corazón ciego y desvelado”.

No siempre asoma un poeta, en los libros que se publican. Armando Castilla es poeta por derecho propio, no porque lo diga yo. En ese camino de la esperanza me encuentro con él, con esa misma fe, con esa misma ternura que hace grande y eterno lo sencillo.
En la poesía de Armando Castilla, también habla el amor. En 1958, publicó “Oscura Lágrima” (1). Reúne dos libros (“Oscura Lágrima”, 20 ´’poemas, pp. del 1 al 35; y, “Piedra de Muerte Múltiple”, 26 poemas, pp. 37 a 77.
Muchos han escrito sobre la mujer y el amor, pero, no siempre, al leer lo que publican, uno se siente vivir en la palabra; digo esto, por qué, ese sentimiento no le desconocido a nadie, y, todos sabemos de lo que se trata, aunque no se pueda definirlo con palabras.
El libro trae una hermosa dedicatoria, dice: (A mi madre: el poema más bello y doloroso de mi vida).
Armando Castilla, es dulce y verdadero en su expresión, su sentimiento brota así con la sencillez con la que viene a él la vida:   (“Yo te quiero endulzada de puquiales/ como surco de chacra en primavera/ que te dé mayo su corazón de choclo/ y el nidal su tibia blandura de recuerdos/ que te dé la tarde su paisaje/ tembloroso de guindos y geranios/ y el agua que discurre/ más suave que el beso de la brisa/ su blandura de flor/ de ala y suspiro”.-“Fruta Nueva”).
No siempre llega a uno esa dulzura en una expresión. Leo el libro, y siento la verdad de su expresión por que la encuentro a diario hablando en el paisaje que me rodea.
El amor, en su naturaleza, es eterno. El poeta, la define con ese conocimiento que le dio la vida: (“Una algarada de palomas y torcazas/ anunciará tu paso” (…) “El arrullo de las espigas verticales/ se calará/ muy hondo/ en el tiempo de tus cristales lunados/ y/ picoteando en tus senos el alba de oro/ descubrirá el secreto/ del agua y de la fuente”.- “Presencia de Eternidad”).
Hay que haber vivido, haber hecho de uno la fuerza de esos embrujos, para inventarle ropaje y vestirla en la expresión de fiesta (“Tu beso será como la brisa/ que ovilla las añejas tristezas de los hombres/ tus manos tejerán/ del agua de las lluvias/ la dicha de los pájaros/ la esperanza secreta del amado”.- “Dulce y Suave Colegiala”).
El amor esconde hondos misterios. Muchos no alcanzan a beber a plenitud  en esa fuente, porque la vida es un permanente acabarse hundido en ese vacío misterioso donde la vida navega como un barco a la deriva (“Morirse así inexorablemente/ tan sin remedio/ sin un beso de amor entre los labios/ con tu imagen sepultada/ en la oscura estancia del deseo/ con mi anhelo/ viajero”. - “Morirse sin haber amanecido/ sin  tener todavía un pasado/  sin un tris de ventura/ Y ella/ tan lejana/ tan ausente de mí en su destino/ sin importarle esta montaña/ de dolor/ este rebozo de quebranto/ este irse cayendo de esperanza herida” (…) “La ausencia ha de seguir cavando/ mi nostalgia/ esculpiendo tu imagen/ en la más honda y espantable desnudez/ burilando tu imagen/ en la más desencantada arena”.- “Imagen de la soledad inesperada”).
Al amor la encuentro en esa otra cara que ofrece, el olvido. (“Todo ha crecido en el olvido/ sin olvidarte./ Olvidarme a mí mismo es imposible” (…) “Aún siento el contacto/ de tus manos/ la lluvia menuda de tu voz/ y tu tristeza/ resbalándose/ hasta la misma urgencia de la muerte”. (…) “Aún la lejana retama/ de tu nombre/ es un río de perfume/ en el vacío de los silencios breves./ Aún la esbelta ternura/ de tus ojos/ es una flecha que atraviesa/ el llanto/ la delgada materia del olvido”.- “Todo ha Crecido en el Olvido”).
El amor tiene verdades que van más allá de todo lo que  uno imagina. Muchos van tras de ese sentimiento, y no alcanzan a conocerlo plenamente en su vida El poeta habla de esa su búsqueda, y dice: (“buscarte en la noche vestida de leyendas/ en la extremada pupila de la tarde/ y no encontrar/ nada más que el viento/ con un tremendo cansancio sin fronteras” (…) “es como tener enredada entre mis manos/ tus senos que proclaman  su blancura/ y sentir abatirse entre tus ojos/ un cuajo muy oscuro de gemidos”.- “Radiografía del Sueño”).
En medio a toda vida, la ausencia siempre esta como una sombra siguiéndola siempre, ella, no falta ni está ausente en ella. (“Mis sienes han sentido/ la dulcísima suavidad de tu nostalgia/ mis hombros/ las añejas tristezas de los hombres”. – “”Lo mismo da”. – “Mis manos se extasían/ o se desmayan/ buscándote en el viento de la tarde”. – “El temblor de tu nombre es un sollozo”. – “He de crecer a oscuras/ a la vera del hueso y de la lluvia”.- “Lo mismo da”.
En todo lo que se ha escrito, sobre la poesía de Armando Castilla, que he podido leer, encuentro que ninguno llegó al corazón de su expresión, ni pudieron asir la esencia de su espíritu. Todos se quedaron en una contemplación superficial de solo la forma de su palabra, ninguno se atrevió a ir más allá, y así de fácil festejaron su ningún hallazgo.
En la poesía de Armando Castilla, está hablando la propia vida, la que se expresa en una honda visión metafísica de ella. Hay dolor de vida, desesperanza tejida con esencias de su propio dolor, de entre el que renace para vencer al mismo olvido; por eso dice: (“Yo te amare como el viajero ama el camino/ como la noche el espigado drama/ y en un gemido de sombras tiernas/ serás la tarde vestida de ilusiones/ la esfera blanca de mis marchitas sienes”.- “Ausencia Florecida”. 
En el segundo libro, que incluye “Oscura Lágrima”, el poeta, empieza inquiriendo: (“De que raíz amarga y fiera/ de que distancia añeja/ de que temblor/ de que alarido/ de dónde este acarrear de soles moribundo?”.-“Piedra de Muerte Múltiple”). Esa interrogante, encierra todo el misterio de la vida. Habla de ese su eterno conflicto, donde la muerte es el principio de la vida eterna. El tiempo en su historia de siempre y nunca: (“Ser en la distancia es morirse en humillante lucha/es traer la cuenca de las manos/ vacías/ es fatigarse/ correr tras la dulzura de un beso/ asirse a la vida como un loco”. (…) “Ser en la distancia es no ser/ o serlo a medias/ es flor de olvido/ acabamiento/ llanto de ocasos que agonizan/ distantes/ entre la mar y el sueño”.-“Ser en la Distancia”). Para terminar al fin conociendo lo real hermoso, en el que:. (“Volverán las horas felices del olvido/ y en el granero habrá trigo de amor/ y no tendremos más que paz y dulzura para la mesa/ para las horas de amor sobre la tierra”.- “”Dejadme Soñar”.
Siempre se trató de medir el tiempo como si eso fuese posible. No alcanzamos a entender que todo va más allá de lo que se cree es. (“Algo muere en cada niño/ en cada ojo/ en cada estrella/ nacida en el albor del sueño”.- Las Harinas del Alba”.
Es una poesía de hondo sentir existencial. Trata de razonar partiendo del sentimiento humano, su nacimiento (principio y fin), y, con  imágenes y figuras tratamos de perennizar su  paso. (“Quiero sentirme azul y rosa/ en la trastienda de mi yo orgulloso./ Quiero que colmes el cáliz de mi vida que se agosta/ y que, al devolverme mi alma pura de niño enamorado,/ no se te olvide de que estoy muy solo,/ que están húmedos mis párpados que llueven”-Imploración”).
La angustia, es ese dolor que se expresa de mil maneras: (“Eran los días en que la rosa aún ignoraba su destino/ y los ríos hablaban con dulzura/ en la misma lengua de los pájaros./ La inocencia habitaba/ en el palacio de una gota de rocío/ y en la más tierna y remota infancia de las hojas/ era un enigma la fábula del hombre./ En la raíz inmarcesible de los bosques inaugurales/ las fieras poseían el corazón de la paloma./ Quiso Dios recrearse y creó al Hombre/ nacía la aurora para llegarse noche/ y el suspiro manó/ y la lágrima/ en el primer pecho”. (…) “Dios nacía hecho hombre/ polvo y médula/ mortal en la lejanía/ saboreando/ los sábados/ de aguacero y otoño/ las tardes sin nadie/ sin noticias/ sin sabor”.- “Dios no sabía de la Tristeza”).
Los juicios de apreciación que se emitió de su obra no son muchos: Isabel Córdova Rosas, dice “La fuerza lírica de sus versos se transparentan en su voz emocionada y tierna”(1); para  Ruperto Macha, ella, “traduce al hombre saturado de melancolía ancestral que amalgamando vísceras y árboles desde su línea en pena no pierde el afán de poblar alguna vez sus desiertos e incendios amorosos”; y para Apolinario Mayta es “el poeta de los ritmos precisos y de metáforas delicadas”.
En definitiva podemos decir que Armando Castilla Martínez, es el cantor de la tierra, quien en su palabra traduce los sentimientos de vida del hombre. (“Mi canto es brisa en los trigales/ paloma blanca para tu chola de capulí y almibar/  dulce como el beso del viento en alcaparra/ como pisar la hierba bien descalzo/ como abrevar la madrugada/ en el limpio chorrito del misterio Inanya”. – “Mi canto es la caricia de Yanajá/ su sueño de musgo y berro/ espiga de agua de rural mañana/ salvia olorosa”.- “Canto a la Patria Pequeña).  Donde, (“Todo florece/ bajo el Agua de signos extraños/ en la columna misma de la imagen/ la claridad que inunda caminos de sueños/ tal como una lágrima/ el murmullo de lejanas estrellas/ el diálogo de la soga y de la muerte” – “Los hombres en su raíz de estrellas/ árboles heridos por caminos abstractos/ respirando/ enajenándose de tanta hembra/ de tanta tristeza/ asolando la unidad del hombre/ preguntándose de lirios/ de manzanas/ de los ojos ausentes de los niños”).- Fauna Sagrada”.



NOTAS
(1.).- “Oscura Lágrima” (Poemas), 80 pp. Librería “La Universidad” Editorial. Se terminó de imprimir el 17 de octubre de 1958 en los Talleres Gráficos P.L. Villanueva S.A. Lima. Formato: 13.5 x 21 cm.
(2).- “Nueva Literatura de Junín” de Isabel Córdova Rosas. Editorial San Fernando. Huanca, 1982, p. 157.








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